Por
Coco Cuba
COBIJA, BOLIVIA (ANB / ABI).- Cobija ha dejado de ser el pueblito con título de capital
del departamento Pando, que era hasta poco más de un lustro. Tiene pinta de la
Santa Cruz de los "70 cuando los japoneses aprobaron un crédito y financiaron
la construcción del aeropuerto de Viru Viru, pese a que el provinciano de El
Trompillo cumplía con lo que le cupía. De día sí pero no de noche.
Amoladoras y el tableteo de decenas de
combos y sierras en simultaneo perturban el oído del viajero que llega al
aeropuerto de la ciudad, cuyo terminal aéreo cobra, más cada día, forma de
estructura moderna.
Atrás ha quedado el prehistórico galpón de
placas de zing, que se convertía en poco menos que horno de fundición entre las
9 de la mañana y 5 de la tarde y al que se ingresaba por una suerte de quicio
vetusto y desportillado que ahondaba la depresión que producía ver las valijas
sacadas a tirones del avión y con la misma sutileza puestas a un lado de la
pista de aterrizaje para que el viajero las reconozca a como dé lugar.
Una construcción de pisos, grandes
vidrieras raybanizadas, de material noble, de escalinatas, de perfiles de
níquel, de baldosas lustrosas de cerámica post moderna, de perfiles de
aluminio, de poltronas de posaderas en cuero y brazos de plástico ha sustituido
al galpón cochambroso.
El aeropuerto está en construcción aún. El
ajetreo es tal que los obreros que construyen el nuevo terminal aéreo de Cobija
lanzan miradas de mortero cuando alguien trata de indagar con preguntas tontas
asuntos relativos a la infraestructura.
Para graficar, es posible ya, dentro de lo
que será en meses más el primer terminal
aéreo del aeropuerto de Cobija, sentarse a comer algo a una mesa, de que a uno
le sirvan gaseosas frías, o empañadas calientes.
También visitar algunos escaparates para
comprar recuerdos o artesanía criolla, chocolates de copouazú, castaña
industrializada en diversos conceptos.
Ahora mismo es posible, desde el tercer
piso aún en construcción del terminal aéreo, mirar las operaciones de
aterrizaje y despegue en el aeropuerto Capitán Aníbal Arab, en momentos en que
se hacen pruebas al sistema de calefacción.
Lo único que queda del galpón ése es un
portal de madera a la salida del aeropuerto que recibe a los visitantes y que
se halla a un costado del parqueadero de coches.
Otra de las infraestructuras que marcan el
ritmo de la Cobija de estos tiempos es, además del Estadio de fútbol, las obras
embrionarias de un hospital de tercer
nivel que ya se yergue en la ciudad de 60.000 habitantes y la de mayor
desarrollo vegetativo de Bolivia en 2014.
El estadio de fútbol, el primero de paquete
que se ha construido en Cobija, fundada en 1906 por un tal Cornejo Fernández,
un coronel de Ejército que el gobierno de La Paz mandó a sentar soberanía en el
extremo septentrional de Bolivia después que Brasil anexionó como medio millón
de km2 de la heredad boliviana en la denominada Guerra del Acre, al amanecer
del siglo XX, ha pasado a determinar la Avenida 9 de Febrero, una de las más
tradicionales de la ciudad Perla del Acre.
Tiene capacidad para 30.000 personas y
promete ser el semillero y galvanizador de los cobijeños de ayer, hoy y ayer
que admiraron a Luis Gatty Ribeiro, el futbolista más brillante que parió ese
girón patrio que ha alumbrado a muchos jugadores en el pasado tales como Jorge
Lladó.
El Estadio ya es una realidad y cobrará
plena vigencia apenas Pando reponga un equipo en primera división, lo que
supone que, como en 2014, volver a ganar el torneo de segunda división o de
ascenso.
Está en ciernes, pero Cobija entrará bajo
la égida del Estado en materia de salud y sus enfermos no tendrán que viajar
más a Trinidad y las vecinas brasileñas de Epitazolandia y Brasilea para
curarse.
El Hospital de tercer nivel que podría ser
entregado, con equipamiento totalmente concluido y personal, irá a llenar la
necesidad más sentida del pueblo de Cobija y municipios como Porvenir que le
circunsvalan.
Cobija, que se proyecta tanto o más que
aquella Santa Cruz de los "70 del siglo último, cuenta hoy mismo entre su
mobiliario con edificios inteligentes, banca, comercio moderno. Circula el
dinero plástico, florecen los restaurantes más acordes con las exigencias
turísticas de este tiempo. Esta despierta.
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