EEUU (ANB / Tomado de DW).- Como en el 2008, la convención demócrata elegirá a
Barack Obama como su candidato a las elecciones presidenciales. Sin embargo,
Obama no tiene la victoria asegurada.
El júbilo no conocía límites en 2008, cuando la consigna “yes, we can”
motivó a sus seguidores con la promesa de cambio. “Ya sé que no tengo mucho
tiempo para desentrañar las estructuras de Washington, pero llevo ahí el tiempo
suficiente como para saber que Washington tiene que cambiar”, diría entonces
Barack Obama.
Cuatro años después en vez de optimismo hay decepción. Obama reconoce ante
sus seguidores que todavía hay mucho que hacer y recorre incansable Estado por
Estado para obtener los votos necesarios para su reelección.
En Iowa, donde hace cuatro años los demócratas ganaron sorpresivamente los
“caucus” o asambleas populares en su carrera presidencial frente al candidato
republicano John McCain, es donde Obama y su rival, Mitt Romney, libran una
batalla más cerrada por los votos.
"Agenda del siglo pasado"
Ante una multitud de 10.000 personas Obama consideró que su rival y sus
partidarios republicanos no ofrecieron ideas nuevas en reciente su convención
nacional en Tampa: “Lo que ofrecieron en esos tres días fue mayormente una
agenda más apropiada para el siglo pasado. Deberíamos haberla visto en
televisión en blanco y negro”, comentó Obama este fin de semana en Iowa.
Obama reconoció que tal vez no sea el presidente perfecto, pero aseguró que
peleará cada día por los intereses de los votantes. “Hay que construir más
escuelas, contratar más maestros, y traer más soldados de regreso a casa”,
dijo.
La lista de objetivos que quiere alcanzar el presidente es larga, pero la
principal promesa es sacar al país de la crisis financiera. Tan sólo el índice
de desempleo de más de un 8 por ciento es alarmante para una economía como la
estadounidense. Pese a las ayudas financieras millonarias introducidas por
Obama en 2009 la economía se recupera con lentitud. Muchas de sus iniciativas,
como la reforma migratoria, se quedaron a medias. Otras, como la reforma de
Wall Street, fueron puestas en marcha parcialmente.
Sin embargo la reforma de salud, en la que se concentró el Gobierno de
Obama entró en vigor en marzo de 2010. Pasar esta reforma por el Congreso no
fue fácil, en buena parte debido a que los demócratas perdieron su mayoría en
la Casa de Representantes, lo que condujo a luchas de poder que paralizaron
muchos procesos, y que estuvieron a punto de llevar al país a la quiebra
financiera en 2011.
Simpatía de Obama
Mientras que un 68 por ciento de los estadounidenses respaldaban a Obama al
inicio de su gestión, actualmente esta cifra es de un 45 por ciento. Ello, pese
a haber concluido la reforma del sistema de salud, a que rescatara a la
industria automotriz de la crisis y a que retirara a las tropas de Irak, como
prometió en su campaña electoral.
Entre sus mayores logros figura haber capturado al terrorista más buscado,
Osama bin Laden, lo que dio un repunte a su popularidad. Según un sondeo
realizado en junio pasado por la empresa Gallup, un 81por ciento de los
encuestados opina que Obama es un tipo simpático, mientras que Mitt Romney
apenas si llega al 64 por ciento.
En la localidad de Charlotte, Carolina del Norte, el partido demócrata
elegirá a Obama como candidato oficial. Claramente, no lo rodea ya el brillo
que tuvo en 2008 en Denver, cuando fue electo candidato demócrata por primera
vez. Ahora, en vez de ofrecer “Esperanza “ (Hope) y “Cambio” (Change), su
consigna es de continuidad: “Adelante” (Forward).
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