QUILLACOLLO, BOLIVIA (ANB / ABI).- Una peregrinación y la recreación de una tradición
consistente en sacar rocas a combazos del cerro de Cota, como solicitud de un
"préstamo simbólico de dinero", cerraron el domingo los eventos
centrales de la Festividad de la Virgen de Urcupiña, que se desarrollaron desde
el 14 de agosto en la ciudad de Quillacollo, Cochabamba.
"Estamos culminando nuestra
participación con mucha fe, con mucha devoción en esta Festividad de Urcupiña.
Ya hemos participado en una entrada, en la misa central y hoy con esta
peregrinación", aseveró el gobernador de Cochabamba, Iván Canelas, en el
cierre del evento cultural.
El final de las actividades de la fiesta
religiosa comenzó a las 05h00 locales con una caminata de miles de feligreses
que partió desde el centro de la ciudad de Cochabamba, recorrió casi 15
kilómetros y llegó hasta el Templo de San Ildefonso en la plaza 15 de Agosto de
Quillacollo.
La travesía fue liderada por el Gobernador
de Cochabamba y los alcaldes y concejales de los siete municipios del eje metro
metropolitano, quienes fueron seguidos por millares de devotos.
El recibimiento de los peregrinos se
realizó más tarde, cerca de las 05h45 locales, con una solemne misa que después
fue seguida con una nueva caminata hasta el cerro de Cota, donde está instalado
el Calvario.
Los feligreses llegaron al lugar con la
meta de recrear una antigua tradición que data de mediados del Siglo XX y que
consiste en alquilar un combo y sacar de un solo golpe un trozo de piedra, sea
grande o pequeño, con el fin de que se convierta en un "préstamo simbólico
de dinero" que les hará la Virgen de Urcupiña para la prosperidad de sus
familias.
"Nos han dicho que mientras más grande
la piedra mayor es la bendición. Así que estamos acá y ya estamos con un buen
pedazo para llevarnos a nuestra casa", dijo, Eugenio Vásquez, un alegre
turista que llegó con su familia desde Santa Cruz para ser parte de la fiesta
religiosa.
La mayor parte de los creyentes hicieron
bendecir posteriormente sus rocas con amautas andinos o conocedores de esa
práctica que usaron para su labor alcohol, incienso, mixtura y serpentina.
Las piedras deben ser devueltas al
siguiente año, pero pocas personas lo hacen y el trasladar rocas grandes al
lugar desde otras regiones para la continuidad de la tradición se convirtió en un
negocio rentable para decenas de lugareños.
Los visitantes más exigentes se dejaron
seducir por una creencia menos tradicional, pero muy popular, consistente en la
compra simbólica de un terrenito entre varios marcados por el lugar para
hacerlo bendecir y pedirle a la Virgen de Urcupiña que se convierta en una
propiedad real durante el próximo año.
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