ESPAÑA (ANB / Información tomada de elpais.com).- El último invento en conquistar Silicon Valley no es una aplicación, ni
un medio especializado en tecnología ni otra red social. Se llama Soylent y su
creador pretende revolucionar la manera en que nos alimentamos. El producto, un
compuesto en polvo, con todas las vitaminas, proteínas, minerales, sales y
nutrientes que nuestro cuerpo necesita, ha despertado reacciones encontradas en
Estados Unidos, desde quienes anuncian orgullosos haber recibido la primera
muestra, los escépticos que auguran una caída tan rápida como su ascenso o los
alarmistas que lo han bautizado como “el fin de la comida”.
Rob Rhinehart es uno de los
miles de jóvenes que aspiraban a crear desde San Francisco una empresa con un
grupo de amigos, atraer rápidamente a clientes e inversores y lanzar el
negocio.
Tras varios intentos fallidos,
el dinero se agotaba y Rhinehart tiró de una libreta para calcular dónde podía
recortar gastos. “Estaba invirtiendo tiempo y dinero en comida, así que pensé
en una solución barata y sencilla que cubriera mis necesidades nutricionales”,
explica por teléfono.
Rhinehart, ingeniero de
software de 25 años, comenzó entonces a indagar en estudios científicos hasta
crear el alimento artificial. Para consumirlo sólo hace falta mezclarlo con
agua. “En polvo la comida es más estable, se puede conservar más tiempo, no
hace falta ir tantas veces al supermercado ni cocinarla y no tenemos que
preocuparnos de las bacterias que la estropean”, asegura.
Soylent, cuyo nombre hace honor
al título de una película de ciencia-ficción sobre el impacto del crecimiento
descontrolado de la población, se vende a través de una página web de tono
futurista. Rhinehart defiende su producto con una confianza que roza la
soberbia. En el año y medio que ha pasado alimentándose de Soylent, ha perdido
peso, duerme mejor, puede hacer más ejercicio y su nivel de concentración en el
trabajo ha aumentado. Su razonamiento es que la comida sólida exige más trabajo
al organismo para procesarla. “Soylent no le da al cuerpo nada que no
necesita”. Los expertos se muestran escépticos ante el impacto que puede tener
sustituir el 100% de nuestra alimentación por un líquido. Hasta ahora, los
complementos en forma de batido se emplean en hospitales y en tratamientos para
perder peso o luchar contra determinadas enfermedades bajo vigilancia médica.
La primera reacción de la
doctora Elisabetta Politi, directora del Centro de Nutrición de la Universidad
de Duke, al conocer Soylent es: “¿Por qué haría alguien algo así?”. Politi
trabaja con pacientes que sí han requerido de una dieta líquida para perder
peso o curar un trastorno, pero no por elección propia. “Hay quien necesita
aprender a elegir lo que come. Para eso debe sustituirla primero por líquidos”,
explica Politi. “Pero sólo en aquellos casos en los que la persona carece de
una relación saludable con la comida”.
Rhinehart asegura que el
producto cumple con las regulaciones de la Agencia de Seguridad Alimentaria de
EE UU y que trabaja con un experto médico para perfeccionarlo, aunque no quiere
revelar su identidad y el doctor no habla públicamente sobre este trabajo.
Desde la Agencia de Alimentación y Medicamentos (FDA) de EE UU aseguran que
toda la información disponible sobre Soylent indica que se trata de un producto
para sustituir la comida convencional y que debería ser regulado como tal. “No
disponemos de información registrada sobre este producto y tampoco damos
autorizaciones para sustancias que reemplacen a los alimentos”, asegura la FDA.
La falta de especificación
sobre si Soylent es un alimento o un sustitutivo despierta también las
sospechas de Bruce Bistrian, director de Nutrición en el Centro Médico Beth
Israel Deaconess de Boston. “La tecnología para combinar todos los nutrientes
hace tiempo que existe, pero algunos preparados han sido designados legalmente
para uso médico o como suplementos de una dieta”, dice Bistrian. “Mi
preocupación es qué podemos hacer con este producto”.
Unas 30.000 personas sí parecen
saber qué hacer. Serán los primeros en probarlo después de invertir en la
campaña de recaudación de Soylent a través de Internet. Rhinehart pertenece a
la generación de emprendedores que buscan aplicar la efectividad de las
herramientasonline en sus vidas, un movimiento denominado life hacking. La
nueva estrella de Silicon Valley registró durante meses todos los cambios que
notó al consumir Soylent, cómo se sentía, las cantidades que introducía en la
fórmula, las distancias que alcanzaba haciendo ejercicio...
Después lo publicó en su blog e
invitó a los lectores a que le ayudasen a perfeccionar la fórmula. Su
revolución en directo se convirtió en una de las campañas de crowdfunding de
mayor éxito en los últimos meses. Soylent, con apenas seis empleados, recaudó
tres millones de dólares antes de salir al mercado.
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