Demanda marítima
de Bolivia
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Conocido ya el resumen de la demanda presentada
por Bolivia contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La
Haya con respecto a su reclamo marítimo, la académica chilena, Astrid Espaliat
Larson, explicó que está sustentada en el argumento jurídico de la Teoría de
los Actos Unilaterales, que según La Paz habría creado obligaciones. Pero la
abogada estima “arriesgada”. esta postura porque estos “actos” para Chile son
negociaciones que no obligan a llegar a un acuerdo. “Si así fuera, ningún
Estado se sentaría a negocia”, dice.
La profesora de Derecho Internacional Público del Instituto de Estudios
Internacionales de la Universidad de Chile, tras conocer el documento
presentado por La Haya, dice que es importante saber desde dónde está mirando
Bolivia la demanda, porque “desde el punto de vista de un abogado no es bueno
menospreciar la estrategia” del contendor. “Cuando uno tiene que asumir la
defensa de un Estado tiene que preguntarse cuál es la lógica jurídica que hay
detrás” del argumento de la contraparte, informa La Nación.
Según la experta, Bolivia dejó de lado el tratado de 1904, que es una de
las fuentes del derecho internacional (“que son todos los proceso de
obligaciones, donde ocupan un lugar estelar los tratados”) y se basa en la
Teoría de los Actos Unilaterales, que es otra fuente y que son “las
declaraciones que hacen los Estados”.
La Nación (LN).- ¿Y Bolivia está basando su alegato en esta Teoría?
Astrid Espaliat (AE).- Efectivamente Bolivia se asila en esta teoría, lo
que no significa que esto vaya a conducir a buen puerto. Y es que esta Teoría
de los Actos Unilaterales se contrapone con otra realidad propia del sistema
internacional que es el Continuo Ejercicio de Negociación, la política que hacen
los Estados. Es decir, Bolivia sí tiene un fundamento desde el derecho
internacional que es esta Teoría de los Actos Unilaterales, lo que no
significa necesariamente que desde un acto unilateral podamos llegar a una
obligación de negociar mandada por la Corte o además sobre un acuerdo que
otorgue una soberanía plena para salir al mar.
LN.- ¿Y qué pasa con las negociaciones que se han desarrollado?
AE.- Esta Teoría de Actos Unilaterales se contrapone con los ejercicios
normales y bastante cotidianos de las negociaciones entre Estados, que pueden
terminar con un punto muerto o conducir a un acuerdo. No hay una obligación de
llegar a un acuerdo cuando uno inicia un proceso de negociación. Si eso fuera
así, ningún Estado se sentaría a negociar nada.
Actos en vez de negociación
LN.- ¿Y por qué Bolivia pide a la Corte que fuerce una negociación?
AE.- A través de asilarse en los Actos Unilaterales, Bolivia busca probarle
a la Corte que Chile tiene la obligación de llegar a un acuerdo, a través de
construir en el tiempo, de enfocar esa serie de negociaciones, no como
negociaciones, sino como actos en que Chile ha prometido algo y no ha cumplido.
Una vez demostrado eso, pretende decirle a la Corte: “Como Chile ha realizado
distintos actos, que ha prometido cosas y no ha cumplido, entonces usted Corte
oblíguelos a cumplir”. Y cómo se verifica el cumplimiento: negociando para
llegar a un acuerdo. Esa es la lógica boliviana, la estrategia que construyen
en su escrito inicial.
LN.- ¿Y qué significa jurídicamente esa fórmula de negociaciones "de
buena fe"?
AE.- Es como si se soluciona la cuestión a partir de un argumento negativo,
es decir, no realizar meros ejercicios, que son dilaciones que no conducen a
nada. Negociar de buena fe sería negociar con el ánimo de llegar a un acuerdo.
En realidad es una frase sacramental que se usa en derecho internacional, como
en los acuerdos. El término “negociar” casi siempre va acompañado de “buena
fe”. Pero el uso de ese término en el discurso que da a su prensa, que va hacia
su sociedad, tiene un efecto (político). Porque la gente comúnmente va a decir:
“Ah, Chile negoció antes de mala fe”. Pero no, esta es una frase muy usada en
derecho internacional.
LN.- Aunque la verdadera demanda boliviana, como ha dicho el ministro
Alfredo Moreno, será la memoria que será presentada dentro de varios meses,
¿qué le pareció o le llamó la atención de este resumen presentado ayer?
