LA PAZ, BOLIVIA (ANB).- Retardación de justicia, encubrimiento e
impunidad. Con esos conceptos se valora el proceso que inició la Fiscalía hace
un año para dar con los autores intelectuales y materiales de la violenta
represión policial ejecutada en contra de la VIII marcha indígena en defensa
del Tipnis. Así lo sostienen algunos de los afectados, defensores de derechos
humanos y juristas.
Cuando está en vigencia el nuevo sistema de justicia plurinacional, el que
se había planteado como una mejora al anterior, y cuando se han agotado los
plazos regulares para el inicio de un juicio con acusados identificados, la
querella se encuentra empantanada y solo se ha imputado al exsubcomandante de
la Policía Óscar Muñoz y al exviceministro de Régimen Interior Marcos Farfán.
Mientras que otros de los presuntos implicados por los delitos de
secuestro, vejámenes y genocidio, como el exmininistro de Gobierno Sacha
Llorenti, o el exjefe de Inteligencia de la Policía Víctor Maldonado, se encuentran
fuera del proceso.
De hecho, Llorenti fue nombrado por el Gobierno embajador de Bolivia ante
las Naciones Unidas, mientras que Maldonado, que estuvo presente durante la
refriega, fue ascendido a comandante nacional de la institución verde olivo.
Los fiscales José Ponce y Patricia Santos, encargados del caso Chaparina,
están denunciados por retardación de justicia, incumplimiento de deberes y
resoluciones contrarias a la CPE por parte de los querellantes del caso
Chaparina. No se pudo establecer comunicación con ninguno de los
investigadores, pues no contestaron sus teléfonos.
Aida Camacho, abogada del Movimiento Sin Miedo (MSM), querellante en el
caso Chaparina, ha explicado que la causa apunta a pasar a la justicia
internacional. “Esperamos que la fiscal de distrito de La Paz, Betty Yañíquez,
se pronuncie sobre la exclusión del acusado Llorenti del proceso y su
nombramiento como embajador ante la ONU”, manifestó. Si la causa no avanza de
la etapa preparatoria, se buscará llevar el proceso ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que luego pase a una corte.
Rafael Quispe, exmallku de Conamaq, padre indignado de una niña que fue
golpeada y secuestrada durante la represión, también guarda expectativas de
llevar el caso ante la CorteIDH, porque, para él, no existe Estado de derecho
en Bolivia.
Para el exdefensor del Pueblo y activista de derechos humanos Waldo
Albarracín, la paralización del caso Chaparina es una prueba de que la nueva
justicia plurinacional no ha cambiado nada y pone en tela de juicio su
independencia del poder político. Mientras que la diputada del MAS, Betty
Tejada, pide salir de la lectura política del caso y exigir información y
fiscalización al Órgano judicial.
Mientras la causa duerme, nadie paga por los delitos cometidos contra los
indígenas del oriente boliviano.
La justicia debe ser para todos
Carlos Hugo Molina / Abogado
La aplicación selectiva de la justicia con relación a las personas
incriminadas, en razón de las acusaciones, por los tiempos en los cuales actúa
y por las penas aplicadas, parecería que están logrando sedar la conciencia y
la sed de justicia de las personas de buena voluntad.
Estamos perdiendo el asombro frente al turbión inmisericorde que
está arrasando con la función más alta de las relaciones humanas en sociedad,
el reestablecimiento del daño causado y el respeto a los derechos desconocidos.
La justicia no puede ser venganza ni favor. La justicia es justicia si es para
todos. Y se debe aplicar aunque los acusados sean exfuncionarios y aunque los
afectados no tengan más influencia que cualquier ciudadano común.
Del rosario de situaciones con los que el proceso de cambio nos está
enfrentando, posiblemente es el que se refiera a la justicia el de mayor
complejidad y degradación. No se trata de un simple trámite administrativo que
puede modificarse en cualquier momento en razón del cambio de condiciones
burocráticas. Es la violación de los principios elementales de la libertad y de
la vida lo que están en juego. Y la justicia revolucionaria, si no es humana,
no es justicia.
Chaparina es un grito a los cielos en las cuatro variables que hacen
a la aplicación de justicia: sujetos, acusación, oportunidad y sanción, y
tienen resumido en ese lugar geográfico, la suma de toda la perversidad en la que
puede incurrir el poder para lavarse las manos.
Las crónicas gráficas y los testimonios recogen la sorpresa
que puede producir la agresión perfectamente organizada. Esa sorpresa que cada
día que pasa se transforma en indignación.
Apuntes
- El 25 de septiembre. En 2011, luego de que la columna de indígenas
contrarios a la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos
avanzó por Chaparina, un grupo de 500 policías antimotines intervino el
campamento de la marcha, golpeó a los manifestantes, los maniató y secuestró.
- Imputados. Los fiscales del caso, Patricia Santos y José Ponce, solamente
determinaron imputar al ex subcomandante nacional de la Policía general Óscar
Muñoz Colodro y al exviceministro de Régimen del Interior Marcos Farfán.
- Paralizado. Desde la imputación formal contra el exviceministro Marcos
Farfán, en mayo, el juzgado a cargo aún no fijó la fecha de audiencia cautelar,
ocasión en la que la Fiscalía anunció que solicitaría la detención preventiva.
- Llorenti. En julio, la comisión de fiscales determinó excluir al
exministro de Gobierno Sacha Llorenti.
- Nombramiento. La exministra de Defensa Cecilia Chacón, cuestionó el
nombramiento de Llorenti como embajador de Bolivia ante la ONU y su exclusión
del caso Chaparina.
Fuente: ANF/El Deber/Eju.tv
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