VENEZUELA (ANB / Información de Semana).- Miembros de la Guardia Nacional Venezolana rodean a los civiles. Los
arrinconan y los encapuchan, como si se tratara de la mal recordada cárcel de
Abu Ghraib, en donde se torturaba prisiones en Irak y se los llevan. ¿Por qué?
“Para torturarnos”, responde una de las víctimas.
Se trata de un
indígena que señala la causa: “Porque esta es tierra de nadie. Ellos aquí
imponen su ley cuando quieren”.
Ante semejante
denuncia, el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, decidió ir en persona
a inspeccionar qué ocurría. Allí, en Guanía, encontró un volumen de denuncias
que lo dejaron inquieto. La Defensoría,
por ejemplo, recibió información delicada de la población del corregimiento
Cacahual en este departamento fronterizo con Venezuela. En esencia, ésta
sostiene que desde las tres de la mañana del día 10 de mayo, hombres de la
Guardia del vecino país llegaron al lugar y sin fórmula de juicio procedieron a
atropellos.
La mayoría de
lugares son indígenas dedicados a la minería artesanal. No era la primera
denuncia. A este organismo han venido llegando informes similares. En este
caso, todo apuntaba a algo más grave. Se advertía que entre 10 y 15 hombres de
las fuerzas armadas de Venezuela se llevaron dos embarcaciones de la comunidad.
Pero eso no fue
todo sino, que cargaron con elementos que ‘incautaron’: enseres, alimentos, dos
planta de energía, dos motores para ‘lanchas voladoras’, 4 tambores de Acpm y 3
de gasolina (cada uno con 55 galones), y hasta un anillo de los moradores de la
zona aledaña a Caño Sapo, afluente del río Atabapo, en jurisdicción colombiana.
“Todo se lo llevaron”. Como si fuera un botín de guerra.
El corregidor de
Cacahual, José Domingo Arana, quien hizo presencia en la zona, reportó que los
hombres de la Guardia Venezolana le solicitaron que apagara su celular, y luego
de hacer que bajara de su embarcación se llevaron retenido a su barquero río
arriba. Según el funcionario, este hecho es un atropello contra la comunidad de
la zona.
Otálora señaló
que “los pobladores de la zona se quejan del continuo ‘boleteo’ por parte de
las autoridades venezolanas, que les están exigiendo como cuota 300 gramos oro
para poder hacer una actividad que insisten es en territorio colombiano”.
Incluso, el
último reporte entregado a la Defensoría del Pueblo, regional de Guainía,
advierte que los hombres de la Guardia volvieron con una intención malévola:
Que les devolvían los bienes ‘incautados’ si los pobladores colombianos les
entregaban dinero a cambio.
Según el
defensor del Pueblo, Otálora Gómez, esta no es la primera vez que hombres del
ejército del país vecino incursionan en territorio colombiano. Por lo tanto,
solicitó la intervención del Ministerio de Defensa y de la Oficina de Asuntos
Consulares de la Cancillería para que intervengan. En la zona, los ánimos están
caldeados. Los indígenas de Inírida, cansados de los atropellos, ya empezaron a
armarse con palos y machetes. Es decir, que en cualquier momento explota un
conflicto de mayor gravedad.
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