Por Daniel Ramos
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- Tres de cada diez adolescentes se embarazan por día en
Bolivia según el Ministerio de Salud. Una de las consecuencias de la maternidad
no planificada es la necesidad de trabajo que tienen las mujeres jóvenes
quienes renuncian a los estudios para ser madres. En muchos casos perdieron el
apoyo económico de sus familias o fueron abandonadas por sus parejas.
Un embarazo, la crianza de los hijos o la
falta de recursos generan mucha angustia y pareciera que la primera opción o
quizás el camino más corto para cubrir las necesidades básicas es vender
golosinas, frutas, bisutería, ropa o comida en los centros urbanos al no contar
con un capital o instrucción universitaria.
De acuerdo con el Instituto Nacional de
Estadística (INE), Bolivia tiene poco más de 10 millones de habitantes, de los
que 7,9 millones están en edad de trabajar: 4,6 millones (59,4%) tienen empleo
y 3,2 millones (40,6%) están calificados como población económicamente
inactiva.
La ciudad de La Paz (925.378 habitantes),
muestra un alto grado de desempleo. Un 56% de las personas económicamente
activas no tiene trabajo. Un estudio del Centro de Estudios para el Desarrollo
Laboral y Agrario (CEDLA, 2012), revela que la tasa de desempleo en mujeres
entre 15 y 24 años alcanza el 24%.
Las embarazadas y mujeres con hijos
pequeños están particularmente afectadas porque tienen mayor dificultad para
encontrar empleo y peor cuando la tasa de desempleo subió de 3,5% a 4,4% en el
país entre 2014 y 2015 como reconoció el Gobierno.
En La Paz, la mayoría de las mujeres están
empleadas o autoempleadas en el sector informal. Salen de sus casas en la
madrugada para ocupar calles, avenidas, puentes y plazas hasta altas horas de
la noche, haga frío o calor.
El Gobierno sostiene que en los últimos
años se creó más de medio millón de empleos en el país y que el salario mínimo
nacional creció en 310%, de 440 a 1.805 bolivianos, entre 2005 y 2016; pero, el
aparato estatal y las empresas formales están llenos. También las calles.
"El incremento salarial y el segundo
aguinaldo hicieron perder competitividad a la industria nacional frente a las
importaciones legales e ilegales (contrabando), lo cual produce un mercado
laboral formal reducido para la contratación de nuevos trabajadores (as)",
estableció la Cámara Nacional de Industria.
"La inflexibilidad de las normas
laborales, en particular para las mujeres, genera restricciones para su
contratación en el mercado formal", añadió en referencia a los costes de
la seguridad social.
El mercado grande
La Alcaldía de La Paz afirma que hay poco
más de 60.000 vendedores en las calles de La Paz; de ellos, 31.000 están
asociados en algún sindicato y el resto son ambulantes. Por otro lado,
dirigentes gremiales afirman que el número supera los 100.000.
Los 7.000 comerciantes que ocupan los
mercados de la ciudad no están incluidos en ese conteo.
"Somos más, debemos llegar a ciento y
pico. Estamos llenos de comerciantes que venden de todo. Mucha gente es cómoda
que quiere comprar al paso, en la puerta de su trabajo, en la puerta de su casa
mucho mejor. Ese trabajo lo hacen los ambulantes que bajan al centro de la
ciudad, ahí superamos los 100.000 comerciantes. Hay más comerciantes que
compradores", dijo el secretario general de la Confederación de Gremiales
de Bolivia, Ernesto Rada.
Legalmente, la venta informal no es un
crimen; sin embargo, hay normas municipales que regulan el asentamiento de
gremiales y la Guardia Municipal despliega 300 efectivos diariamente para
ahuyentar a los ambulantes.
"Ya no se permiten nuevos
asentamientos; entonces, el número queda en los 31.000, ése es el techo, salvo
que haya otra ley", dijo el director de Mercados y Comercio en Vía Pública
de la Alcaldía de La Paz, Kevin Martínez, respaldado por las Ordenanzas
Municipales No. 101 y 102 que establecen la inamovilidad de los puestos de
venta y la prohibición de nuevos asentamientos en vía pública.
