Revelación
de La Tercera
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El gobierno de Chile planteó a Bolivia el restablecimiento
de relaciones diplomáticas sin condiciones, con la finalidad de neutralizar la
posición del Papa Francisco sobre la reivindicación marítima, según un informe
especial que publica el matutino La Tercera de Santiago.
En su
nota dominical, citando fuentes de la cancillería del vecino país, el periódico
indica que fue una forma de salir del “atolladero” y frente a la estrategia
boliviana sobre el tema.
En el
mismo texto se menciona que el expresidente de Bolivia, Eduardo Rodríguez Veltzé,
tuvo acercamientos con un diplomático chileno para llegar un “acuerdo que
satisfaga a La Paz y Santiago”, lo cual derivara en una relación.
Texto
completo de La Tercera
"La
lluvia golpeaba con fuerza sobre la carpa blanca que cubre el pequeño jardín de
la residencia de la cónsul de Bolivia en Chile, Magdalena Cajías, en calle San
Damián, en Las Condes, apagando por momentos el sonido de su voz mientras
hablaba del proceso de “reparación de las injusticias históricas” -sociales,
culturales y económicas- que vive su país desde la llegada del gobierno de Evo
Morales.
“El
concepto de reparación es también el que nos ha llevado a plantearnos ante la
Corte Internacional de La Haya para el caso de injusticia de más de 100 años,
que fue la pérdida de nuestro acceso soberano al mar”, dijo Cajías el jueves 6,
en un breve discurso, con motivo de la celebración del Día de la Independencia
de Bolivia, rompiendo el silencio que ha mantenido sobre el tema de la demanda
marítima desde que llegó a Chile, en abril del año pasado.
Lo
hizo, eso sí, en un ambiente protegido. En su casa y ante unos 30 invitados,
entre los que había embajadores y representantes de misiones extranjeras
acreditadas en Chile, unos pocos chilenos y otros tantos bolivianos.
“Creemos
en la importancia del diálogo que se ha propuesto en la corte, en la
posibilidad de diálogo con nuestros vecinos, que lamento sientan que se les
está agrediendo cuando pedimos este derecho a la reparación. Pero es un derecho
a la reparación a través del diálogo, el que siempre vamos a plantear desde una
perspectiva pacifista, desde una perspectiva de integración, desde una
perspectiva latinoamericana, sudamericana y mundial, porque los pueblos tienen
que encontrar soluciones y tienen que encontrar la posibilidad de debatir sobre
lo que los separa”, argumentó la diplomática boliviana. “Creemos firmemente que
más allá de los dimes y diretes que pueden producirse a diario, estamos en
condiciones entre Bolivia y Chile de restablecer en algún momento nuestras
relaciones y sentarnos de manera franca y sincera a debatir nuestros
problemas”, dijo Cajías al finalizar su mensaje.
En el
jardín, bajo la carpa blanca que con dificultad resistía el fuerte temporal, el
director de política consular de la Cancillería chilena, Jaime Bascuñán,
escuchaba en silencio. Era el único representante del gobierno en la ceremonia.
Una señal clara del tenso momento que pasan las relaciones entre Santiago y La
Paz desde hace casi un mes y que esta semana llegó a un punto crítico, tras la
amenaza lanzada por el Presidente Evo Morales de expulsar al cónsul general de
Chile en Bolivia, Milenko Skoknic.
“Chile,
por la cuestión del mar, siempre buscó la inestabilidad política.
Sospechosamente estos días, esta semana que se va (la entrevista con Morales
fue el 1 de agosto), el cónsul de Chile estaba viajando a todos los
departamentos, no sé si hay que declarar persona non grata a ese cónsul,
buscando a autoridades y dirigentes. No sé si son sus atribuciones, vamos a
analizar profundamente esta andanza del cónsul chileno”, dijo el mandatario
paceño.
Al
momento de conocerse las acusaciones de Morales, el canciller David
Choquehuanca se encontraba en Italia para asistir a la inauguración del stand
de Bolivia en la Expo Milán. No sabía de las críticas que el Presidente había
lanzado contra Skoknic. Hasta ese momento, aseguran fuentes de la Cancillería
boliviana, en el ministerio no existía una queja, mucho menos una investigación
sobre el desempeño del diplomático chileno, ni de sus reuniones con tres
autoridades departamentales -de las cuales dos son oficialistas- o con
dirigentes gremiales.
La
tarea que tenía Choquehuanca por delante respecto de Chile era otra y la había
anunciado el mismo Evo Morales el lunes: Preparar una propuesta formal para el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas rotas en 1978 y que fijara
mecanismos para discutir el tema del mar.
Pero
las acusaciones de Morales contra el cónsul chileno abortaron la propuesta.
“Todas
las cosas tienen un límite”, respondió airado el canciller Muñoz al presidente
boliviano. “Que la Corte de La Haya tome nota y que el Papa tome nota: nuestro
ofrecimiento de diálogo es respondido con una amenaza de expulsión de nuestro
cónsul general”, añadió. “Qué más se puede decir, nos vemos en La Haya”,
concluyó Muñoz, frase que se interpretó como un portazo a la idea de Morales de
enviar a Chile una propuesta formal.
Secuelas
del hermano Francisco
Fue
el 8 de julio cuando el Papa Francisco, en medio de su visita a Bolivia, de
manera sorpresiva instó a Chile y Bolivia a resolver los temas pendientes a
través del diálogo. “Estoy pensando en el mar. Diálogo. El diálogo es
indispensable”, indicó el jerarca de la Iglesia Católica.
