BRASIL (ANBOLIVIA / Tomado de Erbol).-
“El presidente de Bolivia, Evo
Morales se enorgullece de incentivar las plantaciones de coca, materia prima de
más de la mitad de la cocaína y crack consumidos en el Brasil, bajo el
argumento de que sus hojas sirven para producir té y medicinas
tradicionales.
Sin embargo, y según lo estima la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), tan sólo un tercio de la coca plantada en su país satisface dicha
demanda. El resto abastece el narcotráfico, y como consecuencia, contribuye a
corromper la vida de casi un millón de brasileros y de sus familiares.
Recientemente han surgido evidencias de que la complicidad del gobierno
boliviano con el narcotráfico va más allá de una simple defensa de los
intereses de los cocaleros o plantadores de coca.
(La revista brasileña) Veja tuvo acceso a los informes producidos por una
Unidad de Inteligencia de la Policía Boliviana, que revela entre otros hechos,
una conexión directa entre el hombre de confianza de Evo Morales, ministro de
la presidencia Juan Ramón Quintana, y un narcotraficante brasilero que
actualmente cumple su pena en la penitenciaria de máxima seguridad de Catanduvas,
en Paraná.
Uno de los documentos, titulado Aprensión de fugitivo internacional y
firmado con el nombre encubierto “Carlos”, describe como los agentes bolivianos
identificaron la casa del brasilero Maximiliano Dorado Munhoz Filho en el 2010.
Max, como también se le conoce, y su banda poseían haciendas en Guajará-Mirim y
en otras ocho ciudades de Rondonia, donde recogían la droga lanzada desde
aviones bolivianos.
Mensualmente, la banda de Max recibía unos 500 kilos de cocaína que luego
eran transportados a San Paulo y Río de Janeiro. El narcotraficante huyó de la
cadena Urso Branco, en Rondonia en el 2001, y para entonces se sospechaba que
estaba escondido en Bolivia. De hecho, tenía un inmueble en la calle
Chiribital, esquina con Pachiuba, en un barrio noble de Santa Cruz de la
Sierra.
El día 18 de noviembre de 2010 a las 2 de la tarde, los policías que
vigilaban el inmueble presenciaron una cena extravagante. Quintana, hoy el
segundo hombre más poderoso de la república, aparecía en compañía de Jéssica
Jordan de 28 años, famosa en su país por haber sido electa Miss Bolivia tan
sólo 4 años antes. Ambos tenían por aquel entonces, puesto de confianza en
organismos estatales. Quintana era el director de la Agencia para el Desarrollo
de las Macro Regiones y Zonas Fronterizas.
Dos meses antes, Jéssica fue nombrada por el vicepresidente Álvaro García
Linera como directora Regional de Desarrollo del Estado del Beni, departamento
que comparte fronteras con Rondonia y por donde ingresa al Brasil buena parte
de la droga boliviana. Quintana y Jéssica entraron en la casa de Max con las
manos vacías y salieron 20 minutos después con dos maletines.
El contenido de los mismos es desconocido. Dos meses después del encuentro
con los integrantes del gobierno de Morales, Max fue detenido en una operación
conjunta de la policía federal brasilera y un grupo de miembros escogidos a
dedo del servicio de inteligencia boliviana llevado al Brasil. Por otro lado,
Quintana fue nombrado por Evo Morales al año siguiente como ministro de la
presidencia, el equivalente a la casa civil brasilera, puesto que él ya había
ocupado del 2006 al 2009.
El relato del agente Carlos acerca del encuentro entre los miembros del
gobierno y el narcotraficante brasilero forman parte de una serie de documentos
filtrados a la prensa boliviana y norteamericana por un político del Movimiento
Al Socialismo (MAS), partido de Morales. Para el autor de dicha entrega de
información, el gobierno no ha cumplido con su promesa de mejorar la vida ni de
los pobres, ni de los indígenas de Bolivia. Evo Morales triunfó en dos
elecciones presidenciales promocionándose como un candidato defensor de los
indígenas. Sin embargo, la mayoría de ellos están insatisfechos. Desde que
Morales tomó posesión de la presidencia hubo un aumento del 22% de la
superficie dedicada al cultivo de coca en el país.
A diferencia de Colombia, que en los años 80s cultivaba y refinaba el 90%
de la cocaína consumida en el mundo y ahora combate a los carteles y reduce su
producción; Bolivia y Perú han aumentado su participación en ese mercado y hoy
proveen la mitad de las drogas derivadas de las hojas de coca. Fabricas de
cocaína que hasta el momento no existían en Bolivia, comenzaron a aparecer por
centenares, y hoy operan en el país carteles colombianos, mexicanos y el PCC
brasilero. Al ver el crecimiento del crimen organizado y las puertas de la
política cerradas para sus representantes, los indígenas y los sindicalistas
han pasado a criticar abiertamente a Morales.