AE.- En el texto no está esto de los derechos expectaticios, lo que revela
que ese es un término que por ABC motivos decidieron utilizar en Bolivia. Y
simplemente está esta descripción de serie de negociaciones que habría
realizado Chile. Aunque ellos no usan el término negociación porque no les
conviene. Plantean “actos” en que Chile podría haberse ido comprometiendo -en
el decir de Bolivia- a dar una solución (al tema marítimo). Eso lo mezclan con
algunas resoluciones que se dieron en el marco de la OEA.
Estrategia arriesgada
LN.- ¿A su juicio es una estrategia acertada o arriesgada?
AE.- Bolivia intenta demostrar que esta obligación, que se construye a
través del tiempo, está violada y por lo tanto, le pide a la Corte que ordene
cumplirla. Pero creo que es un ejercicio no menor el que va a tener que va a
hacer Bolivia (para probar esto). Y es muy arriesgado, en el sentido de cómo
separamos el Acto Unilateral y sus efectos de lo que son las negociaciones.
Confundir esos ámbitos es peligroso para los Estados. Yo quisiera que se
reflexionara sobre lo que ocurriría si todos los Estados creyeran que, de aquí
para adelante, cada vez que se sienten a una mesa de negociación lo que
conversen ahí se va a convertir en una obligación. Esa es una parte en la que
me aparece arriesgada la propuesta que plantea la demanda boliviana y, por otro
lado, esto está vinculado a cesión de territorio, de soberanía territorial.
LN.- ¿Hay casos similares?
AE.- Es cierto que uno puede encontrar casos en que la Corte ha ordenado
negociar pero que se plantean en otras lógicas. Uno de la Corte Permanente de
Justicia Internacional que se llama “La fábrica de Chorzow” entre Alemania y
Polonia discutiendo una cuestión relativa a sociedades anónimas, un tema bien
distinto. O en la delimitación de la plataforma continental del Mar del Norte.
Pero eso también obedecía, una a lo que las partes le habían solicitado a la
corte, y lo otro es que era un caso de delimitación marítima que tiene lógicas
distintas, básicamente porque las normas internacionales obligan a los
Estados a llegar a un acuerdo (…) Querer llevar esto a un asunto territorial,
que ya es un ámbito diferente, y además, llevarlo a una cesión de territorio me
parece extremadamente aventurada, por decir lo menos.
LN.- Y el hecho de que no sólo estemos hablando de territorio sino también
de poblaciones, ¿cambia el asunto, influye?
AE.- Claro que sí. Por eso me parece que la posición boliviana es
imaginativa y es aventurada. Esto es evaluar la estrategia (boliviana) y no hay
que decir a priori “no hay fundamentos jurídicos”, sino que tratar de entender
la lógica que va a usar y, a partir de ahí, establecer cuál es la estrategia
que más conviene a la defensa de los intereses de nuestro país.
Asunto de competencia
LN.- También hay diferencias de opinión sobre si aceptar o no la
competencia de la Corte. ¿Qué cree usted al respecto?
AE.- Soy enemiga de hacer declaraciones a priori. Es cierto que está
presentado el escrito que contiene los planteamientos nucleares de Bolivia,
pero para realizar planteamientos en competencia hay que estudiar detenidamente
la memoria que va a presentar Bolivia, porque ahí van a estar desarrollados
plenamente los argumentos.
LN.- Pero ¿qué puede pasar?
AE.- Existe la tendencia en la CIJ a hacerse competente. Lo otro que puede
hacer la Corte es señalar que entiende que la cuestión preliminar, es decir, la
sección de incompetencia está estrictamente ligada al fondo de la cuestión, de
la discusión específica de los derechos y obligaciones violados. Si ocurre esto
lo puede dejar para sentencia definitiva. Qué ocurre en estos casos: tú como
Estado vas a tener que probar esa incompetencia y eso obliga a mostrar casi la
totalidad de tu estrategia jurídica (…) Lo razonable es decir: “existe la
posibilidad de discutir la incompetencia, todo Estado tiene el derecho a
plantear la incompetencia”. Pero, a mi juicio, eso requiere un estudio,
tranquilo, pausado de los distintos argumentos para construirla en cierta
forma.
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