VENEZUELA (ANB / Tomado de El País).-
La admisión por parte del
vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro,
la noche del domingo, de que Hugo Chávez
afronta “nuevas complicaciones” durante su convalecencia en La Habana y que
estas serían tratadas en un proceso “no exento de riesgos” sembró un tono
lúgubre en las últimas horas del año 2012 y primeras del Año Nuevo en un país
sediento de información.
El designado sucesor en el liderazgo de la revolución no abundó en detalles
sobre la salud del teniente coronel, que calificó de “delicada”, y apenas
alcanzó a precisar que las dificultades son consecuencia de “la infección
respiratoria ya conocida”. Sin embargo, la expresión sombría de Maduro durante
su alocución y su anuncio de que permanecerá en la capital cubana, junto a
buena parte de los ministros del Gabinete, para seguir la evolución del
enfermo, no dejaron dudas de que se esperan acontecimientos decisivos.
El Gobierno suspendió las festividades de Año Nuevo. La
excepcionalidad de la ocasión quedó subrayada por el hecho de que, por primera
vez en años, no hubo salutación presidencial en las cadenas nacionales. Misas
oficiales en el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, y en la céntrica
Iglesia de San Francisco en Caracas —donde hace casi 200 años Simón Bolívar fue
proclamado Libertador— dieron oportunidad a escenas de devoción católica hasta
no hace mucho extrañas entre los miembros de una Administración que con
frecuencia se enfrentó a la jerarquía eclesiástica.
En la plaza Bolívar de Caracas, con la asistencia de unos centenares de
personas, se celebró un acto en solidaridad con el presidente, donde poetas y
músicos populares entonaron elegías al líder. El momento culminante llegó
cuando se dejó oír una grabación en la que el propio Chávez canta el himno
nacional. Público y autoridades acompañaron las estrofas con sus voces y un
gesto militante con el puño izquierdo alzado.
Mientras tanto, la oposición optó por suspender también actividades
festivas al aire libre, invocando la prudencia o la solidaridad. En la plaza
Altamira del este de Caracas, punto neurálgico del municipio Chacao, un cantón
comercial y de clase media controlado por la oposición, las tarimas vacías eran
el único testimonio del evento aplazado.
Sin embargo, estos gestos de buena voluntad no desalentaron a los sectores
más radicales que, durante años, han condensado sus deseos en el lema Unas
hallacas sin Chávez, en alusión al tradicional plato navideño. Al sonar las
campanadas de medianoche, los cohetes y fuegos artificiales se hicieron sentir
sin recato por el valle de Caracas. En las redes sociales se presentaron
muestras macabras de humor negro: algunos impulsaron en Twitter el hashtag
#vivalamedicinacubana.
La atmósfera de luto preventivo no ha dejado de alimentarse por rumores que
circularon por las redes sociales. Los más tremendistas se atrevieron a afirmar
que la muerte del presidente Chávez ocurrió ayer martes y hasta pusieron hora
al deceso, las 11.37 de la mañana en La Habana. Otros anuncian un coma inducido
del comandante antes de permitir su muerte por desconexión.
El hermetismo de las fuentes oficiales no consigue aplacar esos rumores. De
hecho, la única respuesta que desde el Gobierno se ha conocido se dio por las
redes sociales y provino de la cuenta en Twitter
de Jorge Arreaza, ministro de Ciencia y Tecnología y yerno del presidente,
presente en Cuba, quien escribió la noche del lunes: “Compatriotas, no crean en
rumores malintencionados. El presidente Chávez ha pasado el día tranquilo
y estable, acompañado por sus hij@s”.
A día de hoy son contados los venezolanos que conocen la afección cancerosa
que sufre Chávez. Cuando anunció desde La Habana la enfermedad, en junio de
2011, solamente mencionó que un tumor “del tamaño de una pelota de béisbol” le
había sido extirpado. Consultas entre especialistas permiten establecer que
padece un cáncer muy agresivo. Chávez se sometió a una cuarta operación el 11
de diciembre. El postoperatorio a todas luces ha sido complicado y ha
desembocado en la actual crisis cuya verdad, en cualquier caso, aún no se
conoce y está casi por entero en manos de los médicos cubanos.
La Cancillería venezolana intentó ayer dar visos de normalidad a la jornada
al divulgar un comunicado en el que, en nombre de Chávez, felicita a las
autoridades cubanas por el 54º aniversario de la entrada triunfal de los
guerrilleros de Fidel Castro en La Habana. Tal vez el destino haya querido que
estas fechas adquieran en 2013 otro significado histórico para Venezuela.
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