Primera vez en la historia
ESPAÑA (ANB / EL PAÍS).- En medio de la recesión económica que atraviesa Argentina y del conflicto por su deuda en EE UU que puede derivar en una suspensión de pagos, por primera vez en la historia un vicepresidente del país sudamericano es procesado mientras está en funciones. Un juez federal de Buenos Aires, Ariel Lijo, procesó este viernes por la noche al vicepresidente de su país, Amado Boudou, por los presuntos delitos de cohecho (soborno) y negociaciones incompatibles con la función pública. Boudou, que fue elegido por el voto popular en 2011 junto con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ha contado hasta ahora con su respaldo. El escándalo, que versa sobre el rescate de la única imprenta de billetes de Argentina, estalló en 2012 y ha llevado a que la oposición pidiera que el vicepresidente renunciara o al menos pidiera una excedencia hasta que se resolviese la causa.
La investigación judicial de Lijo presume que la imprenta Ciccone se encontraba al borde del colapso cuando de repente fue rescatada por alguien que estaba inscripto en Hacienda como pequeño contribuyente autónomo, Alejandro Vandenbroele. A su vez, la exmujer de Vanderbroele ha declarado que su exmarido era testaferro de Boudou. La justicia también cuestiona que Ciccone se beneficiara en este salvataje de un plan especial de facilidades de pago de deudas tributarias.
La decisión judicial no implica la prisión preventiva, aunque sí el embargo de bienes por valor de 200.000 pesos (unos 24.500 dólares). Boudou alegó en varias ocasiones que no estaba dispuesto a renunciar a su cargo, ya que considera que las denuncias obedecen a una razón política de desgaste del Gobierno y no tienen fundamento político.
Lijo no solo procesó a Boudou sino también a Vanderbroele, a un amigo del vicepresidente que habría intervenido en la operación, a un exfuncionario de Hacienda, al expropietario de Ciccone y a su yerno. Después de estallar el caso, el kirchnerismo impulsó en el Congreso la estatalización de la imprenta.
La noticia del procesamiento ocurrió mientras el vicepresidente argentino se encontraba de viaje oficial por Cuba. En la noche del viernes aún se desconocía su reacción. Horas antes su abogado había pedido ampliar su declaración indagatoria de hace tres semanas. Además, otro juez también quiere indagarlo porque supuestamente usaba un coche con documentación falsa. Tanto este presunto delito como el de la imprenta habrían sido cometidos por Boudou cuando era ministro de Economía del primer Gobierno de Fernández, entre 2009 y 2011, antes de llegar a la vicepresidencia del país.
Boudou, de 51 años, es un economista de pasado liberal que cambió con el kirchnerismo en el poder (desde 2003). En 2008, como jefe de la Seguridad Social, impulsó la reestatalización del sistema de pensiones que había sido privatizado en la década de los noventa, cuando Boudou era militante de derecha. Por su fidelidad absoluta a la peronista Fernández, ella confió en él como candidato a vicepresidente en las elecciones de 2011. Juntos obtuvieron entonces el 54% de los votos. Pero a poco de asumir la vicepresidencia del país, Boudou se enfrentó al caso Ciccone. En Argentina la función del número dos del Gobierno no es ejecutiva sino que se limita a presidir el Senado y a reemplazar al jefe de Estado en caso de enfermedad, muerte o viajes.
El procesamiento de Boudou le estalla a Fernández cuando se encamina a los últimos 18 meses de su segundo Gobierno, sin posibilidad constitucional de buscar otra reelección en 2015. La mala noticia ocurre en medio de dificultades económicas. Por un lado, Argentina busca una salida al conflicto por el fallo en Estados Unidos de los fondos buitres y otros acreedores minoritarios que rechazaron los canjes de deuda de 2005 y 2010. La sentencia le impide seguir pagando la deuda reestructurada entonces hasta que salde la reclamación de los litigantes, con lo que la expone a una eventual suspensión de pagos. De ocurrir semejante situación, la recesión económica que comenzó en el último trimestre de 2013, sumada a una inflación del 34,9% anual, podría agravarse, aunque analistas desestiman que el país vuelva a padecer un colapso como en 2001 sino que predicen en el peor de los casos una crisis más leve en términos relativos como la que produjo el contagio de la gran recesión mundial de 2008/2009. Si, en cambio, se resuelve el caso de la deuda, Argentina podría mejorar sus perspectivas económicas.
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