Dicen
que no hay trabas ni retenciones
Agricultortes argentinos. Foto: La Nación. |
ARGENTINA (ANB / Fuente: La Nación).- En 1999, Néstor Sabate llegó a Pampa del Infierno, un pueblo
del sudoeste de Chaco.
Su
padre tenía un campo en Alcorta, en Santa Fe, lo vendió y vio que en esa región
chaqueña, que se abría a un proceso de agriculturización, podía tener un lugar
como prestador del servicio de pulverización agrícola.
Le
fue bien. De una máquina pasó a tres. El futuro que prometía Chaco se había
hecho realidad. Pero hoy la historia es distinta.
Por
la crisis de rentabilidad que afecta al agro, que en esta región se hace cuesta
arriba por las retenciones y los altos costos de los fletes, en la zona un 30 a
40% de productores de otras provincias han abandonado los campos que trabajan.
Peor
aún, se estima que en esta campaña en la provincia se dejarán sin sembrar
500.000 hectáreas.
Para
Sabate, esto significa menos trabajo, algo que ahora quiere ir a buscar a otro
país: Bolivia.
"Fui
a Chaco a hacerme un futuro y ahora siento que en un año voy a perder todo.
Para no perder todo el capital pensé en irme. Tengo un amigo en Santa Cruz de
la Sierra, en Bolivia, y voy a ir a ofrecer mi servicio para ver si puedo pasar
esta situación en mi país", expresó.
El de
Sabate no es el único caso. Carlos Favarón, productor de Charata, señaló que
esa situación se está dando también con técnicos y otros profesionales que
eligen Paraguay o Bolivia.
"Muchos
productores cordobeses, santafecinos y bonaerenses que venían a Chaco ahora
están yendo a Bolivia o Paraguay. Hace unos años, Evo Morales era un cuco, pero
hoy para el sector es más benigno que en Chaco", dijo.
Bolivia
y Paraguay no tienen retenciones ni trabas a la comercialización del maíz y el
trigo, como sí afrontan los productores en la Argentina.
Además,
en el país los productores del Norte tienen que pagar altos fletes. De $ 800 de
una tonelada de maíz casi $ 700 se van en el flete.
En
este punto, algunos números que hacen los productores sorprenden. Mientras
ellos en Chaco pueden comprar 15 litros de combustible con lo que les queda de
una tonelada de maíz, en Bolivia sus pares pueden adquirir 300 litros.
A su
vez, mientras los chaqueños con una tonelada de soja pueden comprar un par y
medio de zapatos, los bolivianos adquieren entre cinco y tres pares.
"En
Chaco se tornó inviable producir; necesitamos que nos saquen las
retenciones", afirmó Luis Devoto, productor de Gancedo.
En la
provincia una siembra normal de girasol, el primer cultivo de la nueva campaña,
suele rondar las 400.000 hectáreas. Sin embargo, se prevé que se implantarán no
más de 170.000 hectáreas.
Según
José Luis Schahovskoy, con los precios y perspectivas actuales en soja deberían
sacarse en campo propio 2900 kilos por hectárea para no perder plata.
Una
misión difícil, ya que, según aseguró, en el promedio de los últimos diez años
el rinde fue de 1900 kilos.
La
crisis en la provincia de Chaco ya tiene un impacto en el empleo. Favarón lo
ejemplificó con el caso de Charata.
"A
la Uatre local [el gremio de los trabajadores rurales] se le están cayendo 10
afiliados por día porque son despedidos", precisó Favarón.
Desde
hace ocho días los productores chaqueños están cortando la ruta 89, a la altura
de Las Breñas, esperando soluciones que no llegan.
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