Elecciones
parlamentarias
Presidente de Venezuela, Nicolas Maduro. |
ESPAÑA (ANB / centrooccidente del país).- La inquietud
sobre lo que pueda acontecer durante y después de las elecciones del próximo
domingo en Venezuela crece con el paso de los días.
En un escenario
en el que los sondeos dan una clara ventaja a la oposición —una situación
inusual en los 17 años de gobierno bolivariano—, los críticos, según varias
fuentes, no las tienen todas consigo sobre cómo puede abordar el oficialismo un
resultado adverso.
En los últimos
días, el Gobierno de Nicolás Maduro ha incrementado además su persecución a los
empresarios.
“Si se diera la
pesadilla de que perdiéramos, la revolución adquiriría nuevos caminos y un
nuevo carácter”, clamó el presidente, Nicolás Maduro, el pasado martes durante
su programa de televisión semanal, para después añadir: “Si perdemos las
elecciones, la revolución continúa y seguiremos luchando desde la calle”.
Una afirmación
que no pocos sectores opositores interpretan como una amenaza, en la línea de
la que pronunció semanas antes, cuando dijo que deberían ganar las elecciones
“como sea”.
Se trataba, en
cualquier caso, de la primera vez que Maduro, con la popularidad por los suelos
a diferencia de su antecesor, manifestaba claramente la posibilidad de que el
oficialismo pudiese perder el control de la Asamblea Nacional.
En caso de que
esto sucediese habría que ver la diferencia con la que gana la oposición para
calibrar las medidas que pueda adoptar a partir del domingo.
Si se cumpliesen
las encuestas, tendría el control total, pero todo hace prever que, en caso de
triunfo, este será por un exiguo margen —la mayoría simple se sitúa en 84
diputados—, lo que, entre otras cosas, complicaría poner en marcha un
referéndum revocatorio el siguiente año o aprobar la ley de amnistía para los
presos políticos; dos de las iniciativas más repetidas por la oposición.
Para tratar de
evitar un triunfo de la oposición, Maduro ha incrementado en los últimos días
los ataques verbales contra sus críticos y ha emprendido una campaña para
tratar de motivar al amplio espectro de chavistas desencantados.
En medio del
proceso electoral, en la última semana anunció que inauguraría más de 50 obras
en diferentes Estados del país.
Más
desabastecimiento
Los comicios
coinciden con un momento de agudización del pertinaz desabastecimiento de
productos de consumo básico que aqueja a los mercados venezolanos desde hace
dos años.
El Gobierno de
Maduro parece decidido a aprovechar la coyuntura para sacarle réditos electorales,
de ahí que, además de los ataques a políticos haya arremetido también contra
los empresarios.
“Bandido (…) Eres
un diablo. Y a cada diablo le llega su agua bendita”, le dedicó a Lorenzo
Mendoza Giménez, uno de los tres venezolanos que suelen aparecer en la Lista
Forbes de los billonarios del mundo, dueño y principal ejecutivo de Empresas
Polar, la mayor compañía privada del país.
Además, Maduro
anunció que había ordenado detener al gerente de un supermercado en Guarenas,
una ciudad dormitorio al este de Caracas.
El presidente
pasaba por allí de gira para inaugurar varias obras cuando, contó, se dio
cuenta de que se formaba una larga fila frente a una sucursal de la cadena de
automercados Plaza’s.
“Mandé de
inmediato investigar, y descubrieron que el gerente había ordenado cerrar las
puertas para crear una cola y poner a la gente a sufrir. Esa es una táctica
psicológica de ellos. Enseguida ordené que enviaran una comisión del Sebin [la
policía política] y me lo pusieran preso”.
“Me dirán
dictador, pero no me importa, hay que hacer justicia”, repitió Maduro un día
después en un acto de cierre de campaña en Barquisimeto
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