ESPAÑA
(ANB / CNN).- Cada mañana durante dos años y medio, Calven Goza intentó mover las
piernas, con la esperanza de ir en contra de la ciencia médica y que esta vez,
este día, fuera diferente.
Nunca fue así.
Un accidente con un conductor ebrio dejó con parálisis a
Goza por debajo del pecho. Ninguna cantidad de ilusiones podía ayudar a que
moviera las piernas de nuevo.
Pero el 5 de diciembre, Goza, de 26 años, tuvo otra
oportunidad.
Esta vez, los investigadores lo llevaron a un laboratorio
en la Universidad de Louisville en Estados Unidos. Allí, se convirtió en uno de
los primeros sujetos de estudio en recibir nueva terapia diseñada para ayudar a
personas con parálisis a mover las piernas de nuevo.
Los sensores fueron conectados en la pierna. Los
investigadores implantaron electrodos en su columna vertebral. En su dedo del
pie había un anillo y un lazo. La meta era que él jalara ese lazo con su dedo
del pie.
Durante dos horas, los científicos enviaron sacudidas de
electricidad a los receptores implantados quirúrgicamente en la columna
vertebral de Goza.
Goza intentó fuertemente mover las piernas; incluso un
dedo, pero no pasó nada.
Los investigadores jugaron con combinaciones diferentes
de voltaje, cambiando la circulación y polaridad.
Aun así, Goza no podía moverse.
“¿Crees que necesitas un poco más de voltaje?”, preguntó
Susan Harkema, una neurocientífica y la investigadora líder del proyecto.
"Por supuesto”, respondió. “Intentémoslo”.
Le subieron la carga y su dedo del pie movió el lazo. Los
médicos cambiaron la configuración del voltaje de nuevo y algo increíble
ocurrió.
Goza dobló la rodilla.
Un hombre que no podía mover las piernas desde el
accidente ahora levantaba la pierna de la mesa.
Toda la habitación se iluminó con sonrisas.
"Fue bastante increíble”, dijo Goza. “Al principio
lo cuestioné: Quizá eso no ocurrió de verdad, y solo esperaba que ocurriera”.
En las siguientes horas, Goza levantó las piernas varias
veces más.
La ciencia hizo que lo imposible fuera posible para Goza.
Goza no necesariamente caminará de nuevo, aunque sus
médicos tienen la esperanza. En los últimos cinco años, cuatro hombres con
parálisis han pasado por esta terapia, pero ninguno de ellos puede caminar. Al
menos no todavía.
Aun así, otros hombres con parálisis experimentaron
beneficios de la terapia que algunos dicen podría ser incluso más importante
que caminar: Ahora, pueden controlar sus intestinos y vejigas. Incluso pueden
tener sexo.
"Por supuesto, me gustaría caminar algún día”, dijo
Kent Stephenson, uno de los sujetos del estudio. “Pero solo dame función sexual
y control de intestinos y vejiga; y estoy muy feliz”.
La presión sanguínea de otro sujeto del estudio, que
fluctuaba ampliamente y lo hacía sentirse débil, estuvo bajo control después de
la terapia.
Continuarán examinando el impacto del tratamiento en el
sistema cardiovascular.
Y en 2015, los
investigadores de Louisville planean probar su tratamiento general en siete
pacientes más.
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