Nuestra ascendencia neandertal se incrementa en los genes que afectan a la
keratina, que confiere dureza a la piel, cabello y uñas/NEANDERTHAL MUSEUM/H.
NEUMANN
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LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Tomado de
ABC.es).- Hace ya cuatro años que
Svante Pääbo, director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en
Leipzig, sorprendió al mundo, en abril de 2010, con uno de sus proyectos más
ambiciosos, la secuenciación del genoma de un hombre de Neandertal.
De aquél trabajo surgió la sorpresa de que esa "otra" especie
inteligente, que desapareció sin dejar rastro hace unos 30.000 años y que
convivió con Homo sapiens en Europa durante miles de años, sí que dejó su
huella en todos nosotros, excepto en los africanos. De hecho, Pääbo, que hace
apenas unos meses publicó un segundo genoma neandertal "en alta
resolución", encontró que entre el 2% y el 4% del genoma actual de los no
africanos está heredado del hombre de Neandertal. El cruce entre ambas especies
ocurrió entre hace 40.000 y 80.000 años. Los africanos modernos no tienen
herencia neandertal porque sus antepasados nunca se cruzaron con ellos, que
vivían en Europa y Asia.
Desde entonces, distintos grupos de investigadores han intentado
profundizar en esa herencia genética y comprobar con exactitud cuáles, entre
todos los rasgos que definen al hombre moderno, podemos considerar claramente
como una herencia neandertal. Dos equipos diferentes de investigadores publican
esta misma semana (uno hoy en Nature, el otro mañana en Science) sus
conclusiones al respecto. Esto es, pues, lo que aún tenemos de neandertal.
Según la investigación liderada por genetistas de la Escuela Médica de
Harvard y publicada en Nature, los restos de ADN neandertal en los humanos
modernos están asociados a genes que afectan a la diabetes tipo 2, a la
enfermedad de Cronh, al lupus, a la cirrosis biliar y a la conducta de los
fumadores. Otra herencia importante es la responsable de distintas
características de la piel y el cabello de los humanos actuales.
Por su parte, científicos de la Universidad de Washington aseguran en
Science que, a pesar de que el porcentaje de genes de neandertal es pequeño en
cada individuo, en total podría haber sobrevivido en los humanos modernos hasta
un 20% de su genoma completo, si sumamos las partes heredadas por las
diferentes poblaciones que habitan hoy el planeta.
Ambos equipos, además, coinciden en señalar que amplias regiones de nuestro
genoma están prácticamente libres de la presencia de algún gen neandertal, lo
cual sugiere que algunas partes de la "herencia" resultaban
perjudiciales para nosotros y no se incorporaron a nuestro genoma. Todo lo
contrario que sucede en otras secciones, en las que se concentran más genes neandertales
de lo que se esperaba. Esas secuencias sobrevivieron en nuestro genoma porque
aportaban alguna ventaja adaptativa clara a nuestros antepasados, probablemente
relacionada con el tono y grosor de su piel y cabello.
"Ahora podemos estimar la probabilidad de que una determinada variante
genética proceda de los neandertales - explica David Reich, autor principal del
artículo de Nature- . Y podemos empezar a comprender en qué modo ese ADN
heredado nos está afectando. También podemos aprender más de cómo eran los
propios neandertales".
Comparación del ADN
Reich y sus colegas, entre los que se incluye el propio Svante Pääbo,
analizaron variantes genéticas de 846 personas no africanas, de otras 176
naturales del Africa subsahariana y las compararon con el genoma de alta
calidad de un neandertal de hace 50.000 años, que fue publicado por el equipo
en 2013. El equipo de la Universidad de Washington, por su parte, secuenció el
genoma completo de 600 no africanos modernos para compararlos con el de los
neandertales.
Para determinar si cada variante genética analizada podía ser achacada, o
no, a la herencia neandertal, los investigadores de la Escuela Médica de
Harvard se fijaron en si esas variantes concretas aparecían solo en los no
africanos y, por lo tanto, estaban ausentes en los africanos. Utilizando esta y
otras clases de filtros, el equipo halló que algunas áreas del genoma de los no
africanos actuales era muy rico en ADN neandertal, lo que prueba que las
mutaciones de esas áreas debieron de ser de mucha ayuda para la supervivencia
de nuestros antepasados, mientras que otras áreas del genoma moderno aparecían
"desiertas" de restos neandertales o los mostraban en valores muy
inferiores a la media.
Infertilidad híbrida
Esas áreas estériles son, precisamente, la parte "más excitante"
de la investigación, afirma Sriram Sankararaman, primer firmante del artículo
de Nature, ya que sugiere que "la introducción de algunas de esas
mutaciones neandertales eran perjudiciales para los antepasados de los no africanos
y fueron, por lo tanto, eliminadas después por la acción de la selección
natural".
En concreto, el equipo se dio cuenta de que las partes de nuestro genoma en
las que menos herencia neandertal podemos encontrar se concentran en dos
grupos: los genes más activos de la línea germinal masculina (los testículos) y
los genes del cromosoma X. Este patrón se ha asociado, en otros estudios de
hibridación hechos con animales, a un fenómeno conocido como "infertilidad
híbrida", según la cual la descendencia de un macho perteneciente a una
subespecie que se cruza con una hembra perteneciente a otra resulta en hijos
estériles. Es el caso de los mulos, fruto del cruce entre caballos y asnos y
que no pueden tener descendencia.
"Todo esto sugiere que cuando los humanos antiguos se encontraron y
cruzaron con los neandertales -asegura Reich- las dos especies estaban justo al
borde de la incompatibilidad biológica". Las poblaciones humanas actuales,
separadas entre sí como mucho durante 100.000 años (como es el caso de Africanos
y Europeos) siguen siendo compatibles entre sí y no hay evidencia de que su
mezcla incremente la infertilidad masculina. Al contrario, los humanos antiguos
y las poblaciones neandertales llevaban separadas más de 500.000 años, por lo
que su compatibilidad biológica, aunque aún existente, era mucho menor.
El equipo de Reich también midió cómo el ADN neandertal presente en los
genomas modernos afecta a la producción de keratina y al riesgo de padecer
determinadas enfermedades.
Y es que nuestra ascendencia neandertal se incrementa de forma especial en
los genes que, de alguna forma, afectan a los filamentos de keratina, una
proteína fibrosa que confiere dureza a la piel, cabello y uñas y que puede
resultar muy beneficiosa en ambientes muy fríos, ya que proporciona un
aislamiento más grueso. "Resulta muy tentador -asegura Reich- pensar que
los neandertales ya estaban muy adaptados a los ambientes no africanos y que
proporcionaron ese beneficio genético a nuestros antepasados".
Los investigadores también pudieron demostrar que hasta nueve variantes
genéticas modernas están directamente heredadas de los neandertales. Variantes
que afectan a enfermedades relacionadas con el sistema inmune y también con
determinados comportamientos, como la capacidad de dejar de fumar. El equipo
espera que en el futuro se puedan identificar muchas más variantes de origen
neandertal.
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