Aún
hay déficit del 60%
LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Al menos 114 mil familias
producen trigo en Bolivia, aunque existe un déficit del 60 por ciento, indica
un último informe presentado por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior
(IBCE).
Según el diagnóstico del Plan
de Implementación del Programa Nacional del Trigo, “En el área tradicional o
andina, unas 100.000 familias se dedican al cultivo de trigo, constituyéndose
en uno de los principales cultivos que asegura la alimentación del habitante
rural”.
Las otras 14 mil familias se
encuentran ubicadas en el departamento de Santa Cruz y cumplen idéntico
objetivo. En este grupo poblacional se encuentran colonizadores, productores
menonitas, japoneses, brasileños, rusos, entre los más importantes.
Como parte de la ampliación de
cultivos y las necesidades de rotación en el uso de la tierra, se dedican al
cultivo de trigo con una superficie promedio de algo más de 100.000 ha., en el
último trienio.
Producción e importación
El año 2006 el Viceministro de
Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vázquez, declaró que “el 2006 se importó 80% de
trigo para el consumo interno; sin embargo, la gestión pasada, este porcentaje
bajó a 60%, porque se incrementó la producción. Las metas: la producción de
trigo aumentó de 20 a 43%, esta gestión se tiene previsto reducir el porcentaje
tal vez a 50% y para el 2014 por lo menos producir un 95% de la producción de
trigo y sólo el 5% de importación”.
A diferencia de otros países,
la producción de trigo en Bolivia responde a dos racionalidades económicas: Una
ligada a la agricultura familiar en los Valles de Bolivia y otra de una
producción de carácter empresarial y de colonización, concentrada en el
Departamento de Santa Cruz, recuerda IBCE.
El pan y los fideos se
constituyen en los alimentos de mayor consumo en los hogares de bajos ingresos
económicos. En el área rural, el trigo se consume también como lagua, ch’aque,
tostado, trigo mote, chicha y otros; razón por la cual constituye uno de los
cultivos de mayor importancia para la población.
La producción de trigo se
comercializa principalmente en mercados locales y tiene mecanismos de formación
de diferentes precios al del trigo vendido para molinería”.
Según la Asociación de
Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), se estaban creando las condiciones
macroeconómicas para hacer viable la producción de trigo en Bolivia.
A diferencia de los valles en
Santa Cruz el 83% de la producción se destina al mercado, 9% al autoconsumo, 5%
es para la transformación y 3% para semilla.
De esta manera se refleja la
orientación y prioridad del destino de la producción de trigo en estos dos
espacios geográficos. En los valles principalmente para el consumo directo o en
forma de harina y en el oriente para el mercado destinado a la producción de
harina.
A partir de 1985, Santa Cruz
emerge como un nuevo actor importante, asumiendo el desafío de cubrir la
demanda nacional de trigo.
Trigo cruceño
El crecimiento proyectado de la
producción de trigo en Santa Cruz ha estado íntimamente ligado al incremento de
la superficie de soya. “Al crecer el área sembrada de la soya se estima que en
el mismo horizonte de tiempo, el cultivo de trigo podría llegar a incrementarse
a 150.000 ha., con una producción de 250.000 t, volumen cercano al 70% de la
actual demanda nacional de este cereal”.
En ocasión del lanzamiento del
Primer Plan Triguero Nacional en 1990, ANAPO sostenía que con el apoyo de un
programa de asistencia técnica y financiamiento, en un lapso de 10 años se
lograría revertir la situación de dependencia de las importaciones de trigo en
el país.
No fue así, ni las superficies
de cultivo, ni los volúmenes de producción se incrementaron en las proyecciones
propuestas.
Según un estudio del MACA
(2004), la modificación del clima, la presencia de enfermedades y la adopción
de cultivos alternativos, han generado un escenario de incertidumbre sobre su
verdadero potencial. La inestabilidad y los cambios drásticos en las
superficies de siembra, han hecho impredecible el futuro del trigo en esta
región.
Las cifras de los últimos años
muestran que después de un importante crecimiento en la superficie de siembra
entre 1990 y 1997, el área de cultivo de trigo se desplomó hasta el 2004, para
intentar nuevamente ampliar la superficie de siembra.
El IBCE dice que el factor más
determinante para este limitado crecimiento, es que no todas las hectáreas que
la soya deja durante el invierno son utilizadas por el trigo. Los actores
económicos toman sus decisiones en función de las condiciones climáticas (sobre
todo humedad) y los precios de cultivos alternativos al trigo, como ser el
fréjol, el girasol, el sorgo y el algodón…”.
El informe de CIPCA concluye,
de manera categórica: “Desde la perspectiva de la seguridad y soberanía
alimentaría para el país, si bien el trigo en Santa Cruz cuenta con un
horizonte de crecimiento importante, hasta ahora no ha sido relevante y es
imprevisible su proyección, por su orientación de exportación a donde apunta
prioritariamente la región”.
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