ASTRONOMÍA
La luna Náyade señalada con un
círculo blanco/NASA/ESA/SETI/M
|
ESPAÑA
(ANB / Tomado del elmundo.es).- El astrónomo Rafael Bachiller
nos descubre en esta serie los fenómenos más espectaculares del Cosmos. Temas
de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas
sobre el Universo analizadas con profundidad.
Utilizando imágenes de archivo
del telescopio espacial Hubble, los astrónomos han vuelto a localizar a Náyade,
una pequeña luna de Neptuno, descubierta en 1989 por la sonda Voyager 2, que
había permanecido escondida durante 24 años.
Orbitando
peligrosamente
Cuando la sonda Voyager 2 de la
NASA pasó cerca de Neptuno en 1989 realizó toda una serie de descubrimientos:
vio por primera vez la Gran Mancha Oscura sobre el gigante gaseoso, estudió la
composición de su atmósfera y obtuvo unas imágenes fascinantes de sus débiles
anillos, de Tritón y de sus demás lunas. Un interesante descubrimiento fue la
localización varias nuevas lunas y, entre ellas, una pequeña de forma irregular
que fue designada inicialmente como S/1989 N6, después como Neptuno III y
definitivamente como Náyade. Además de por su pequeño tamaño, su diámetro medio
tiene unos 60 kilómetros, esta luna resulta sumamente interesante por orbitar
peligrosamente cerca del planeta gigante, a tan solo unos 23.000 kilómetros
sobre las nubes de Neptuno, lo que la hace moverse a una vertiginosa velocidad
y completar una vuelta cada 7 horas.
El origen de Náyade es
incierto. Pero parece plausible que su historia haya sido determinada por los
otros satélites de Neptuno. La colección inicial de satélites del gigante
gaseoso se vio sin duda muy alterada cuando Neptuno capturó a Tritón, la que es
hoy su mayor luna (tiene un diámetro de 2.700 kilómetros). Tritón con su órbita
retrógrada, inicialmente muy excéntrica tras la captura, debió contribuir muy
significativamente a la fragmentación de los otros satélites pre-existentes.
Trozos de estos fragmentos se unirían después para formar cuerpos mayores y,
muy posiblemente, así se formó Náyade: como una amalgama irregular de
fragmentos que no han sufrido un significativo procesado geológico desde la
formación del sistema solar.
Para verificar todas estas
ideas, desde 1989 los astrónomos han intentado observar Náyade de nuevo
utilizando tanto el telescopio espacial Hubble como los mayores telescopios
basados en Tierra. También resultaba interesante precisar la evolución de la
órbita de la pequeña luna, pues, al estar tan cerca del planeta, las fuerzas de
marea podrían acabar pulverizándola o podrían decelerarla significativamente
hasta que acabase desplomándose sobre Neptuno. Sin embargo, a pesar de todos
los esfuerzos observacionales, Náyade no aparecía. Nadie había conseguido
localizar a Náyade durante los 24 años que han transcurrido desde su
descubrimiento hasta la actualidad.
Fuera de su sitio
Hace tan solo unos días que el
instituto SETI ha anunciado que Náyade ha sido localizada por uno de sus
investigadores, Mark Showalter, trabajando en colaboración con otros astrónomos
de la Universidad de California en Berkeley. Para ello, los astrónomos
acudieron a imágenes de archivo obtenidas por el Hubble en el año 2004 y las
sometieron a un sofisticado tratamiento informático. Dado que Náyade se
encuentra a una distancia angular de tan sólo 1 segundo de arco del disco del
planeta, lo que equivale al grosor de un cabello observado a unos 15 metros de
distancia, es fácilmente comprensible que el resplandor del planeta (que es
unos dos millones de veces más brillante que Náyade) impida la observación de
la pequeña luna. Así pues, el tratamiento de las imágenes incluyó un cuidadoso
enmascaramiento del disco de Neptuno en ocho tomas sucesivas realizadas por el
Hubble en diciembre de 2004.
Finalmente, Náyade apareció
moviéndose a lo largo de esas ocho tomas, pero en una posición muy diferente a
la predicha por la órbita que se determinó a partir de las fotografías
iniciales tomadas por el Voyager 2 en 1989. La luna parece haberse adelantado
mucho respecto al movimiento predicho, lo que podría deberse a perturbaciones
ocasionadas por las otras lunas mayores.
Anillos, arcos y más lunas
Utilizando estas mismas
imágenes de 2004 y otras más recientes, Showalter y sus colaboradores ya habían
anunciado el pasado mes de Julio el descubrimiento de otra luna de Neptuno que
tiene la denominación provisional de S/2004 N1. Con ésta, Neptuno tiene hoy 14
lunas conocidas. S/2004 N1 tan solo tiene unos 20 kilómetros de tamaño, pero es
más fácilmente observable que Náyade por encontrarse en una órbita mucho más
separada del planeta que la de ésta última.
Finalmente, las imágenes de archivo, una vez tratadas con el sofisticado software desarrollado por Showalter y colaboradores, también están proporcionando nueva información sobre la familia de anillos y arcos que rodean a Neptuno y que han ido cambiando desde su descubrimiento realizado también por Voyager 2 en 1989. Donde Voyager 2 vio un conjunto de cuatro arcos próximos, hoy tan solo quedan dos. Estos arcos sobreviven gracias a la acción de la luna Galatea, que actúa como ‘pastora’ manteniendo confinados a los pequeños fragmentos que constituyen los arcos. Pero la causa detallada de la evolución de tales estructuras es todavía un misterio.
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