VENEZOLANOS DAN EL ÚLTIMO ADIÓS A CHÁVEZ, LLEVAN AL CUARTEL DE LA MONTAÑA

Emotiva despedida en las calles

LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El traslado del féretro con los restos mortales del presidente venezolano Hugo Chávez ha comenzado tras una misa en la Academia Militar de Caracas, donde desde el pasado día 6 cientos de miles de personas dieron su último adiós al gobernante.

El féretro fue llevado por soldados de caballería en uniforme de húsares al patio del recinto militar, en el que más de 1.000 cadetes le rindieron honores. Poco después comenzó a ser llevado por las calles de la capital hasta el Cuartel de la Montaña, donde permanecerán los restos del gobernante, fallecido el 5 de marzo, hasta que se decida su sepultura definitiva.

Flanqueado por su escolta personal y seguido por una caravana que encabezaban los padres del fallecido jefe de Estado, Elena y Hugo de los Reyes, familiares, funcionarios y la cúpula militar, el féretro cubierto con el tricolor venezolano recibió honores mientras se escuchaba el himno nacional y salvas de cañones.

La noche del jueves, la penúltima persona que pasó frente al ataúd fue una humilde mujer vestida con una camiseta con los ojos de Chávez impresos en el centro del pecho. Avanzó lentamente a lo largo de la caja de madera y cuando estuvo frente al rostro de su comandante, levantó enérgicamente el puño. Después se llevó la mano a la frente, al pecho, a un hombro, al otro y se besó el pulgar. Como quien despide, al mismo tiempo, a un padre y a un líder.

El destino parecía mover los hilos y detrás de ella pasó Félix Bolívar, un militante del Partido Comunista (PCV) que despidió a un hermano y compañero de lucha y combate".

Eran casi las tres de la mañana y hasta media hora antes los soldados seguían agitando sus manos para dar velocidad a la kilométrica fila que esperaba a las afueras de la Academia Militar bien entrada la noche.

Lo que empezó el 6 de marzo como una diligente fila extraída de una marcha prusiana, contemplada por la plana mayor del chavismo, terminó siendo una acelerada cola custodiada por varios soldados que subían en brazos a los más pequeños para que miraran a través del cristal el rostro del bolivariano.

Pero la chaqueta verde olivo, la corbata negra y la boina roja con la que lo despidieron el último día miles de personas era lo mejor conservado de un cuerpo que empezaba a mostrar signos de deterioro, después de nueve días expuesto.

La descomposición del cuerpo

Hugo Chávez, bautizado 'El Cristo de los pobres' por el Gobierno, se había humanizado y no sólo no resucitó, sino que se fue descomponiendo cada vez más. Nada más terrenal. El gobierno revolucionario había cumplido con precisión católica el novenario que marca la ortodoxia tras un fallecimiento.

A esa misma hora, hasta tres canales públicos de televisión seguían emitiendo de forma ininterrumpida imágenes del líder revolucionario; de sus mejores discursos, de sus encuentros con los niños, del Caracazo, del Golpe de Estado de 1992, de sus orígenes en Barinas…. Así todo el jueves. Así durante nueve días.

Ni los médicos ni el entusiasmo popular lograron frenar el cáncer y tampoco ninguno de los dos pudo evitar un deterioro que dificulta enormemente su embalsamamiento, tal y como había prometido Nicolás Maduro pocas horas después de su muerte "para ser contemplado de por vida en una urna de cristal".

Expertos llegados desde Rusia, la Sorbona del embalsamamiento, y Alemania confirmaron que "la decisión se debía haber tomado mucho antes".

La sorpresa, "producto del amor", que Maduro había reservado para levantar la moral del chavismo, y dar el pistoletazo de salida a su campaña electoral en busca de la presidencia, le salió cara, y tuvo que dar marcha atrás. El hombre que cuidó de Chávez en vida no supo hacerlo de muerto.

Los deseos de la familia

Pero tal vez no sea simplemente una negligencia. Varios columnistas señalaban ayer en la prensa venezolana que al deterioro del cadáver se ha sumado el desacuerdo de las hijas de Chávez, que no olvidan que su padre dejó escrito en unas memorias que le gustaría descansar bajo un árbol en su tierra natal de Barinas.

El embalsamiento prometido es un proceso tan lento, se necesita unos seis meses y caro, alrededor de un millón de dólares, como desagradable para sus familiares.

Primero, le extraerán toda la sangre de las venas. Luego, sustituirán los fluidos por un cóctel de formaldehido, glicerina y alcohol. También le inyectarán un colorante que devuelva el color moreno a su blanquecina tez. Y, finalmente, le colocarán los cabellos rizados con el que todos lo recuerdan durante sus años de esplendor antes de que la quimioterapia le dejara calvo.

Hace 37 años, según las crónicas de la época, frente al féretro del dictador Francisco Franco pasaron 300.000 personas, durante los tres días que estuvo expuesto en la Plaza de Oriente. En los últimos diez días, hasta dos millones de personas se han acercado, según los medios oficiales, hasta el ataúd de Chávez, bien en la calle o bien en la capilla ardiente.

Probablemente el viejo militante comunista y la humilde mujer que acaba de santiguarse sean los últimos que vuelva a verlo públicamente... tal y como lo recordamos.