ESPAÑA (ANB / tomada de: abc.es).- Nuestro ruidoso mundo no es rival suficientemente fuerte
para que el llanto de un bebé pase desapercibido. La actualidad lo demuestra.
El pequeño encontrado dentro de un contenedor soterrado, que estaba metido en
una bolsa y esta en una mochila, hizo llegar sus gritos a transeunte que
paseaba a su perro. Curiosamente hoy un artículo publicado en Current Biology
explica qué hace que prestemos atención al llanto de un bebé o a un grito de
auxilio aunque lo escuchemos en la lejanía.
Y es
que estas llamadas de auxilio tienen un poder especial. Ni la conjunción un
avión volando sobre una casa en la que se celebra una ruidosa fiesta, que trae
de cabeza los vecinos, unido a una pelea de gatos callejeros en el exterior
podrían evitar que el llanto de un bebé llegara a nuestros oídos. Y es que los
gritos humanos poseen una propiedad acústica única que además de activar el
“cerebro auditivo”, también activan los circuitos del miedo.
No se
trata de su intensidad ni de su agudeza, señalan los autores. Los gritos tienen
algo más que los diferencia de otros sonidos intensos y agudos. Parte de lo que
nos hace humanos reside en cómo nuestros oídos pueden distinguir los patrones
del habla compuestos de vocales y consonantes, algo que está un paso por encima
de la capacidad para identificar si un sonido está emitido por un hombre o una
mujer, o si es propio de nuestra especie o no. Se sabe en qué parte del cerebro
se procesa esta información, pero había un área que los científicos asumían que
no tiene mucho que ver con la comunicación humana. Y es quí donde entran en
juego los gritos.
A
pesar de su utilidad, estas llamadas de socorro habían sido objeto de poca
investigación. Por eso en la Universidad de Ginebra, se pusieron manos a la
obra para analizar las propiedades de los gritos. Y como no existe un archivo
de gritos humanos, los investigadores utilizaron grabaciones tomadas de
YouTube, películas y gritos de voluntarios, a quienes se grabó en cabina de
sonido del laboratorio. Los investigadores registraron las ondas de sonido de
una manera que refleja la activación de las neuronas auditivas, y se dieron
cuenta de que los gritos activan una gama de información acústica que los
científicos no habían considerado importante para la comunicación.
"Encontramos
que los gritos ocupan una parte reservada del espectro auditivo, pero queríamos
analizar una gran cantidad de sonidos para verificar que esta zona es exclusiva
de los gritos", Explica David Poeppel, director del Departamento de
Neurociencia del Instituto Max Planck. "En una serie de experimentos,
hemos visto que esta observación se mantuvo fiel al comparar los gritos con la
voz cantada o hablada, incluso a través de diferentes idiomas. La única
excepción, y esto es peculiar, eran las alarmas ya sean de automóviles o de la
casa, que también activan coinciden con la destinada a gritos”, explica.
Lo
que diferencia a gritos y alarmas aparte de otros sonidos es que tienen una
propiedad llamada rudeza o brusquedad, que se refiere a la rapidez con que
cambia un sonido cambia en su estridencia. Los patrones del habla normales sólo
tienen ligeras diferencias en la intensidad (entre 4 y 5 Hz), pero los gritos
pueden modular esta cualidad muy rápido, con una variación entre 30 y 150 Hz.
Cuando
los investigadores pidieron a los voluntarios que juzgara lo aterradores que
eran una serie de gritos, los que cambian más rápido en intensidad eran los
considerados como más terroríficos. Además, los investigadores confirmaron que
los aumentos en en esta característica propia de los gritos se corresponden con
una mayor activación de la respuesta de miedo en la amígdala, la parte del
cerebro que gestiona el miedo.
El
hallazgo también evidencia que los ingenieros acústicos han colpiado esta
propiedad simplemente por ensayo y error. Las alarmas y los “gritos de
película” logran atraer nuestra atención, pero tal vez ese efecto se puede
mejorar, según este lo encontrado en este estudio. "De la misma forma que
al gas natural se le añade un olor desagradable para que sea fácilmente
detectable, añadiendo estridencca al sonido de una alarma se puede mejorar y
acelerar su procesamiento en el cerebro humano"
Los
investigadores planean continuar investigando los gritos humanos en el
laboratorio, en particular los de los bebés, para ver si sus gritos son
particularmente estridentes. Los investigadores también quieren aplicar sus
análisis a los gritos de animales aprender cuánto se conserva esta
característica a través de las especies.
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