Por María Cristina Arias
UYUNI, BOLIVIA (ANB / ABI).- La mañana del martes, Uyuni se desenvuelve
distinta a los días previos al paso del Dakar. Esta vez las calles están llenas
de vehículos cargados de equipaje y vendedores ambulantes de todo tipo de
objetos que rematan mercadería antes de partir.
El gran contingente policial se
montaba en camionetas y vehículos provenientes de las ciudades de La Paz,
Cochabamba, Potosí, retomando el rumbo de origen.
'Yo no vivo aquí, he venido de
Potosí para vender mis mercancías hasta agotarlas. Si quieres, te puedo dar
esta polerita del Dakar para tu recuerdo, en 30 pesitos (poco más de 4
dólares)', ofrecía don Manuel en la puerta de la Alcaldía de Uyuni, mientras
acomodaba el saldo en una camioneta.
Los campamentos dispuestos en las
calles y escuelas, algunos con carpas y otros de manera improvisada con lonas y
palos largos de todos los tipos de material, empezaron a desaparecer poco a
poco en el centro de la ciudad.
El terminal de autobuses, ubicado
en la calle Arce, ofrecía pasajes a La Paz hasta las 8 de la mañana y al que
llegue tarde, si tiene suerte, le queda la opción de buscar un bus nocturno que
parte a las 8 de la noche y llega en la madrugada a La Paz.
Víctor Gonzáles, un hombre de 83
años, se había aproximado al improvisado terminal después de las 9 de la mañana
y no pudo encontrar más que algunos pasajes en omnibuses que salían sólo a
partir de las 8 de la noche por un valor de 120 bolivianos.
'Yo tengo miedo de viajar de
noche, pero dicen que no tengo otra opción, sino debo esperar otro día más',
comentaba don Víctor en la oficina de Panasur, empresa de encomiendas y pasajes
de bus.
De la misma forma, los vuelos de
las líneas que aterrizaron en la Joya Andina de Uyuni lamentaban que los
pasajeros no previeran comprar pasajes de ida y vuelta, porque los retornos
estaban todos llenos hasta el día miércoles.
Para quienes no podrán retornar
hoy a sus ciudades de origen por falta de previsión, la opción de pasear una
vez más por el Salar de Uyuni, se presenta como una última oportunidad de tocar
el cielo con las manos.
'Hemos buscado un taxi que nos
lleve, pero dicen que es mejor esperar hasta la media tarde, porque parece que
todos hemos tenido la misma idea y la carretera de ida al Salar está atascada
de vehículos', comentó una joven que con mochila en la espalda buscaba otra
opción turística para el tiempo que le resta en Uyuni.
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