La
dignidad y la integridad se relativizan, dijo Villena
Rolando Villena explicó que un modelo de Estado que no garantiza la vida, la seguridad y la igualdad como derechos primarios, no puede jactarse de ser progresista. Foto: La Razón. |
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El Defensor del Pueblo, Rolando Villena, al ser consultado
sobre los últimos casos de asesinatos de mujeres, señaló hoy que en Bolivia se
está construyendo “un modelo de sociedad desprovista de valores y
crecientemente violenta, donde el respeto a la vida, la dignidad y la
integridad se ha relativizado”.
“El
año pasado tuvimos en total 117 feminicidios y, en apenas 23 días de 2016, ya
suman 10 casos, varios de ellos cometidos con tales niveles de crueldad y odio
que nos hacen pensar ya no en individuos desequilibrados, sino en sociedades
enfermas”, señaló Villena al referirse a los asesinatos de mujeres ocurridos en
varios departamentos del país, especialmente en La Paz y Santa Cruz donde se
registraron decesos por traumatismos, ajusticiamiento, asfixia e incluso
incineración, algunos de ellos precedidos de alto nivel de violencia, tortura,
violaciones y tratos inhumanos.
La
autoridad defensorial explicó que un modelo de Estado que no garantiza la vida,
la seguridad y la igualdad como derechos primarios, no puede jactarse de ser
progresista ni promoverse como exitoso. “Todas las carreteras, puentes y
edificios construidos o la riqueza nominal acumulada por un país, carecen de
valor frente a un feminicidio que pudo haberse evitado o al asesinato de una
joven, una niña o una anciana que sólo pasarán a engrosar las cifras y los
datos y no encontrarán ni siquiera la justicia y menos la sanción a los
responsables”, afirmó.
De
acuerdo al Defensor, el modelo de la violencia como forma habitual de conducta,
se construye de manera progresiva desde el hogar, pasando por la escuela y los
grupos sociales, para consolidarse luego en instituciones como el cuartel, la
educación superior, los lugares de trabajo, de diversión y el Estado. “Los
medios de comunicación masiva, pero también las canciones, las danzas y el
propio diálogo social y el discurso político, están cargados de violencia,
machismo e individualismo, lo que se traduce en conductas que se repiten, se
reproducen y se alimentan permanentemente; el problema es que estas formas se
están naturalizando, generalizando e incrementando”, remarcó.
En
relación a los mecanismos que promueven la violencia y el patriarcado, Villena
sostuvo que muchas de las expresiones y los mensajes que transmiten nuestras
autoridades, líderes de opinión o modelos ideales de personas y que son
considerados inocentes o anecdóticos, están contribuyendo a considerar estas
formas como “normales” y por lo tanto dignas de imitarse.
“Cuando
el discurso de una autoridad está dirigido a fortalecer el machismo con la
asignación de roles como que la mujer debe criar a los hijos y que el hombre
debe trabajar; o cuando la violencia social y política contra la mujer no son
parámetros para medir el desarrollo de una sociedad, entonces estamos frente a
modelos patriarcales que se repetirán y se fortalecerán sin ninguna duda”,
señaló
En
relación a los mecanismos para enfrentar la violencia contra la mujer en la
sociedad, Villena indicó que el problema actualmente es tan grave que debemos
pensar en mecanismos urgentes de
protección y sanción. “En este momento, a los familiares de las mujeres
asesinadas o los padres y madres de adolescentes, niñas y jóvenes no puedes
hablarle de educación o concienciación, sino más bien de defensa y protección,
debido a que el Estado no tiene ni la capacidad, ni el interés ni la
sensibilización para enfrentar el problema porque prefiere ignorarlo,
silenciarlo o minimizarlo”.
La
autoridad opinó que debemos crear mecanismos de protección ciudadana mutua,
“lamentablemente basados en la desconfianza, la vigilancia y la presión sobre
las autoridades y que se reflejen por ejemplo en movilizarnos para exigir
presencia policial no solo en el centro de las ciudades y las entidades
bancarias, sino en los barrios alejados y las comunidades; también se debe
recuperar el autocuidado y la autoprotección a nivel de las familias, los
grupos o los barrios”.
Del
mismo modo indicó que ciudades como La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz,
pero también Oruro, Potosí y Tarija se han convertido en zonas de riesgo,
especialmente para adolescentes, niñas y jóvenes, considerando la cantidad de
hechos de violencia sexual y feminicidios que se han reportado el año pasado.
Sin
embargo, dijo, tan solo estaremos poniendo “parches” y soluciones urgentes pero
coyunturales, mientras el problema seguirá en tanto sigamos optando por un
modelo de sociedad y de Estado que privilegie la construcción y fortalecimiento
de un sistema basado en el consumismo, el conformismo, el individualismo y el
éxito material como los modelos ideales de civilización.
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