SANTA CRUZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- El papa Francisco instó el viernes, a horas de partir a
Paraguay, última escala de su periplo sudamericano, ahuyentar a los demonios de
la cárcel de Palmasola, la más violenta y peligrosa de Bolivia, poco menos de 2
años después de la masacre de 35 de los 3.500 mujeres y hombres que se hacinan
en ella.
"Aquí en este centro de rehabilitación
la convivencia depende en parte de ustedes. El sufrimiento y la privación
pueden devolver nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos, pero
también tenemos la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica
fraternidad. Ayúdense entre ustedes. No tengan miedo de ayudarse entre ustedes.
El demonio busca la rivalidad, la división, los bandos. Luchen por salir
adelante", instó durante un mensaje pronunciado en el patio principal de
la penitenciaría de máxima seguridad situada en las afueras de la ciudad de Santa
Cruz.
La exhortación del Vicario de Cristo se
escuhó 23 meses después que una pugna de poder entre reos avezados, que
controlan el crimen en la ciudad de Santa Cruz, saldara con 35 de ellos
mutilados, acuchillados y quemados en la peor barbarie en la historia
carcelaria de Bolivia.
En su penúltimo acto en Bolivia donde
permaneció poco más de 48 horas, dijo a los 3.500 detenidos en Palmasola, 300
de ellos mujeres que viven con sus hijos pequeños, que deben hacer un esfuerzo
por trasuntar el pesimismo en esperanza, pese a la situación de cárcel.
"Les invito a mirar el rostro de Jesús
crucificado. En su mirada, todos podemos encontrar espacio. Todos podemos poner
junto a él nuestra heridas, nuestros dolores, así como también nuestros
pecados. En sus llagas encuentran lugar nuestras llagas. Para ser curadas,
lavadas, transformadas, resucitadas. El murió por vos, por mí, para darnos su
mano y levantarnos. Charlen con los curas que vienen, Charlen. Jesús quiere
levantarnos siempre", arengó.
Ya esperado en Paraguay, cuyo aeropuerto
Petirrosi lucía a mediodía del viernes sus mejores galas, el Santo Padre dijo a
los privados de libertad que "no podía dejar Bolivia sin venir a
verles".
Por último, después de escuchar el
testimonio de vida de tres internos, entre ellos una mujer, que buscaron al
besarlo y abrazarlo la redención, el "Papa de los pobres", como lo
definió su anfitrión el presidente boliviano Evo Morales, pidió rezar a los
encarcelados rezar él.
"Antes de darles la bendición me gustaría
que rezáramos un rato en silencio. Cada uno como sepa hacerlo. Por favor les
pido que sigan rezando por mí, porque también yo tengo mis errores y debo hacer
penitencia", afirmó antes de partir a un encuentro con la curia boliviana.
Francisco, que a su paso por Bolivia llamó
a Chile a dialogar por la demanda marítima boliviana, que pidió perdón por los
crímenes de su Iglesia durante la colonización de América los siglos XVI y XVII
y que pidió acercar las políticas estatales a los más carenciados, volará
pasado el mediodía a Paraguay, última escala de su primera gira sudamericana,
que comenzó por Ecuador el domingo último.
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