El talento aún permanece intacto
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Marco Etcheverry fue ídolo indiscutible del fútbol boliviano
en la década de los años ochenta y noventa de la centuria pasada. En la memoria
colectiva todavía queda como un ícono aquella jugada en la que encaró contra
los defensores brasileños y terminó por rematar el balón con el último esfuerzo
que le quedaba, fue el uno a cero contra Brasil por las eliminatorias
mundialistas del torneo que organizó Estados Unidos.
El
“Diablo”, como es más conocido en el mundo del deporte, paseó su juego por
España, en el Albacete, y solamente por “esas cosas del fútbol" no pasó al
Real Madrid cuando el técnico Benito Floro lo había pedido.
El
cruceño formó parte del Colo Colo chileno y se transformó también en ídolo en
el D.C. United de los Estados Unidos. Su extraordinario talento se multiplicó
en el Bolívar, cuando llegó del Destroyers cruceño, cuando frisaba apenas los
17 años.
Esta
semana, a invitación de los mineros del centro aurífero de Mapiri, en el
departamento de La Paz, a ocho horas de viaje por tierra, Etcheverry ofreció
una de sus habituales cátedras futboleras junto a varios exjugadores, en
algunos casos mundialistas: Miguel Ángel Rimba, Leonardo Fernández, Eduardo
Jiguchi, Berti Suárez y Roberto Tórrez, entre otros.
Iver
Enríquez, dirigente deportivo de Mapiri, sostuvo que la idea es llevar al
centro minero a figuras de la talla de Etcheverry, “que tantas alegrías le
dieron al país y hacerles un reconocimiento”, además de ver que aún están en
condiciones jugar como “lo hacían antes”.
La
presencia de los futbolistas es bien pagada, como no podía ser de otra manera,
algunas veces en dólares; en oportunidades también se agregan varias pepitas de
oro, dicen los que ya jugaron allí en anteriores oportunidades.
Para
Etcheverry jugar en los diferentes escenarios del país en una enorme alegría y
ver que la gente aún los recuerda con mucho estima.
“Aceptamos
estas invitaciones porque nunca dejamos de ser futbolistas, pero sobre todo por
el cariño que nos demuestran cuando vamos a jugar, principalmente en los centros
mineros”, le dijo el jugador al programa televisivo Deporte Total cuando esta
semana se hizo presente en La Paz.
“Donde
fuego hubo cenizas quedan”, reza el adagio popular que en el caso de Etcheverry
se aplica en toda su extensión, cuando ya se acerca a los cuarenta años de vida
y en la cancha sigue dando cátedras de fútbol.
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