El funcionario explicó que otro objetivo
clave es el proceso de identificación o carnetización de gremiales con código
QR, que permite la georeferenciación y control de asentamientos.
"Nos muestra el lugar exacto donde
está ubicado el gremial, esto va a ayudar a tener un mejor orden y organización
en las calles, va a evitar duplicidad de patentes porque falsifican las
patentes en papel; además, generamos una conciencia en el ciudadano de comprar
al sector legal", explicó.
"Este es un proceso y el impacto, si
lo lanzamos ahora, vamos a tenerlo en por los menos seis, siete años",
subrayó Martínez.
Los gremiales de la ciudad de La Paz tienen
todas formas y tamaños. En muchos casos, familias enteras trabajan en las
calles.
"Mis papás son ambulantes", dice
Angélica, de 19 años, quien comenzó a vender poleras, blusas y otras prendas en
las calles cuando tenía ocho porque no tenía con quien quedarse en casa.
"Los sábados se gana más, pero vendemos todos los días y costuramos de
noche. También compramos (mercadería) en Desaguadero al por mayor".
En cambio, Janeth, de 21 años, apenas lleva
ocho meses como vendedora ambulante de cosméticos y otros productos. Tiene un
hijo de cinco años. Dice que abandonó el empleo de limpieza de oficinas porque
recibía 800 bolivianos mensuales, menos de la mitad del salario mínimo, por
ocho horas de trabajo, de lunes a sábado.
"Sacó más ahora con cosas de moda que
les gustan a las chicas", sonrió la también exestudiante de Ciencias de la
Educación de la UMSA que en un día normal gana hasta 200 bolivianos moviéndose
en un pequeño carrito de un lado a otro.
Cero tolerancias
"Cada vez somos más incisivos en el
cumplimiento de las normas y generamos mayores operativos con la Guardia
Municipal", dijo el director de Mercados y Comercio en Vía Pública, Kevin
Martínez, y reconoció que ese trabajo provoca molestias en el sector gremial
que en varias oportunidades -dijo- pidió su cabeza al alcalde Luis Revilla.
Para la Confederación de Gremiales,
difícilmente se puede controlar a los vendedores. "La gente sale a las
calles por necesidad, no es otra cosa. Si uno tuviera un buen trabajo donde
gane arriba de los 3.000 bolivianos por qué va a salir a vender, pero no hay
trabajo, y vender no es un crimen", dijo el dirigente Ernesto Rada.
Sin embargo, los mismos comerciantes con
puestos fijos se muestran inflexibles con los ambulantes y han contratado los
servicios de guardias privados para proteger la venta de su mercancía.
"Los ilegales nos amenazan en las
calles", manifestó Filomena Carrasco, dirigente de la Federación de
Trabajadores Gremiales de La Paz.
Los ciudadanos de a pie también expresan su
molestia cuando ven las aceras o calles abarrotados por vendedores.
"Deberían meterlos en un mercado, son
demasiados", dijo el chofer de un micro. "Ya no hay por dónde caminar
y peor para los autos, en todo lado hay trancadera".
Pero sacar a los vendedores es una tarea
difícil y los recursos para construir modernos mercados son insuficientes. El
Gobierno Municipal Autónomo de La Paz recaudó el año pasado 1.169.204
bolivianos por el pago único municipal por asentamientos en vías públicas y
requiere 14 millones para construir un mercado.
Migración a RRSS
Los ambulantes ganan y pierden de un día
para otro su clientela, viven acosados por los "legales" y caminan
con la Guardia Municipal pisándoles los talones. Ante la falta de un puesto
fijo, un creciente número de mujeres encontró una oportunidad en las redes
sociales.
"Una luz en la tormenta", afirmó
Karen una joven embarazada y con un hijo de cuatro años que trabaja desde su
casa ofreciendo ropa por Facebook y WhatsApp.
