COCHABAMBA, BOLIVIA (ANB / ABI).- Autoridades y artistas departamentales rindieron el martes
homenajes póstumos al reconocido novelista e historiador Néstor Taboada Terán,
quien falleció ayer (lunes) a los 85 años de edad en la ciudad de Cochabamba.
"Don Néstor nos ha dejado físicamente,
pero en realidad se va a quedar por siempre en los corazones, en la historia,
de todos los bolivianos", dijo el gobernador Iván Canelas, en un discurso
que hizo en el velatorio del insigne literato.
La autoridad regional destacó que Taboada
merece todos los homenajes posibles porque fue uno de los escritores más
"esclarecidos de la literatura boliviana" y dejó un inmenso legado
cultural basado en cientos de libros que destacan por su exquisito manejo
poético de la narración.
"El pueblo tiene que recordar siempre
que el último legado que dejó es una obra impresionante, una entrevista con el
ex presidente de Chile, Salvador Allende, en que reconoció que Bolivia debería
tener una salida soberana y útil al Océano Pacífico", relievó.
A su turno, la presidenta de la Asamblea
Legislativa Departamental, Leonilda Zurita, sostuvo que el pueblo debe estar de
luto por la muerte de Taboada, porque con su "partida el país perdió a
unos de sus escritores más prolíficos".
Por su lado, el líder y vocalista del grupo
Kjarkas, Elmer Hermosa, estableció que el gremio artístico está de luto porque
el fallecimiento de Néstor Taboada dejó a la nación sin una verdadera
"eminencia" en el campo de la literatura.
En la misma línea, la vocalista del grupo
Cantata Popular, Estela Rivera, manifestó que la cultura nacional tuvo una
"gran pérdida" con la muerte del insigne escritor, puesto que fue uno
de los grandes impulsores del rescate de la identidad nacional por medio de sus
libros.
"No nos olvidemos que escribió la
novela Machay Puytu, que está
considerada a nivel internacional como la mejor novela escrita en Bolivia y es
una obra que rescató una leyenda de la memoria oral de las culturas
andinas", aseveró.
Según datos bibliográficos, Taboada Terán
nació en La Paz (1929). Trabajó en su juventud fue linotipista en imprentas y
periodista cultural en varios diarios de La Paz.
Dirigió revistas como Cultura Boliviana
(Oruro, 1964-1968), Letras Bolivianas (Cochabamba, 1969-1980) y el suplemento
Pueblo y Cultura (Cochabamba, 1985-1989) del diario Opinión.
Durante la dictadura militar de 1972-1979,
fue quemada su biblioteca en la plaza 14 de Septiembre de Cochabamba y lo
exiliaron a Argentina.
También fue miembro de la Academia
Boliviana de la Lengua, Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores,
Caballero de Honor de las Artes y Letras de la República de Francia y Premio
Nacional de la Academia Boliviana de la Lengua.
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