LONDRES (ANB / Tomado de BBC).- La economía mundial navega en un mar de deudas.
La suma de la deuda estatal, provincial, municipal, individual, hipotecaria,
corporativa, financiera y bancaria sugiere que en cualquier momento la nave
puede naufragar o estrellarse contra el témpano de lo impagable.
Un colosal estudio comparativo de la consultora Mc Kinsey Global
Institute mostró que en 2009 la deuda total de Japón -la más grande del mundo
desarrollado– era de un 471 por ciento de su PIB (es decir, de todo lo que
produce su economía en un año). Le seguía Reino Unido con un 466 por ciento.
Estados Unidos "apenas" tenía un 300 por ciento.
Muchos economistas opinan que esta gigantesca desproporción entre la
riqueza anual que produce un país y lo que adeuda se explica por un mecanismo
que en las últimas tres décadas ha cambiado la faz del capitalismo actual: la
financialización.
"Es una manera de conceptualizar la creciente importancia de
actores e instituciones financieros en la economía y de las finanzas como
fuente de ganancias. Esto explica el crecimiento del crédito en la década de
2000 y las causas de la actual crisis", le explicó a BBC Mundo Adam
Leaver, autor de tres libros sobre el tema e investigador y miembro de CRESC
(Centro de Investigación del Cambio Socio-Cultural) de Manchester.
En el capitalismo tradicional, los bancos le prestaban a la industria
que producía ganancias con el consumo de sus productos, dinero con el que
pagaba su crédito, alegraba la vida de sus accionistas y reinvertía para
ampliar el proceso productivo.
En el capitalismo de las últimas tres décadas se produce una explosión
de lo que en inglés se denomina con la sigla FIRE (Financiamiento, seguro y
sector inmobiliario) que ha crecido tanto en proporción al PIB como en
detrimento de la economía productiva.
Hagan juego
Las grandes corporaciones tienen ramas financieras que con frecuencia
generan más ganancias que lo que las empresas producen y venden. En Estados
Unidos la General Motors pasó a ganar más con el otorgamiento de créditos para
la adquisición de automóviles que con la misma venta de vehículos.
"Las empresas del sector real, productivo, empiezan a comportarse
como empresas financieras. La misma General Motors estuvo en la venta de
hipotecas de casas. Uno puede argumentar que prestar plata para que le compren
autos entra en la lógica productiva. Pero invertir en el mercado hipotecario es
otra cosa. Funciona como sustituto de una inversión productiva para obtener una
ganancia a corto plazo. Es una clara señal de cómo la financiarización afecta
la inversión y el cambio tecnológico", indicó a BBC Mundo el profesor de
economía comparada de la Universidad de Cambridge Gabriel Palma.
A nivel individual, el símbolo más cotidiano de esta financiarización es
la tarjeta de crédito, que antes de los '80 era tratada con reverencia de club
exclusivo y hoy se ha convertido en un medio de pago de la vida diaria.
Pero la explosión del crédito va mucho más allá de la tarjeta. En el
estallido financiero de 2008 la gota que desbordó el vaso de una economía
endeudada hasta las cejas fue el préstamo hipotecario a hogares sin recursos:
las llamadas hipotecas subprime o de alto riesgo.
Los estudios sobre el período del boom muestran que en Estados Unidos
los hogares pasaron a gastar en el pago de intereses de tarjetas de crédito y
préstamos casi el doble de lo que gastaban en comida y vestimenta.
En Reino Unido la deuda individual o familiar llegó a ser un 165 por
ciento del ingreso disponible (ingreso que queda luego de pagados los
impuestos).
Según Paolo Dos Santos, experto bancario de SOAS, la Escuela de Estudios
Africanos y Asiáticos de la Universidad de Londres, este cambio vino de la mano
de un repliegue del estado benefactor como garante de salud, educación,
vivienda y jubilación que fue funcional para la expansión del sistema
financiero.
"En los últimos 30 años, la política social en muchos países
desarrollados se ha basado en la transferencia del riesgo y el costo de estos
servicios sociales del estado al individuo. Este tiene que recurrir al sistema
bancario para poder financiar la educación de su hijo o un seguro médico o su
jubilación", señaló Dos Santos a la BBC.
¿Y en América Latina?
La financiarización es un proceso global, pero en América Latina aparece
acentuada por la falta de regulación y competencia.
Si uno toma como ejemplo el reciente balance anual del banco español Santander
se ve que Brasil y Chile arrojan ganancias infinitamente superiores a las de
países desarrollados.
"Brasil, por ejemplo, tiene el 15 por ciento de los activos del
Santander, es decir, sus préstamos para consumo, empresas, etc., pero
representa el 30 por ciento de sus utilidades mundiales. En países como el
Reino Unido es a la inversa. La falta de regulación y competencia les permite a
los bancos obtener ganancias absurdamente altas", señaló Palma a BBC
Mundo.
Dicho de otra manera, las ganancias no se deben a una meritoria
competitividad comparativa de América Latina en términos de calidad, servicio y
eficiencia sino a las fallas del sistema regulatorio en que operan.
El Partido de los Trabajadores de Lula ha sido elogiado por los grandes
centros financieros mundiales por su política "realista", pero un
informe reciente de la Federación de Comercio de San Pablo muestra que la tasa
de interés promedio que pagan los brasileños es del 230 por ciento anual.
El cálculo es que el servicio de la deuda individual brasileña será de
un 30 por ciento del ingreso disponible este año. En Estados Unidos se
considera que cuando la deuda alcanza el 14 por ciento la situación es de alto
riesgo.
Brasil y Chile no son excepciones. En Perú el crédito se cuadruplicó en
esos cinco años. En México el nivel de morosidad en el pago de
microfinanciamiento del consumo se sitúa entre el 20 y el 30 por ciento.
"El crédito aceita la economía, pero un exceso de deuda en el
ingreso de los hogares se traduce en un estancamiento del consumo. En América
Latina el problema no es el monto de la deuda sino su servicio por las
condiciones leoninas que tienen muchos créditos. Esta financiarización tiene un
impacto en la inversión. Es más negocio ganar con un producto financiero que
invertir en la economía real. Una parte importante de la élite industrial de
Sao Paulo abandonó la producción por las finanzas", indicó a BBC Mundo
Palma.
Londres, Inglaterra, 2 noviembre 2012 – J.C.
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