Por el momento no hay datos estadísticos
del flujo de intercambio de productos, pero sólo en Facebook hay una veintena
de "tiendas" abiertas desde La Paz en las que uno puede comprar u
ofertar por un producto desde la comodidad de un escritorio o celular.
"Ahora la modernidad también ha
llegado a los comerciantes, hay gente que en WhatsApp o en el Face que ofrece
cosas. Les mandan fotos del producto y vienen a comprar. Eso ya está
generalizándose, más que todo en la juventud", dijo el secretario general
de la Confederación de Gremiales de Bolivia, Ernesto Rada.
Shirley Gi Saint, creadora y administradora
del grupo de 'VENTAS & SUBASTAS ropa zapatos y accesorios' en Facebook, con
59.364 miembros, cuenta que usar las redes sociales es una excelente alternativa
para ganar dinero con una mínima inversión que puede dar buenas ganancias si se
oferta un buen producto desde la casa y sin tener que sufrir maltratos en la
calle.
"Muchas personas, amigas y amigos,
buscábamos un mercado más amplio donde poder ofrecer nuestros productos. Y vi
la oportunidad de brindar una plataforma de venta a otras personas que también
querían hacer subastas con sus productos ventas directas y llegar a más
personas", dijo.
Shirley vendía zapatos como ambulante hasta
que encontró la fórmula de no salir de casa e ingresar a un gran mercado desde
el celular. En Bolivia hay más de 4 millones de cuentas de usuarios de
Facebook, según estudios.
"Es una alternativa no sólo para
mujeres jóvenes, sino también para madres solteras ya que hay muchas madres
solteras que venden de todo para apoyar sus necesidades", añadió.
Al igual que Shirley hay varias mujeres que
abrieron un puesto de venta o grupos en Facebook como Compra y Venta La Paz
Bolivia, Ventas y Subastas Todos los Días, La Paz De Todo un Poco y muchos
otros que agrupan a cientos de mujeres y hombres.
"Yo creo que semanalmente puedes ganar
hasta unos 500 bolivianos, con suerte algunas veces más, algunas menos",
comentó Eva, quien además vende ropa en la calle Tumusla hace casi 25 años.
"Hay que privilegiar lo técnico"
Ante la problemática del desempleo juvenil,
la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) afirma que hay que
privilegiar la formación técnica productiva en lugar de profesiones
universitarias como la abogacía que sólo sobresaturan el mercado.
"Los jóvenes no están escogiendo bien
sus vocaciones, todos queremos ser abogados y está sobresaturado el mercado. No
estamos privilegiando lo técnico, lo miran como si fuera de segunda. Te
garantizo que hay muchos técnicos en el sector manufacturero que ganan más que
los ingenieros", dijo el asesor general de la CEPB, Gerardo Velasco.
"Hay muchos jóvenes que no pueden
darse el lujo de estar cinco años estudiando, pero adicionalmente no encuentran
trabajos después de cinco años. Mejor que estudien dos años y encuentren
trabajo y después podrán incrementar (su formación)", agregó.
Varios estudios advierten la carencia de
técnicos especializados en el sector agropecuario, hidrocarburífero,
telecomunicaciones, energía, construcción, nuevas tecnologías y otros rubros
productivos.
Como el componente juventud es clave para
el desarrollo de un país, urge la elaboración de una agenda pública de acciones
para mejorar la formación laboral, generación de empleos y el acceso a un
trabajo digno, es la conclusión a la que llegaron los entrevistados.
Y esa tarea implica articular los esfuerzos
de las autoridades nacionales y subnacionales, empresarios y otros actores
tomando en cuenta que 24 de cada 100 bolivianos son jóvenes, según el INE, y el
nivel de instrucción superior apenas llega al 29,2%.
A 2016, en Bolivia la población de 16 a 28
años es de 2.610.000 y para el 2030 alcanzará los 2.948.000.
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