Investigación sobre el consumo
de la coca en Bolivia
PANDO,
BOLIVIA (ANB / Erbol).- Marco Ayala, responsable de la parte
técnica, operativa y de desplazamiento del estudio integral de la coca,
confirmó hoy que en 2010 ya estaban listos los resultados de la encuesta
realizada en aproximadamente 11 mil hogares del país sobre el consumo de la
hoja verde y esos datos no fueron presentados porque aún faltaba realizar otras
investigaciones complementarias.
El técnico dijo que el estudio
integral de la coca no sólo se centró en la superficie de demanda legal de
coca, sino en varias otras dimensiones que en total requirieron 12
investigaciones, divididos en dos etapas.
“En la primera etapa de ocho
estudios se (investigó el tema de la) productividad media, demanda en hogares,
rutas, transportes, temas culturales, antropológicos, los convenios nacionales
e internacionales y eso fue hecho el 2010; el 2012 se hizo una segunda etapa,
donde se profundizó la actividad económica, se vio comercio en fronteras y
algunos otros estudios adicionales”, sostuvo.
Las primeras reuniones para
concretizar este estudio se realizaron en 2004 y cuatro años después se
suscribió con la Unión Europea para que este organismo internacional financie
la investigación (ocho primeros estudios).
“El operativo que hizo el INE a
hogares fue en un año, sino me equivoco, investigaron 11 mil hogares durante un
año y todos los meses, para ver las frecuencias, porque no es lo mismo el
consumo de coca en enero y diciembre, en cosecha y siembra sube la demanda de
coca. Los resultados de este estudio recién se tuvieron en 2010. La segunda
etapa nos llevó desde 2012, más o menos desde agosto, fue hecho por un equipo
de consultores independientes, se trajeron algunos consultores internacionales,
la encuesta fue grande, (por eso) se tardó; pero una cosa es hacer (11 mil)
observaciones en hogares, que fue lo que hizo INE, y otra cosa es hacerlo en la
actividad económica ingresando a centro mineros, a campamentos o ir a buscar a
transportistas a las terminales”, justificó.
¿Y los “fantasmas”?
Reiteró que el estudio fue
realizado en base a una encuesta, es decir, una muestra, lo que significa que
no como un censo, que abarca absolutamente a toda la población.
“Es por eso que nosotros
determinamos el 2012, que de 10 mil personas, tres mil consumen habitualmente u
ocasionalmente (es decir tres millones del total de la población boliviana). En
la encuesta, agarramos a la población económicamente activa u ocupada, que la
podemos asignar actividad económica, como la minería, transporte, comercio; pero
hay otra población económica inactiva, esa población, más un porcentaje de la
población desocupada, forman el otro (grupo de consumidores de coca)”, explicó.
Afirmó que por ejemplo la ama
de casa del área rural fue incluida dentro de esa población económicamente
inactiva, porque si bien en sus casas
producen y ayudan en varias labores, bajo la óptica de la metodología de le
encuesta aplicada en el estudio de la coca no se las podía incorporar en la
población ocupada.
“Otra población que no se
incorpora (entre los ocupados) son los estudiantes desde 10 años, al igual que
rentistas y jubilados. Entonces este es el espectro de toda la población que
consume, población ocupada (que se la puede asignar actividad económica),
población económicamente inactiva y población desocupada”, apuntó.
Los “no saben, no responden”
Aseguró que cuando se preguntó
a las personas encuestadas para qué consumen la coca, algunas no quisieron
responder, posiblemente por temas relacionados a la mística.
“Y es que en ciertas regiones,
entenderán, hay un respeto al consumo de coca, es un poco místico (y no los
seguimos preguntando para qué consumen), pero sí se tomó en cuenta a esa
población pese a que dijeron ‘no respondo esa pregunta’ o simplemente un ‘no
sé’”, señaló.
Y en ese contexto, el estudio
determinó que las personas que declararon que pijchean son el 33% de los
encuestados, que en cifras reales son más o menos un millón de personas.
“Pero cuando vemos por volumen
o demanda (de coca), cambia esa estructura, porque de las 19 mil toneladas para
cubrir la demanda legal, en pijcheo se van 16 mil toneladas, es decir, este 33
por ciento de la población demanda casi el 85% en volumen; en términos
medicinales solamente el 5%; los ‘no
saben y no responden’ son solamente 520 toneladas”, detalló.
También enfatizó que esa
población consumidora de coca incluida en “no sabe y no responde” no se puede
deducir que destine la hoja verde al narcotráfico.
En síntesis, “en la base de
datos del estudio todo está así (como ahora lo explico), no hurgamos, no
maquillamos los resultados, simplemente la mostramos”, manifestó.
Objetivo
Aseguró que el objetivo
principal del estudio era determinar la población que consume y cantidades
(volumen) de coca que consume.
“El objetivo básicamente de
este estudio no era qué tipo de hoja de coca consumen o cuál es su preferencia
(si de Yungas o del Chapare), pero sí para qué consumen, para qué usos, en qué
actividades económicas, ese sí fue el objetivo”, puntualizó.
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