La
intervención del Sumo Pontífice, sumado a la fuerte ofensiva que ha desplegado
Bolivia ante la comunidad internacional en favor de su demanda marítima,
obligaron a la Cancillería chilena a una jugada compleja y rápida. Tras un
intercambio de opiniones vía WhatsApp con algunos de sus asesores más cercanos,
entre los que se cuentan Alberto van Klaveren; su jefe de gabinete, Aníbal
Barría; Carlos Portales, Angel Flisfish, Luis Maira y Juan Somavía y, después
de conseguir la autorización de la Presidenta Michelle Bachelet, el canciller
Heraldo Muñoz planteó a través de la prensa que Chile estaba disponible para
restablecer de inmediato y sin condiciones las relaciones diplomáticas con
Bolivia.
Diplomáticos
chilenos admiten que la estrategia permitía salir del atolladero en que quedó
Chile tras el llamado del Papa Francisco, trasladando a Bolivia la
responsabilidad de poner obstáculos al diálogo. Según los análisis que se
hacían en Cancillería, era difícil que el gobierno de Morales aprobara la
invitación, sin fijar condiciones que la hicieran inviable. Además, no tenía
costos negativos para la defensa chilena ante los jueces de la Corte de La
Haya.
Tal
como habían previsto en Santiago, la proposición informal descolocó a Evo
Morales, quien reaccionó con violencia, acusando al canciller chileno de faltar
a la verdad.
Debieron
pasar un par de días para que la Cancillería paceña matizara la respuesta.
Ahora se mostraban disponibles, siempre y cuando el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas condujera a encontrar una solución a la demanda de
salida soberana al mar. Condición que fue rechazada de inmediato por el
canciller Muñoz.
Esfuerzos
del agente boliviano
El 27
de julio, Evo Morales invitó a los ex presidentes bolivianos a una reunión en
Palacio Quemado. El objetivo era sumar a los opositores Jaime Paz Zamora
(socialdemócrata) y al derechista Jorge Quiroga a la ofensiva comunicacional
por la demanda marítima. El primero aprovecharía sus contactos en Europa y con
la Internacional Socialista; el segundo, sus redes en Estados Unidos.
Pero
en la cita, a la que también concurrieron el canciller Choquehuanca y el agente
paceño ante la Corte de La Haya, Eduardo Rodríguez Veltzé, también se discutió
extensamente la respuesta que había dado hasta entonces Bolivia a la idea de
restablecer relaciones diplomáticas con Chile.
En
ese punto, afirman fuentes diplomáticas paceñas, hubo discrepancias. El
canciller, Paz Zamora y, en especial, Rodríguez Veltzé se habrían inclinado por
flexibilizar la respuesta original para no aparecer ante la comunidad
internacional como un intento de obstaculizar la normalización de relaciones
diplomáticas con Chile.
Morales
no habría estado de acuerdo. Bajo presión de grupos del MAS, que están
alentando la reelección del mandatario para el período 2020-2025, lo que
obligaría a modificar la Constitución, Morales se inclinó por establecer nuevas
condiciones, a fin de aceptar elevar a nivel de embajadores las relaciones con
Chile: que en cinco años se solucionara el acceso soberano al mar y que el Papa
fuera garante de esas conversaciones.
En La
Paz, diplomáticos que conocieron ese debate señalan que el ex Presidente “Tuto”
Quiroga apoyó con entusiasmo esa fórmula, tal vez, añaden las fuentes, como una
forma de dejar en el pasado el hecho de que durante su gestión se avanzó con el
entonces Presidente Ricardo Lagos en la negociación de un enclave sin soberanía
para exportar gas boliviano desde territorio chileno.
Otros,
como Rodríguez Veltzé, advirtieron que la propuesta tal como estaba planteada
sería inviable.
El
sábado 1 de agosto, el agente boliviano ante la Corte de La Haya dio una
extensa entrevista en un canal de televisión, en la que afirmó que la
reanudación de relaciones diplomáticas no era incompatible con el juicio que se
ventila en el Tribunal Internacional de La Haya.
Pero
lo que más llamó la atención en Chile fue el hecho de que propusiera como única
condición para normalizar las relaciones entre estados el que se estableciera
una aproximación al diálogo marítimo.
Cercanos
a Rodríguez Veltzé afirman que aunque el agente y ex presidente de la Corte
Suprema no había recibido instrucciones precisas del canciller Choquehuanca
para plantear eso, sí habían conversado previamente los parámetros en los que
se podía mover.
El
agente boliviano fue más allá en sus esfuerzos. El fin de semana se contactó
con un diplomático chileno al que había conocido en enero, en Zambia, durante
una reunión de trabajo del grupo de países sin litoral, para establecer una vía
de comunicación entre las cancillerías de Bolivia y Chile.
La
idea era lograr un acuerdo que satisficiera a Santiago y La Paz, el que
permitiera el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países
con el concepto de aproximación al diálogo en el tema del mar. Tanto
Choquehuanca como Muñoz eran informados de estas tratativas. Aunque el
canciller chileno no tenía muchas expectativas de éxito.
Los
esfuerzos parecían ir bien encaminados hasta el martes 4 en la mañana, cuando
el Presidente Morales amenazó con expulsar al cónsul chileno en Bolivia,
desatando un nuevo temporal, cuyo golpeteo, como el del jueves 6 en la tarde,
parece ahogar las voces de quienes creen, “más allá de los dimes y diretes que
se producen a diario”, que Chile y Bolivia en algún momento normalizarán sus
relaciones diplomáticas".
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