En el
Vaticano
Francisco, en el cementerio del Verano de Roma, celebrando la festividad del Día de Todos los Santos Foto: ANSA |
ESPAÑA (ANB / Fuente: El Clarín-Venezuela).-
Los recurrentes rumores de un complot
contra Francisco cobraron súbita realidad hoy cuando el Vaticano informó del
arresto de un monseñor español y de una bella publicista italiana. Se los acusa
de robar y difundir información clasificada del Papa.
El
explosivo caso, que amenaza con regar sus esquirlas por varios rincones de la
Curia, evoca el llamado Vatileaks, el escándalo por filtraciones de datos que
debilitó en 2012 el pontificado de Benedicto XVI.
Los
arrestados son el doctor en Teología Lucio Angel Vallejo Balda, de 54 años, y
la joven Francesca Chaouqui, de 33 años, experta en comunicación y redes
sociales.
Ambos
detenidos eran miembros de la Comisión de Estudio sobre la Organización de las
Estructuras Económicas Administrativas de la Santa Sede (COSEA), el grupo
creado en 2013 por Francisco para sanear las cuentas del Vaticano y poner fin a
varios escándalos de corrupción.
Al
anunciar los arrestos, el Vaticano recuerda también el caso del ex mayordomo
del papa Benedicto XVI, Paolo Gabriele, condenado en 2012 a 18 meses de cárcel
por robar documentos sensibles del escritorio del pontífice.
“Se
trata de una grave traición a la confianza otorgada por el Papa”, subraya la
nota. La joven fue liberada ayer por haber colaborado con la investigación
abierta. Vallejo Balda, en tanto, pasa los días alojado en la misma celda que
el mayordomo traidor.
Según
el diario Il Corriere della Sera, fueron robados datos del computador del
italiano Libero Milone, auditor externo, a quien el Vaticano pidió controlar
sus finanzas en el marco de las reformas impulsadas por Francisco.
Pero
lo que sorprende es el modo en que se entrecruzan los antecedentes y relaciones
de ambos detenidos. Bergoglio creó en julio de 2013 la comisión para ordenar
las cuentas vaticanas.
A su
frente colocó a Lucio Vallejo, quien pertenece al Opus Dei, uno de los sectores
más conservadores de la Iglesia y que rechaza ciertas reformas impulsadas por
el Papa, en especial, en el tema de los divorciados vueltos a casar y los
homosexuales. Vallejo ya era jefe de la secretaría de Asuntos Económicos.
Chaouqui,
una italiana de padre marroquí y con cierta cercanía al ex premier Giulio
Andreotti, fue elegida por Vallejo como la única mujer del grupo.
La
joven asesora, considerada en los corrillos del Vaticano como una “bomba sexy”,
era conocida por sus tuits polémicos y su amistad con uno de los periodistas
que destapó los documentos del escándalo Vatileaks en 2012, Gianluigi Nuzzi.
Junto
a Vallejo, la joven tuvo una polémica participación en un costoso banquete
organizado en la azotea de la prefectura de Asuntos Económicos con motivo de la
canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II. El caso provocó sordas quejas del
propio Papa.
Pero
los problemas con la pareja no terminaron allí. La prensa italiana dice que,
según la actual investigación iniciada en mayo por la gendarmería vaticana, el
sacerdote y la asesora habrían sustraído documentos y registrado conversaciones
confidenciales del Papa durante sus reuniones en la residencia de Santa Marta.
“Si
no sabemos cuidar el dinero, que se ve”, se lamenta el pontífice, “¿cómo vamos
a cuidar las almas de los fieles, que no se ven?”.
Ninguna
fuente había confirmado hasta esta noche la autenticidad de la frase grabada
que la prensa atribuye al Papa.
El
caso estalla días después de que se conocieran presiones conservadoras contra
las reformas del Papa en el reciente Sínodo de la Familia.
Parte
de esa ofensiva fueron la difusión inconsulta de una carta con quejas de 13
cardenales y el revuelo que un diario cercano a esos sectores provocó al
anunciar que Francisco tenía un tumor, desmentido por el Vaticano.
Los
documentos robados ahora, según la Santa Sede, aparecerán próximamente en dos
libros. Uno se titula Avarizia, de Emiliano Fittipaldi; el otro es Via Crucis,
cuyo autor, Gianlugi Nuzzi, publicó en 2012 Su Santidad: las cartas secretas de
Benedicto XVI, con las notas del Papa alemán robadas por su mayordomo. Sus
autores dicen que ambas obras buscan mostrar cómo sectores de la curia resisten
los cambios del Papa argentino.
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