SANTA CRUZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- El papa Francisco se reunió el viernes con los presos del
penal de Palmasola de Santa Cruz, uno de los más hacinados y peligrosos de
Bolivia, que le contaron sus penas y le pidieron interceder por ellos ante las
autoridades nacionales, para que mejoren sus condiciones de reclusión y se
elimine la corrupción y la retardación de justicia.
Analía Parada, recluida en el penal de
mujeres le pidió entre lágrimas a Francisco que sea el portavoz de los presos
para reclamar por las constantes violaciones a sus derechos y "la
sordera" de los administradores de justicia del país, "que no aplican
las leyes que nos benefician, convirtiendo la justicia boliviana en terrorismo
jurídico".
Aseguró que ese "terrorismo
jurídico" va en contra de los más pobres y beneficia a los que tienen
poder económico, con el que logran eludir la justicia "contratando jueces
corruptos".
También pidió que se encaminen nuevas
medidas de amnistía para las sentenciadas a 30 años de cárcel que hubieran
cumplido la tercera parte de sus condenas, las mujeres de la tercera edad,
embarazadas y con enfermedades terminales.
Francisco recorrió parte del penal de
Palmasola en un pequeño Papamóvil y también hizo un tramo a pie, donde cientos
de presos, sus esposas, esposos e hijos le dieron la bienvenida y agradecieron
su presencia.
Por su parte, Leónidas Martín Rodríguez, de
43 años, aseguró que la violencia que existe en el penal, alimenta el odio y el
rencor de los reclusos y evita la implementación de un buen sistema de
inserción social.
"El Estado es 100% responsable para la
rehabilitación, para tener una buena reinserción social de los privados de
libertad a la sociedad", urgió.
Finalmente, Andrés de Jesús Céspedes,
condenado por homicidio, describió las agudas condiciones de hacinamiento que
existen en el penal, cuyo desayuno, almuerzo y cena es financiada con menos de
un dólar al día.
"Te suplicamos padre que intercedas
por nosotros para que el Gobierno nos ceda nuestros pedidos, nuestros pedidos
de digna alimentación, programas de verdadera reinserción social para que no
volvamos incurrir en nuestros delitos", remarcó.
Los presos le obsequiaron varios regalos al
Sumo Pontífice, en su recorrido por el penal, cuyos pabellones albergan al
menos a 3.000 reos, entre mujeres y hombres, en una edificación que tiene una
capacidad máxima de 1.000 personas.
La reunión con los reos de la cárcel fue la
penúltima actividad que Francisco cumplió en esa ciudad del oriente boliviano.
Después se reunió con los obispos de la
Conferencia Episcopal antes de emprender viaje a Paraguay, la última parada de
su gira pastoral por Sudamérica, región en la que ya visitó Ecuador.
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