En un
sólo puesto hay cargadores y quimsa-charanis
Vendedores de "cachivaches" en la Ceja de El Alto. Foto: Erbol. |
LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Vendedores de artículos varios
o cachivacheros -como ellos mismos se llaman- inundan de productos las aceras
de la Ceja de El Alto. La comerciante Sonia Elías afirmó que en una sola
asociación de gremiales de la zona existen más de mil afiliados y que sólo en
el puente distribuidor hay 300 personas ofreciendo sus productos.
Estos puestos se caracterizan
por su variedad. En uno solo de ellos se pueden encontrar artículos propios de
una farmacia, como pasta dental y cepillos de dientes; objetos que usualmente
se venden en una ferretería, como sogas y cinta aislante; y hasta cinturones
para vestir.
“Hay llavesitas, guatos,
Kolynos, pilas. Todo sale”, dijo Elías.
Asimismo, en otro puesto, una
vendedora ofrece cargadores de teléfonos y más de diez clases de
quimsa-charanis (chicotes usualmente utilizados para castigar a los
menores).
La variedad no se queda allí.
Otros comerciantes ofrecen comida, jugos, sombreros, material escolar, ropa,
aretes y repuestos para mochilas.
Según el intendente municipal,
mayor Yecid Guzmán, estos comerciantes suelen salir a hacer su venta desde las
04.00, o sea, antes que amanezca.
Explicó que tienen hasta las
08.00 para mantenerse en las aceras. Luego pueden volver a las 11.00 para
seguir vendiendo hasta las 14.00, a esa hora deben retirarse de nuevo para
regresar a su puesto a las 17:30 y quedarse hasta la noche.
Elías relató que los guardias
municipales apuran tanto el retiro de los comerciantes que en una ocasión un
minibús pasó por el encima del pie de un menor de edad que ayudaba a levantar
las mercancías del sector.
Los ambulantes
Guzmán aseguró que en el
distribuidor, o también llamado Oreja de Mono, existen más de 80 comerciantes
fijos, mientras que los demás son ambulantes. “Ellos mismo saben que no se
pueden quedar y tienen que circular”, apuntó.
La vendedora entrevistada por
ERBOL indicó que a veces tiene “peleas” con los ambulantes que “se acostumbran”
a ocupar un puesto inmóvil. En especial recordó a un “Kleenexero” (vendedor de
pañuelos desechables”, quien suele “molestar a las chicas y ‘meter mano’”.
Historia
Elías contó que ella se ocupaba
sólo fr estudiar hasta que se embarazó. “De allí me he dedicado a vender y a
criar a mi hijito acá”. Su madre fue quien la afilió a Asociación de
Comerciantes de la Ceja de El Alto.
Aseguró que lo más difícil son
las peleas con los ambulantes y los guardias municipales. Acotó que cuando
existen decomisos, es común que los funcionarios ediles no devuelvan por
completo todos los productos incautados.
La mujer reveló que para
emprender su negocio tuvo un capital de 10 mil bolivianos para tener mayor
“surtido” de productos porque con esa variedad incrementa sus posibilidades de
llevar más dinero a su casa.
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