Por
Coco Cuba
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- La campaña boliviana dejó abruptamente el viernes el tedio
de meses y a 3 semanas de los comicios del 12 de octubre abrió un capítulo
inédito en la historia del país: una abierta pugna por el liderazgo de la
oposición de derechas o el segundo lugar de la preferencia electoral, en una
expresión tácita que el primero no está más en discusión y que no habrá segunda
vuelta, según analistas locales.
Tres días después que la encuestadora
privada Equipos Mori confirmara una intención de voto de al menos 54% favorable
a la candidatura del presidente Evo Morales y que estudios de percepción
política de julio y agosto anticiparan lo mismo, el candidato del Partido
Demócrata Cristiano (PDC), el ex presidente conservador (2001-02) Jorge
Quiroga, desafió inopinadamente a un debate al empresario Samuel Doria Medina,
segundo en la intención de voto.
De hecho, la disputa se ubica lejos del
presidencial Palacio Quemado y, más bien, cerca del bicameral Legislativo.
Según Mori, Quiroga tiene 7% de las
preferencias electorales y Doria Medina el doble. El primero, que lanzó tarde
su candidatura, hace poco más de un mes, parece en ascenso vertiginoso y, el
segundo, que acumula familiaridad ante los públicos perceptores hace al menos 2
años, se halla a la baja.
El desafío de Quiroga a Doria Medina, que
intentó aglutinar en una candidatura única la oposición a Morales, que a su vez
impulsa su tercer mandato consecutivo desde 2006 y segundo en arreglo a la
Constitución vigente desde 2009, definirá "cuál de estas fracciones saca
más votos, cuál es el más grande o el menos pequeño entre los pequeños",
según el analista independiente Marcelo Silva.
Lo mismo que su colega Carlos Cordero,
Silva tiene claro que el PDC y la Unión Demócrata (UD, de Doria Medina),
pugnarán, en lo que resta de la campaña y, de manera crucial, en el debate de
marras pactado ya para el 28 de septiembre, una porción del electorado
boliviano que adversa sanguínea, visceralmente a Morales.
En tal debate que auspicia la Asociación de
Periodistas de La Paz, se resolverá "una buena parte del electorado que
está en el ámbito de la oposición" a Morales, según Cordero.
"Es parte del electorado indeciso y,
al mismo tiempo, es parte del electorado que no votará por el MAS (Movimiento
Al Socialismo, de Morales)", apuntó el analista.
De acuerdo con Mori y sus iguales Ipsos y
Tal Cual, en juego se encuentra un indeciso 30% del padrón electoral de casi 6
millones de ciudadanos, es decir, en cifras redondas, 1,6 millones de votos.
A 3 semanas de los comicios, Morales parece
tener seguro poco menos del 60% de los votos y baraja un 10% adicional de los
indecisos.
El mandatario que apunta a convertir a
Bolivia en el centro energético de Sudamérica, eje de su campaña, saca a Doria
Medina 40 puntos y 47 a Quiroga.
Por lo tanto "es difícil pensar que le
resten voto al presidente Morales", estableció Silva que configura una
suerte de arena donde "parece inevitable que estos dos candidatos terminen
enfrentados entre ellos" y que "compitan por el segundo (lugar) en la
elección".
Advertida que Doria Medina (a quien el
electorado escuchó hacer de abogado del diablo entre uno de sus amigos íntimos
y candidato a diputado y la esposa de éste víctima de violencia intrafamiliar y
tratar con artillería verbal a sus amigos y empleados en una grabación) cayó 3
puntos en la primera quincena de setiembre, de 17 a 14%, la casa de campaña de
Quiroga centró en la mira al empresario y el expresidente consumó la estrategia
el jueves.
"De una vez el pueblo debe saber quién
es alternativa y quien es oposición. El debate va ser tremendamente útil",
señaló Quiroga, en momento en que parece difícil, por la distancia, lograr un
hondazo sobre Morales.
El motivo visible del cambio de estrategia
en la tienda de Quiroga es que Doria Medina, zar del cemento boliviano, se
quejó ante el Tribunal Electoral porque la candidata a la Vicepresidencia del
primero, la abogado indígena Tomasa Yarhui, hacía campaña con su hija de pecho
en brazos.
"Ahora los de Unidad Demócrata están
cayendo como bolsa de cemento y están entrando a la guerra sucia",
aguijoneó Quiroga.
A vuelta de correo Doria Medina recogió el
guante, mas precisó que el adversario no era uno ni otro, sino Morales.
"El adversario fundamental es Evo
Morales, no hay que confundirse. Yo no soy el adversario, ni para mi él (Jorge
Quiroga) no es él adversario sino es Evo Morales", respaldó Doria Medina.
Según el analista Silva, Quiroga, cuyo
"ascenso fue importante y muy rápido, tiene desventaja en esto".
En declaraciones a la ABI, el ex
vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas (1993-97) vaticinó que, pese a su
predicamento, "el tiempo (que resta para la elección) no alcanzará a
Quiroga" para pechar por el segundo puesto.
Como están echadas las cosas, lo mejor que
podría pasarle a Quiroga es, afirmó Silva, "que podría empatar".
En los últimos 2 meses, vana ha sido la
artillería verbal empleada por ambos contendores para sentar al presidente
Morales a un debate.
De acuerdo con Cordero, el debate entre
Quiroga y Doria Medina "va a consolidar una intención de voto" porque
"da la impresión que el voto de Tuto (mote con que se conoce a Quiroga) es
un poco volátil", pese a que sus apoyos provienen de "gente que le
gusta que proteste, que confronte" al oficialismo.
Es decir, que el debate desplazará el fiel
de la balanza, mas en medio de la tabla de comparaciones, y sentará una verdad
incontrastable, según Silva.
"El voto de la oposición política se
ha dispersado y eso significa que ya no se puede hablar de polarización
política", que, "para nada", está en riesgo el triunfo de
Morales y que descarta, "la segunda vuelta".
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