El mes pasado, la policía se declaró en huelga exigiendo mejores salarios.
Hace dos semanas, una nueva marcha indígena llegó a La Paz para impedir la
construcción de una carretera en el parque ecológico indígena Isiboro Sécure
(TIPNIS).
El proyecto que según los bolivianos, une a “dos poblaciones sin
habitantes”, tiene como objetivo abrir nuevas fronteras para la plantación de
coca, dado que la productividad de la región vecina del Chapare, principal
reducto de Morales donde el 90% de las hojas se destinan a la producción de
drogas ilegales, está en franco declive.
Quintana no se cansa de atacar a los indígenas que se oponen a la
construcción de la carretera, al mismo tiempo que sale a defender a los
cocaleros. Quintana fue militar, araponga entrenado por los norteamericanos y
asesor del ministro de defensa del presidente Hugo Banzer (1997 – 2001).
Además, es autor de las declaraciones más antiamericanas del gobierno de
Morales. A él se le atribuye la sugerencia, acatada por Morales, de expulsar
del país a los agentes de la Drug Enforcement Administration (DEA), órgano
americano que financiaba la gasolina y parte del salario de los policías
bolivianos dedicados a la lucha contra el narcotráfico.
No es de extrañar que dicha medida haya salido de la cabeza del hombre que
comparte con el vicepresidente Álvaro García Linera la responsabilidad de
administrar las relaciones del gobierno boliviano con el presidente venezolano
Hugo Chávez. Los informes que revelan los lazos comprometedores del gobierno
boliviano con narcotraficantes fueron realizados por agentes que simpatizan con
la administración de Morales, sorprendidos ante la incapacidad del presidente
de percibir la podredumbre de su entorno.
‘Los esfuerzos que hace nuestro amigo y hermano Evo para erradicar la corrupción
caen en saco roto y eso puede ser utilizado por la oposición para manchar su
honra’ explica un policía encubierto, apodado Confucio. Uno de los referidos
documentos revela que Raúl García, padre del vicepresidente Linera y adicto a
la cocaína, habría influido en el nombramiento del Director de Aduanas del
aeropuerto Viru Viru en Santa Cruz de la Sierra, por donde sale buena parte de
las drogas con destino a Brasil. ‘Algunos narcotraficantes colombianos que
aseguran haberle dado un apartamento en Santa Cruz al padre del vicepresidente
a cambio de protección para que despeguen determinados aviones, dicen tener
pruebas de esto’ relata uno de los informes confidenciales. Cabe destacar que
Raúl García murió de un infarto el año pasado.
‘La creciente actuación de los narcotraficantes brasileros en Bolivia
resulta facilitada por un sinnúmero de factores, entre los cuales se encuentra
la posibilidad de negociar con miembros del gobierno’ afirma Douglas Farah,
especialista norteamericano en el estudio del flujo ilegal de armas y drogas,
que ha analizado todos los documentos confidenciales entregados por el político
del MAS. Hasta el momento no hay datos que ayuden a esclarecer si el entorno de
Evo Morales se ha corrompido aisladamente o si él tendría participación directa
en los negocios de su gobierno con el narcotráfico.
Hasta el momento el Presidente no ha reconocido que nada esté funcionando
de manera inapropiada o ilegal. Desde que la oposición hizo entrega de dichos
documentos comprometedores hasta el momento, ninguna investigación ha sido
abierta por las autoridades. En lugar de eso, se intentó castigar a los
mensajeros.
El senador Roger Pinto, por ejemplo, que en marzo del 2011 tuvo la osadía
de llevar al Palacio Quemado una copia del informe acerca de la reunión entre
Quintana y Max, entre otros papeles con denuncias, fue acusado de corrupción
por Morales y acabo recibiendo asilo político en la embajada de Brasil en La
Paz. Hasta el viernes pasado, aún no había recibido el salvoconducto del gobierno
boliviano para poder embarcarse en un avión con destino a Brasil”, dice el
artículo “Bolivia, República de la cocaína” publicado por la prestigiosa
revista brasileña, Veja.
Brasil, 8 julio 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ANBOLIVIA te invita a ser el quinto poder, opina...con respeto
DEJA TU OPINIÓN EN:
TW: @ANBOLIVIA
TW: @ANBdigital
F: https://www.facebook.com/anboliviadigital