ARGENTINA (ANB / Erbol).- Jorge Mario Bergoglio es el nuevo
Papa, de ahora en adelante conocido como Francisco I, ante la algarabía de los
católicos, sin embargo en Argentina tiene varios críticos, sobre todo por su
actitud frente a la dictadura militar.
Nacido en
Buenos Aires en 1936, Bergoglio, era hijo de emigrantes italianos. Ingresó en
1958 a la congregación Compañía de Jesús y de 1973 a 1979 fue provincial de los
jesuitas en Argentina y un año después se convirtió en rector del seminario
donde estudió.
Sin embargo
la gran crítica que se le hace es que en la dictadura militar que azotó
argentina, y en la que varios jesuitas alzaron su voz de protesta contra este
régimen, por lo que fueron perseguidos,
Bergoglio guardó silencio y se mantuvo alejado de cualquier tema
político.
La frase que enunciaba cada vez que se le
preguntaba su opinión sobre este tema es que el lugar de los sacerdotes eran
las iglesias.
En 1998 fue nombrado como Obispo de la
diócesis de Buenos Aires y en el 2001 cardenal.
¿Cómplice
directo de torturas y asesinato?
Jorge Mario
Bergoglio, fue acusado en su día de colaborar con la dictadura militar
argentina, sobre todo después de
declarar hace dos años como testigo en el juicio de la Escuela Mecánica de la
Armada (ESMA) tras supuestamente delatar y retirar la protección a dos
sacerdotes jesuitas desaparecidos en la misma.
El
exarzobispo de Buenos Aires siempre negó las acusaciones.
Bergoglio
era el superior de los jesuitas en Argentina y retiró, en mayo de 1976, la
licencia religiosa a los curas Francisco Jalics y Orlandio Yorio, dos
subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían adoptado una posición
activista en la defensa de los derechos de los pobres.
Ambos
sacerdotes fueron secuestrados por un grupo de la ESMA poco después de perder
la protección por orden del nuevo Papa, y se les envió a la Escuela Militar
donde fueron torturados. Los curas, según el periodista Horacio Verbitsky,
sospecharon que Bergoglio los había delatado.
Robo de
bebés
Jorge Mario
Bergoglio también fue a llamado a declarar como testigo, por petición de la
Fiscalía y las Abuelas de Plaza de Mayo, en el juicio por el plan sistemático
de robo de bebés nacidos en cautiverio durante la dictadura.
Se le llamó
a declarar después de que otra testigo, Estela de la Cuadra, presentase varias
misivas que su padre le había enviado a Bergoglio para que le ayudase en la
búsqueda de su hija desaparecida y su nieta. Según informó el periódico
argentino Página/12, Estela de la Cuadra preguntó al Tribunal: "¿Cómo es
que Bergoglio dice que hace solo diez años que sabe del robo de bebés? ¿Por qué
no lo citan?".
Enfrentado
al gobierno argentino por el matrimonio igualitario
Como miembro
de la Conferencia Episcopal Argentina --que llegó a presidir durante dos períodos--,
ha atacado a los gobiernos de los Kirchner por sus políticas y diferentes
posturas respecto a los católicos. La última polémica fue en 2012, con la
aprobación del matrimonio homosexual en el país sudamericano.
Durante el
mandato de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007, el presidente argentino mantuvo
enfrentamientos dialécticos con Bergoglio, a quien Néstor llegó a considerar
como de la oposición. Los medios de comunicación argentinos hablan de una
relación "conflictiva" que se rebajó durante la Presidencia de
Cristina, aunque los enfrentamientos nunca llegaron a desaparecer.
Después de
que Néstor Kirchner ganara las elecciones en 2003, Bergoglio criticó "el
exhibicionismo y los anuncios estridentes" del nuevo mandatario. El
entonces presidente se negó a acudir a varias de las ceremonias encabezadas por
Bergoglio y desde la Conferencia Episcopal se aseguró que no había relaciones
entre la Iglesia y el Ejecutivo argentino.
Las malas
relaciones y los enfrentamientos verbales llevaron a Néstor a criticar
abiertamente a la Iglesia. "Nuestro Dios es de todos, pero cuidado que el
diablo también llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan
sotanas", apostilló Kirchner.
Con la
llegada de Cristina Fernández al poder, las relaciones mejoraron, gracias a los
contactos que la presidenta mantuvo con la Iglesia para preparar el viaje de
2009 al Vaticano. Pero las buenas relaciones comenzaron a romperse después de
que Bergoglio acusase al Gobierno de Fernández de alimentar la "crispación
social" y denunció que "desde hace años el país no se hace cargo de
la gente".
Sin embargo,
con el anuncio en 2010 de que el Gobierno aprobaría una ley para legalizar el
matrimonio homosexual, las relaciones empeoraron aún más. Bergoglio envió una
misiva a toda la Iglesia argentina en la que pedía que en las ceremonias
religiosas se mencionara "el bien inalterable del matrimonio y la
familia".
Cristina
Fernández desechó la idea de que fuera un asunto religioso. "Me preocupa
el tono que ha adquirido el discurso, se plantea como una cuestión de moral
religiosa y atentatoria del orden natural, cuando en realidad lo que se está
haciendo es mirar una realidad que ya está", indicó la mandataria durante
el trámite parlamentario.
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