Geoff Hutchison (Flickr)
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EEUU (ANB / Información de
Alt1040).- Uno de los
mayores problemas en el desarrollo de algunos medicamentos es la existencia de
una estructura denominada barrera hematoencefálica. Esta auténtica empalizada
existente en nuestro sistema nervioso central plantea verdaderos inconvenientes
cuando tenemos por objetivo curar el cerebro, por ejemplo en el caso del
tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.
Esto no significa que en nuestro cerebro no pueda pasar nada. Al contrario,
la barrera hematoencefálica o BHE permite el paso de sustancias de manera muy
selectiva. Si reflexionamos sobre ello desde una perspectiva evolutiva, resulta
lógico pensar que contemos con un "mecanismo de defensa" del órgano
más importante de nuestro cuerpo. Algunos de los fármacos que presentan verdaderas
dificultades para atravesar la BHE son los neuropéptidos, las proteínas o los
antineoplásicos.
Si quisiéramos por ejemplo utilizar un antitumoral para tratar un cáncer
cerebral, tendríamos bastantes problemas para ello. En este caso, la BHE no es
solo la gran barrera que estos fármacos han de superar, sino que existen otras
complicaciones, como la resistencia a estos medicamentos y la mala perfusión de
los vasos cerebrales. En otras palabras, es realmente complejo curar un tumor
cerebral, ya que nunca se alcanzan las dosis adecuadas de fármacos en el
cerebro para que el tratamiento sea eficaz.
Si nos planteamos cómo curar el cerebro en el caso de enfermedades
neurodegenerativas, como el mal de Alzhéimer o el Parkinson, la respuesta aún
tiene demasiados interrogantes. Al no existir un tratamiento específico para
estos problemas, no podemos saber a ciencia cierta si los hipotéticos fármacos
podrían superar la BHE. Lo que sí se ha comprobado es que estas enfermedades
provocan ciertos cambios en la propia estructura de esta barrera cerebral.
Si lo que ocurre es una infección en el cerebro, las cosas son algo más
fáciles, ya que la BHE también bloquea el paso de la mayor parte de
microorganismos patógenos. Sin embargo, en el caso de la penetración del famoso
VIH, pueden darse problemas asociados a la inflamación del propio órgano. Curar
el cerebro en este caso se vuelve realmente complicado, ya que es difícil que
los antirretrovirales usados superen la BHE.
En general, para administrar fármacos con el objetivo de curar el cerebro,
se abordan diversas estrategias. Una de ellas consiste en inyectar directamente
el medicamento en el propio órgano y en otras ocasiones se trata de modificar
químicamente el medicamento. Una forma totalmente innovadora para superar la
BHE consiste en la utilización de la nanotecnología para ayudar a que los
medicamentos puedan penetrar en el cerebro.
En un artículo publicado en Nature Communications, los investigadores
demostraron que podían utilizar nanopartículas como vehículos para transportar
un antirretroviral (el fármaco conocido como AZTTP). La novedad que aporta la
nanotecnología reside en que los científicos emplean una técnica
magnetoeléctrica para "guiar" al medicamento hacia su objetivo.
Esta innovadora tecnología, a pesar de que se ha probado solo en
tratamientos antirretrovirales, podría ayudar a otros fármacos a superar la BHE
y poder curar el cerebro en el caso de que suframos diversas enfermedades. El
tamaño minúsculo de estas nanopartículas permite que el matrimonio entre
nanotecnología y medicina presente un futuro, sin duda, esperanzador.
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