Andrés Soliz Rada
ARGENTINA (ANB / Erbol).- Andrés
Soliz Rada, exministro de Hidrocarburos en la primera gestión del presidente
Evo Morales, señaló este sábado a la
agencia argentina Telam que Brasil es “un amigo tan fuerte que rompe costillas,
hasta cuando nos acaricia”, en relación al nivel de poder e incidencia que
tiene en la región.
La exautoridad
hizo un análisis sobre el rol protagónico que cumple el país vecino en el
contexto latinoamericano y confrontado con los intereses de Estados Unidos.
La nota completa de Telam sobre Soliz rada es la
siguiente:
El ex ministros
de Hidrocarburos de Bolivia, Andrés Soliz Rada, que pergeñó la nacionalización
del petróleo de 2006, destacó el papel histórico del presidente Evo Morales,
que logra la "síntesis de un país unido" frente a los intentos
desintegradores de una oligarquía separatista, pero también de un indigenismo
extremo
"Ahora el
gobierno es la síntesis de una Bolivia que logra estar unida frente a los
grandes fuerzas de desintegración. Frente a la amenaza de la `nación Camba` (de
la oligarquía del oriente boliviano, derrotada en 2008) y frente al indigenismo
de un Felipe Quispe, que hablaba de exterminar a los blancoides; es
histórico", dijo Soliz Rada en entrevista con Télam.
Rada, un
reconocido dirigente de la llamada "izquierda nacional" boliviana,
heredera del pensamiento del argentino Abelardo Ramos, "pero enriquecida
por pensadores propios como Carlos Montenegro, René Zabaleta" y otros, no
omite dificultades, ni contradicciones en el proceso del vecino país ni de
América Latina.
A su juicio, la
región tuvo "un punto de inflexión muy importante con el Mercosur, que se
continúa con la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), el ALBA (Alianza
Bolivariana de las Américas) y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos
y Caribeños)".
Mencionó, en ese
sentido, esa "recordada reunión: la cumbre (americana) de Mar del Plata en
2005, que logra frenar el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas)"
como un momento "extraordinario de las fuerzas de la patria grande".
Sin embargo,
alertó que entonces se "necesitaba avanzar como región en los espacios
económicos con valor estratégico", y advirtió que hubo "en los
últimos meses una suerte de estancamiento, que tiene un punto que coincide con
la muerte de (Hugo) Chávez".
Ese
"estancamiento", según Rada, está relacionado con la decisión
política de no tocar desde la región "las articulaciones del poder
mundial, que no es sólo la banca internacional, (también las trasnacionales
del) petróleo, la (gran) minería, los paraísos fiscales, el narcotráfico".
"Existe
entonces el contraataque de los sectores imperiales, que usan como instrumento
a la Alianza del Pacífico (con) Chile, Colombia, Perú y México, que tratan de
arrinconar a un nuevo factor que le preocupa a Estados Unidos: Brasil",
dijo.
Rada, que define
a Brasil, desde su perspectiva boliviana, como "un amigo tan fuerte que
nos rompe las costillas inclusive cuando nos acaricia", cree que el gigante
sudamericano también preocupa a Washington.
Según su
análisis, EEUU busca aislar a Brasil "para evitar que pueda ser una
amenaza" a su poder, sobre todo ahora por la "disputa tremenda por el
control de los grandes yacimientos (hidrocarburíferos) del Presal" en el
Atlántico, frente a las costas paulistas y cariocas.
De visita en
Buenos Aires para presentar su último libro, "La luz en el túnel. Las
lides ideológicas de la izquierda nacional boliviana", el ex ministro se
preguntó "¿Por qué se pudo hacer la nacionalización de los hidrocarburos
en el 2006 (en Bolivia), en la que tuve la suerte de estar presente?".
"Primero
-se respondió- porque estaba Hugo Chávez, que se la jugó. Con él y Evo Morales
fuimos a Foz de Iguazú a reunirnos con (el entonces mandatario brasileño) Lula,
a encontrar algún punto de apoyo, que lo logró Chávez, para que Brasil
tolerara" esa nacionalización.
Petrobras era la
principal empresa petrolera en Bolivia e incluso manejaba las dos únicas
destilerías de ese país. Cuando Soliz Rada quiso sumarlas a la nacionalización,
perdió su puesto de ministro.
"Por eso se
tomó una medida simbólica con la nacionalizacion del petróleo boliviano, que
fue la participación de las Fuerzas Armadas, no porque íbamos a hacerle frente
al amigo que nos apretaba las costillas, pero sí como símbolo de presencia
soberana para que los recursos energéticos y el gas beneficien a los
bolivianos", explicó en relación a esa difícil situación.
Consultado por
la política de tierras que lleva adelante el gobierno boliviano, señaló que es
un tema de "una complejidad muy grande", que abarca "el
propósito separatista de un sector de la oligarquía en 2008", pero ante lo
cual Morales respondió y triunfó con "la movilización de 36 naciones
indígenas, la mayoría ya inexistentes,
pero que se sienten representadas en una nueva Constitución, que ahora no se
puede aplicar".
También destacó
que luego de su derrota, algunos sectores terratenientes, convencidos de que
"hay Evo Morales a largo plazo", decidieron "acordar con él. Así
son de pragmáticos".
El dirigente
también aludió a un "indigenismo extremo" promovido por ONGs con gran
apoyo internacional, como el que se hizo evidente en el conflicto por la
construcción de una ruta en el Territorio Indígena Parque Nacional Isíboro
Sécure (Tipnis), en la amazonia boliviana.
Reconoció la
"extraordinaria habilidad política" de Morales, que ahora busca la
"integración social de los pueblos indígenas del Tipnis", antes que
la "integración física" con la discutida ruta.
También resaltó
la capacidad del vicepresidente, Álvaro García Linera, que "pasó de su
indigenismo extremo", por el que estuvo preso como guerrillero en sus
orígenes, a tener ahora "una visión nacional" y de socialismo
comunitario, a partir de su experiencia en la gestión estatal.
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