VENEZUELA (ANB / Información de
abc.es).- Durante más de siete
horas, durante el largo cortejo fúnebre del miércoles, los venezolanos que
llenaron las calles de Caracas lloraron ante un féretro en el que no iba el
cuerpo de Hugo Chávez. Es la versión de varios militares conocedores del
dispositivo de traslado, que aseguran que el cadáver del presidente venezolano
fue transportado deCuba a Fuerte Tiuna, complejo de Defensa donde se encuentra
la Academia Militar. El «cambiazo» se produjo en el sótano de esa institución,
cuando llegó allí el falso féretro al término de la procesión. Fue el único
momento en que las cámaras de televisión lo perdieron de vista.
La versión de esos militares, comunicada a ABC a petición de mantener su
anonimato, confirma además la información ya avanzada por este diario de que
Chávez murió en Cuba y no en Caracas, como insiste el Gobierno venezolano. El
engaño de la procesión supone un nuevo montaje del Gobierno, sumándose a la
larga lista de mentiras con que el chavismo ha llenado los últimos meses de
vida de su líder. En realidad, el objetivo no era tanto burlar al pueblo, como
su utilización política. «Querían mostrar un baño de multitudes con un claro
interés político, permitiendo que la gente pudiera hasta tocar el féretro, el
falso, sin poner en riesgo la integridad física del verdadero; no iban permitir
que este, por lo que fuera, se cayera, cuando además parte de su estructura
interna es de vidrio», indica una de las personas al tanto de las
circunstancias del traslado.
De hecho, según destacan esas fuentes, tras producirse el cambio en el
sótano de la Academia Militar, la seguridad alrededor del ataúd pasó a ser
estricta, sin que se permitiera acercarse a nadie de la manera en que había
ocurrido durante la marcha. A partir de ahí todo pasó a ser solemne, sin el
desorden populista visto en el recorrido por la ciudad.
Estaba también el criterio de la conservación del cadáver. Someterlo a
siete horas al calor de Caracas, cuando tenía que ser expuesto al público
durante varios días antes de su sepultura, no era lo más aconsejable.
Al Hospitalito
Después de que Chávez falleciera el martes hacia las 7 de la mañana, hora
local de La Habana, como ya desveló ABC, el cadáver del presidente fue llevado
por la noche al aeropuerto venezolano de La Carlota, la Base Aérea Generalísimo
Francisco de Miranda, según aseguran los militares informantes. La Carlota está
en el interior de Caracas, más cerca de Fuerte Tiuna que el aeropuerto
internacional de Maiquetía. De allí fue conducido al Hospitalito, el centro
médico de ese complejo castrense, en el que se encuentra el Ministerio de
Defensa. Su nombre se debe al menor tamaño comparado con el Hospital Militar,
situado a unos 7 kilómetros, en otro lado de la ciudad. A unos doscientos
metros del Hospitalito está la Academia Militar.
En el Hospitalito, que posee una morgue, se abrió el féretro, se revisó el
estado en que había llegado el cuerpo tras el vuelo y se concluyó la labor de
vestirlo con el uniforme militar. En algún momento del miércoles el ataúd fue
transportado al sótano de la Academia Militar.
Un féretro similar, vacío o con algún peso en su interior, fue llevado al
Hospital Militar, de donde el miércoles por la mañana partió la procesión
popular. Cuando esta llegó a la Academia, durante un rato la señal televisiva
perdió de vista el ataúd. La excusa fue que había que adecentar el féretro,
como quitarle las flores y otras cosas que el pueblo había arrojado o
reposicionar la bandera que lo cubría. El que surgió de nuevo ante las cámaras,
no ya sobre la plataforma de un coche fúnebre, sino a hombros de militares y
otras autoridades, era el ataúd verdadero, que luego se abriría en la capilla
ardiente.
Al parecer, en el ínterin, en privado, un reducido grupo de personas
especialmente allegadas –la familia y probablemente los presidentes de
Argentina, Bolivia y Uruguay, presentes también luego en la ceremonia pública
celebrada en esa Academia Militar- tuvieron un acto íntimo.
Aunque la televisión venezolana no mostró ningún plano cercano del féretro
cuando este fue abierto para el adiós público, diversas personas que acudieron
a despedirse de los restos del presidente indicaron que lo habían visto
ligeramente hinchado y sin pelo, nada que ver con las falsas fotografías
difundidas por el Gobierno hace tres semanas.
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