La
mujer falleció por afección renal
Don Octavio, junto al féretro donde descansa su esposa. |
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Octavio Juri Mamani, un benemérito de la Guerra del Chaco
radicado en la lejana comunidad de “La Aguada” dejó de comer nueve días para
cuidar a su esposa, una anciana que falleció en forma dramática el pasado lunes
y fue enterrada al día siguiente, en un cementerio del lugar, ubicado al norte
de La Paz.
“Mi cuerpo no recibía nada, no tenía hambre,
me dolía el estómago y prefería cuidar a mi enferma pero ahora ya estoy solo”,
dijo con notoria angustia, porque entiende que a partir de ahora ya no tendrá
con quién compartir el resto de su vida, pese a tener cuatro hijos, de los
cuales recibía atenciones esporádicos por tener actividades independientes y
alejadas.
Por
consejo de sus allegados aceptó recibir un suero en su lecho, mientras que en una habitación contigua, tres
personas de la tercera edad velaban a la esposa, a quien el benemérito pensaba
velar hasta cuatro días.
Don
Octavio explicó a ERBOL que su esposa Teresa Capiona Cuajera falleció tras sufrir una larga enfermedad,
consecuencia de una operación de la matriz, una afección renal y fuertes
resfríos.
Indicó
que ya no pudo respirar, debido a que la secreción y flemas generadas por su
cuerpo, se acumularon en la garganta,
pese a que él intentó auxiliarla esposa, sacando las mucosidades con su dedo.
No
pudo trasladar a un centro médico porque la señora se encontraba postrada en
cama, y porque no reciben el beneficio de ningún seguro médico estatal.
Con 99 años de edad, es considerado el “último
guerrero” en la comunidad ubicada a 20 minutos de Guanay, sobre la carretera a
Tipuani, donde es admirado y recordado por su constancia en los desfiles
patrios, a donde llegaba luciendo sus condecoraciones obtenidas, y siempre
ocupada un espacio en el palco oficial.
El
benemérito es natural de Sorata y no tiene previsto dejar la
comunidad de “La Aguada”, a donde
se llega viajando por un camino de tierra, agreste y polvoriento.
Hace
años era un productor de cítricos que comercializaba en la población de Guanay,
como su fuente principal de ingresos; hoy sólo vive depende de su pensión
vitalicia de Bs 2.800 que dice cobrarlo en forma puntual.
No
obstante su avanzada edad, don Octavio recuerda con detalles su participación
en la Revolución del 52, donde cayó preso por órdenes de Víctor Paz Estenssoro,
indicó.
Con
la misma lucidez cuenta que a sus 16 años fue reclutado por una patrulla
militar en Sorata, y luego enviado en un tren hasta la frontera con Paraguay.
Explicó
que 11.000 soldados bolivianos fueron enviados a la guerra en defensa del gas y
petróleo boliviano, de los cuales 883 soldados sobrevivieron.
Recuerda
a los comandantes de Caballería, René Balderrama; de Infantería capitán Hugo
Antezana; al de Artillería, Raúl Bravo;
al general Enrique Peñaranda por haber ido a rescatar a los cadáveres
bolivianos y al presidente de ese entonces, Daniel Salamanca.
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