LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- El ministro de Educación, Roberto
Aguilar, precisó el miércoles que el Decreto Supremo 1302, de Erradicación de
la Violencia en las Escuelas, para la protección a niños y adolescentes en edad
escolar, de violaciones, abusos y maltratos en los establecimientos educativos
de Bolivia, sancionará a los victimarios sólo después de que la Policía haya
colectado pruebas y el Ministerio Público los haya imputado.
"Si hay elementos de prueba, el fiscal
los imputa y ahí viene la suspensión" sin goce de haberes en el caso de
los educadores denunciados por acoso, agresión física o vejación sexual, dijo
el Ministro entrevistado por el magazine televisivo 'Anoticiando', que difunde
la Red ATB.
Aguilar que se explayó con ejemplos de
casos reales registrados en el último tiempo, explicó que la suspensión de un
educador denunciado de acoso o violencia sexual, no funcionara a "simple
denuncia".
"Tiene el fiscal que evaluar las
pruebas y la Policía indagar", enfatizó.
Entre 8 y 9 niños y niñas de un grupo de 10
son víctimas de algún tipo de violencia en el país, según un reporte del
Ministerio de Educación basado en recientes estudios.
Se trata, dijo Aguilar, de "prevenir
las formas de violencia incorporadas en el proceso educativo" boliviano.
El dignatario se dijo de acuerdo, al
influjo del decreto 1302, de asumir una posición drástica para frenar la
escalada de violencia contra los educandos, principalmente niñas y
adolescentes, paradójicamente, por sus educadores.
Aguilar narró el caso patético de un
director de unidad educativa fiscal, cuyos nombres no precisó, que a la primera
denuncia de acoso, en una suerte de protección solapada, fue removido a otro
establecimiento, donde también incurrió en la figura de acoso sexual.
El sistema canalizó, a este director, otra
válvula de escape y, paradójicamente fue transferido a la dirección de un
tercer establecimiento, donde sí violó a una estudiante, deploró Aguilar al
justificar la vigencia del decreto 1302, promulgado la semana pasada por el
presidente Evo Morales.
Describió también el caso de un director de
Educación, cuyo nombre también se abstuvo de citar, que ante toda convención,
pedía las pruebas forenses a los padres de un educando sujeto de violencia,
maltrato o violación.
Aguilar xplicó que la norma entraña tres
líneas maestras que facultan al Ministerio de Educación tulelar la lucha contra
la violencia física, sicológica o sexual en los establecimientos educativos; a
oficiar de denunciante y querellante en procesos identificados y, por último,
"ante la situación de violencia sexual se asume la decisión de suspender
al maestro".
Es decir, "el Ministerio lo denuncia y
le sigue la acción?" en los tribunales de justicia, de oficio, afirmó.
Lejos de ser leonino, el Decreto también
establece que si la investigación, por la Policía, del caso denunciado, no
hallara elementos de prueba o convicción, el educador encauzado será, en virtud
de sus derechos reconocidos por la carta constitucional vigente, exculpado,
como corresponde, y le serán restaurados sus privilegios salariales, en caso de
probarse su inocencia.
El estudio esgrimido por el Ministerio de
Educación se detalla que los lugares más peligrosos para la integridad de los
niños y niñas son el hogar, la escuela y la calle, y la violencia física,
psicológica y sexual las más constantes.
"El 10% de los niños y niñas en
Bolivia son víctimas de agresiones sexuales", según el informe de
Violencia contra la Niñez en Bolivia.
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