CHILE (ANB / Tomado de
elfinanciero.com).- La
cooperación para el desarrollo que otorgan organismos mundiales a América
Latina y el Caribe pasó de representar el 14 por ciento de todo lo otorgado en
el mundo en los años 60 a ser actualmente el 8 por ciento.
La baja se ha dado tanto en términos comparativos en relación con la
participación de otras regiones en desarrollo como en términos de su Ingreso
Nacional Bruto (INB) medio. Esta tendencia se ha acentuado en la década del
2000 con la aprobación del programa de desarrollo centrado en los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, indicó un reporte de la Cepal.
En términos del INB regional, la cooperación dirigida a la región pasó de
representar más del 1 por ciento en los años 60 a un 0,4 por ciento en los años
noventa y un 0,22 por ciento en la actualidad.
El reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
"Los países de renta media" explica que la menor cantidad de recursos
para la región se debe a la metodología que utilizan actualmente los organismos
para asignar estos recursos, pues sólo toma en cuenta el ingreso per cápita del
país y no desigualdades como pobreza, fiscalidad, salud, educación, entre
otras.
Para evitar que los países más pobres (como Haití y Nicaragua) concentren
la mayoría de los recursos, la Cepal propuso un enfoque alternativo que tome en
cuenta otras desigualdades y así agrupe a los países en otras categorías según
sea el objetivo de la cooperación que se está solicitando.
"Un sistema de cooperación internacional que considera como elemento
central dicha brecha no necesariamente refleja los desafíos del desarrollo de
un conjunto amplio de países que pueden tener un desempeño relativo mejor en
términos de ingreso pero que de todas formas tienen amplios caminos por
recorrer en términos del desarrollo", señaló el documento.
En la categorización hecha por la Comisión se demuestra que es posible
formar distintas agrupaciones de países según las brechas que se incorporen en
el estudio. "Una visión inclusiva del desarrollo exige que se tomen en
consideración las distintas brechas que enfrentan los países y estos deben
establecer sus prioridades de desarrollo y ponderar las distintas brechas. En
el ámbito de cada país, el peso relativo de las distintas brechas es distinto,
ya que algunas son relevantes en un país pero menos relevantes en otros".
Por ejemplo, Costa Rica tiene una alta brecha en fiscalidad -la segunda más
alta en la región-, pero la segunda más baja en brecha de género. Una
cooperación que está destinada a proyectos para mejorar la recaudación fiscal,
por ejemplo, debería analizar a Costa Rica con base en la brecha de ese sector
y no en el ingreso per cápita.
Santiago, 31 agosto 2012 – L.F.C./
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