LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / Tomado de El Tiempo).- Nadie se explica, en
estos momentos, por qué el delantero uruguayo Luis Suárez, catalogado como uno
de los mejores del mundo, vuelve a poner en riesgo su carrera por cuenta del
acto antideportivo de morder a su adversario.
Si bien para todo el mundo su
conducta es reprochable, lo más seguro es que el propio jugador no juzgue lo
ocurrido de la misma manera; de hecho, ha mordido a más de un rival.
La explicación a esta manera de
actuar hay que buscarla en las emociones y en la forma como funcionan las
estructuras cerebrales de Suárez. Para empezar, hay que decir que su conducta
se enmarca dentro de una clara falta de control de impulsos agresivos. (Vea los
memes que dejó el mordisco de Suárez)
La de Suárez es una reacción
impulsiva que esencialmente busca compensar la agresión del jugador sin ningún
tipo de censura. No se trata, valga la claridad, de una enfermedad, sino de un
trastorno de la personalidad. (Video: ¿Qué piensan los hinchas uruguayos de la
mordida de Suárez?)
El psiquiatra Germán Aguirre
manifiesta que si bien este actuar molesta a la sociedad, no afecta al
individuo, porque simplemente carece de la capacidad de autorreflexionar frente
a este aspecto. Lo identifica como un comportamiento natural, que curiosamente
no está presente en otros aspectos o ámbitos de su vida. Dicho de otro modo:
fuera de los campos de juego y de los partidos es, aparentemente, capaz de
controlarse.
Normalmente, ante situaciones
de estrés o de alerta (y un partido de fútbol de las dimensiones de los vistos
en un Mundial lo es), los jugadores reaccionan de manera impulsiva y tratan de
defenderse. Esta defensa se genera en el sistema límbico, que maneja las
emociones de manera primaria, es decir por debajo de la corteza cerebral, que
al aportar racionalidad, frena los impulsos agresivos. Si se carece de este
freno, pues las manifestaciones, en el caso de un partido, pueden ir desde los
golpes hasta los mordiscos a los adversarios.
No se trata de una situación
normal y se da generalmente en personas que han tenido dificultades en sus
procesos de desarrollo durante los cuales han repetido esta conducta, hasta que
se fija de manera automática.
El mundo civilizado está regido
por la corteza cerebral, que es producto de la evolución y que genera frenos
específicamente desde el lóbulo frontal a estas manifestaciones primitivas, lo
cual permite a los seres humanos vivir en sociedad, respetando a los otros.
Esto se aprende a partir de los vínculos afectivos y las relaciones con el
entorno desde la niñez. (Lea aquí el concepto de psicólogos sobre el caso Luis
Suárez)
En conclusión, Luis Suárez
presenta un impulso reflejo condicionado muy primitivo que le impide controlar
sus reacciones. Por eso no se descarta que, pese al escándalo generado en el
Mundial, el jugador vuelva a morder a otro, cuando en la cancha se presente
alguna situación que el cerebro identifique como agresiva y frente a la cual su
reacción será actuar de este modo.
El psiquiatra Jorge Forero es
enfático en decir que Suárez claramente necesita tratamiento; éste se definirá
después de un examen psiquiátrico y puede incluir medicamentos, psicoterapia o
ambas cosas.
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