Caso Petrobras
El juez brasileño Sérgio Moro, instructor del Caso Petrobras.
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ESPAÑA (ANB / Fuente: El
País).- El Caso Petrobras va sacando a
la luz todos los viejos fantasmas podridos de Brasil, como un lento pero
infatigable rodillo.
Desde las cuentas ilegales en Suiza del presidente del
Congreso, Eduardo Cunha, del centrista PMDB, a los manejos del tesorero del
Partido de los Trabajadores, João Vaccari (PT) para recaudar fondos.
Ahora, remontando el rastro de los millones extraídos
fraudulentamente de la petrolera a lo largo de los años, los investigadores han
descubierto un nuevo hilo por el que tirar de un oscuro y nunca aclarado del
todo asesinato de 2002: el del asesor de campaña de Lula y alcalde de la ciudad
de Santo André, Celso Daniel.
El juez Sérgio Moro, instructor del Caso Petrobras, sospecha
que la muerte podría responder a motivos políticos nunca revelados por nadie
que acabarían salpicando al PT.
Otros investigadores aseguran que fue un simple crimen común
en el que participó, sin que hubiera ningún encargo de arriba, un matón de
favela llamado Iván Rodrígues Da Silva, conocido como El Monstruo, y su banda
de ladrones y secuestradores.
Un extraño préstamo que aparece en el radar de los policías
que investigan la interminable trama de dinero que salía de Petrobras ha
devuelto a los periódicos el caso que estremeció a la sociedad brasileña hace
14 años
En enero de 2002, meses antes de que comenzara la campaña
electoral que llevaría a Lula al poder, apareció en Santo André, una localidad
industrial situada al sur de São Paulo, el cadáver del alcalde, Celso Daniel,
del PT, con señales y marcas que demostraban que había sido torturado.
Daniel había sido secuestrado dos días antes al salir de una
restaurante de São Paulo, cuando iba en compañía de su guardaespaldas, Sérgio
Soares Da Silva, al que todos conocían como El Sombra.
Éste aseguró que trató de impedir el secuestro, que incluso
se enfrentó a ellos a tiros.
La banda de El Monstruo fue apresada después. Y la policía
dio por cerrado el caso. Pero la familia de Daniel sospechaba –y así lo aseguró
públicamente- que la razón del asesinato había que buscarla en la red de
sobornos y extorsiones que atravesaban muchas empresas y negocios de Santo
André, y las fuentes de financiación ilegal del PT local. Sostenían que existía
una mafia comandada por el controvertido y oscuro empresario dueño de una
compañía de autobuses Ronan Maria Pinto, que desviaba parte del dinero de esas
extorsiones al partido.
Daniel murió, según la familia, porque descubrió algo o
estaba dispuesto a decir algo. Tal vez el mecanismo de financiación de su
partido.
Tal vez que Pinto y Sombra (involucrado también, según la
familia) se embolsaban por su cuenta miles de reales.
El caso ha dado muchos bandazos judiciales. Ha sido
reabierto y cerrado varias veces. Algunos testigos importantes murieron: el
experto que examinó las marcas de las torturas y un camarero que,
supuestamente, vio en un bar de Santo André a Pinto, El Sombra y el alcalde
Celso Daniel repartiéndose dinero. Todo esto ayudó a aumentar el calibre de
teorías ocultas.
Ahora, la policía del Caso Petrobras asegura haber
descubierto trazas de un pago en 2004 de seis millones de reales (1,5 millones
de euros) llevado a cabo por el PT al empresario Pinto, a través de un
enmarañada red de intermediarios.
El origen último del dinero es Petrobras. El destino final
era este empresario que, según dos testimonios, amenazaba con chantajear a
líderes de este partido, entre los que se contaba el mismo Lula.
¿Qué sabía Pinto? ¿Qué estaba dispuesto a contar? ¿Por qué
le pagaron? Eso es lo que se pregunta la policía. Otros investigadores que su
tiempo se ocuparon del asunto sostienen que el asesinato es un puro y simple
crimen común y que la prueba más evidente de que El Monstruo actuó por su
cuenta es que sigue en la cárcel y que su mujer sigue fregando suelos en Santo
André.
El presidente del PT, Rui Falcão, por su parte, niega que su
partido haya llevado a cabo ese pago y pide a los acusadores pruebas. Sólo algo
está claro: el testimonio de Pinto, en la cárcel desde el jueves, será clave
para enterrar de una vez el fantasma del asesinato del alcalde de Santo André.
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