ESPAÑA (ANB / BBC Mundo).- Todos hemos escuchado la historia: un asteroide cae en la
Tierra y todo el mundo muere. Los únicos animales que sobrevivirían al invierno
nuclear subsiguiente serían esponjosos, pequeños y probablemente vivirían bajo
tierra.
Al
igual que los dinosaurios hace 65 millones de años, la mayoría de los humanos
no tendríamos ninguna oportunidad de sobrevivir.
Lo
que nos conduce al último proyecto de la NASA: atrapar una de esas gigantescas
rocas a la deriva.
"En
este momento, el objetivo probable es 2008 EZ5", cuenta Humberto Campins,
un científico planetario y asesor del proyecto.
El
objeto es un asteroide tan grande, que haría estremecer al Tyrannosaurus rex.
Fue
descubierto en 2008 (de ahí el nombre) y tiene entre 230 y 710 metros de
diámetro.
Si
fuera a chocar contra nuestro planeta, la explosión resultante sería hasta un
millón de veces mayor que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima.
Pero
no hay necesidad de huir a las montañas todavía.
Solo
sacarle un "pedacito"
De
hecho, la NASA quiere jalar todo el asteroide. Y ciertamente el plan no es
hacer que termine ardiendo en la superficie de la Tierra.
La
idea es arrancar una sola piedra de 20 toneladas de su superficie y empujarla
hacia la órbita con la Luna.
La
nueva misión transportará una roca comparable a por lo menos dos T. Rex en un
solo viaje.
Añade
a eso el hecho de que el asteroide se está trasladando a 90.000km/h y el dato
de que se halla a hasta 471 millones de kilómetros de distancia,y entonces
comprenderás que este es un proyecto ambicioso.
¿Cómo
lo harán? ¿Y cuál es el objetivo?
Peligrosos,
pero ricos en minerales
Se
cree que los asteroides son restos de la formación de nuestro Sistema Solar.
Aunque
la mayoría de las rocas a la deriva finalmente chocaron para formar los
planetas, los que evitaron ese destino han estado dando vueltas al Sol durante
los últimos 5.000 millones de años.
Los
asteroides "cercanos a la Tierra" son aquellos con órbitas erráticas
que llegan cerca -a veces peligrosamente cerca- de nosotros.
Ningún
humano ha sido asesinado por un asteroide en los últimos mil años y ningún
objeto grande está a punto de impactar la Tierra en los próximos cien -pero hay
registros antiguos chinos de tales muertes y hace poco más de cien años, en
1908, un asteroide aplastó un área del tamaño aproximado de Luxemburgo en la
deshabitada taiga de la remota Siberia.
"Han
caído antes y volverá a ocurrir a menos que los prevengamos", advierte
Campins.
Esta
proximidad tiene ventajas también.
El
año pasado, los científicos observaron cómo un asteroide repleto de platino por
valor de aproximadamente 5 billones de dólares se acercó a unos 1,5 millones de
kilómetros de distancia, lo cual es poco más de seis veces la distancia de la
Tierra a la Luna.
Cada
vez hay más interés de las empresas privadas en la minería de estas riquezas
celestiales y hay una en particular que la NASA ha estado anhelando: el agua.
Estaciones
de agua y oxígeno
Mientras
que algunos asteroides están compuestos principalmente de metal, otros -los
asteroides de tipo C- están formados principalmente por carbono mezclado con
agua.
"Si
queremos expandirnos al Sistema Solar, en el futuro los astronautas podrían
usar asteroides como puntos de referencia para reabastecerse con agua y
oxígeno", sugiere Paul Chodas, gerente del centro Objeto Cercano de la
NASA en el Laboratorio de Propulsión de Aviones en California.
Pero
hay un problema. La mayoría de los asteroides son un misterio total: ni
siquiera sabemos cómo son, y mucho menos de qué están hechos. Los científicos
se forman conjeturas observando los reflejos de la luz solar.
Mejor
traerlo que ir a visitarlo
Incluso
si los asteroides resultan estar llenos de agua, existe otro obstáculo.
Aunque
ha habido una colonia permanente de astronautas a bordo de la Estación Espacial
Internacional desde 2000, ningún astronauta se ha aventurado en el espacio
profundo desde el último aterrizaje lunar en 1972, e incluso entonces ninguna
misión duró más de unos días.
Ahora
los astronautas dependen de suministros y de apoyo operacional desde la Tierra.
Si la
NASA va a poner a un hombre en Marte a mediados de 2030 -el plan actual-
necesitará una tecnología nueva y radical.
Si queremos expandirnos al Sistema Solar,
en el futuro los astronautas podrían usar asteroides como puntos de referencia
para reabastecerse con agua y oxígeno", Paul Chodas, NASA
Aquí
es donde entra en juego la Misión de Redireccionar Asteroides de la NASA.
Cómo
lo lograrán
Al
recoger una roca desde el espacio profundo y estacionarla convenientemente
cerca de la Tierra, el proyecto tiene como objetivo resolver varios problemas
de una sola vez.
La
primera etapa de la misión implicará el envío de una nave espacial robótica al
asteroide.
Fue
diseñada con tres patas que se utilizarán para aterrizar en la roca y un par de
brazos mecánicos que la agarrarán (podría parecer algo así como las máquinas de
garra comúnmente encontradas en las salas de juego).
Según
Chodas, esta parte es fácil: la atracción gravitatoria de un asteroide es muy
baja, por lo que el aterrizaje debe ser casi tan suave como acoplar un módulo
de suministro a la Estación Espacial Internacional.
Una
vez que seleccione su roca, la misión pondrá a prueba el concepto de
"tractor gravitacional", una técnica que consiste en utilizar la masa
de la nave espacial (agrandada por la roca) para jalar suavemente un objeto
-como un asteroide-, hacia él.
Aunque
la fuerza gravitatoria ejercida por la nave espacial es minúscula, si se queda
allí un tiempo suficientemente largo debe tener un impacto tangible en la
trayectoria del asteroide.
"Va
a moverse en una dirección que lo convierta en menor amenaza a la Tierra",
dice Campins.
La
nave espacial despegará saltando (es decir, enderezando de repente sus patas)
para evitar provocar una nube de polvo, y disparará sus propulsores cuando esté
a una distancia segura.
"Si
esto sucede demasiado pronto, el polvo podría cegar las cámaras en la nave
espacial", explica el experto.
Entonces
todo lo que tiene que hacer es viajar los 80 millones de kilómetros a la Luna.
Aquí
es donde entra en juego la tecnología más reciente de la NASA.
La
propulsión eléctrica solar consiste en utilizar la energía solar para acelerar
el xenón, un gas usado en pantallas de plasma, luces estroboscópicas y flashes
de cámara, que es expulsado de los motores de la nave espacial para crear un
empuje constante.
"Recuerda
que incluso un empuje suave continuará llevándote, porque estás en el vacío del
espacio -no hay resistencia", dice Campins.
La
misión de asteroides es el terreno de prueba perfecto para la tecnología, que
la NASA espera un día lleve a los astronautas a Marte.
"Nunca
antes se ha utilizado en esta escala", apunta Chodas.
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