En
Bolivia, El Alto destaca en esta actividad
En El Alto hay cientos de invernaderos de adobe
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EL
ALTO, BOLIVIA (ANB / BBC).- En el centro o en la periferia, 10 ciudades
latinoamericanas y del Caribe cultivan plantas y crían animales para
alimentación.
Y esto, según la Organización para la Agricultura y la
Alimentación de Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), supone una
buena noticia.
En un informe que acaba de difundir, la FAO observa un
crecimiento de las prácticas urbanas de agricultura.
El trabajo se basa en los resultados de una encuesta
llevada a cabo en 23 países y en los datos de 110 ciudades y municipios.
"Se estima que más de 800 millones de personas están
involucradas en agricultura urbana y periurbana", dijo Makiko Taguchi,
agrónoma de FAO.
Taguchi explicó que en los países industrializados, el
cultivo en las ciudades se practica casi como un "hobby". En los
países en vías de desarrollo, en cambio, la agricultura urbana surge de la
necesidad.
Estas son, de norte a sur, las ciudades
"verdes" destacadas por la FAO que incluyen o fomentan la agricultura
doméstica y urbana como una forma sostenible de garantizar la seguridad
alimentaria.
La Habana
Forzados por el llamado período especial, la crisis
económica posterior a la caída de la Unión Soviétiva que condujo al
racionamiento de alimentos y a crecientes índices de malnutrición, los
habitantes de La Habana iniciaron la siembra de productos alimentarios en
cualquier espacio disponible, dice la FAO en su informe.
Pronto la agricultura urbana pasó a ser una prioridad
nacional.
En la actualidad, La Habana es la reina de las ciudades
"verdes": 90.000 residentes practican la producción de alimentos, ya
sea cultivando huertos caseros o trabajando en los huertos y las granjas
pecuarias comerciales de la ciudad.
La agricultura urbana y periurbana suministró en 2013
alrededor de 6.700 toneladas de alimentos para casi 300.000 personas en
escuelas, centros de salud pública y hospitales.
Según la investigación de la FAO, "La Habana ha
agregado una palabra nueva —organopónicos, un sistema de cultivo ecológico— al
vocabulario de la agricultura urbana y se ha convertido en pionera en la
transición global hacia una agricultura sostenible que produce 'más con
menos'".
Ciudad de México
El área metropolitana de la Ciudad de México conforma una
de las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo.
La mayor parte de la agricultura del Distrito Federal de
México puede calificarse como periurbana e incluso suburbana. Pero aunque
incipiente, la producción urbana de alimentos está aumentando.
El gobierno del Distrito Federal está promoviendo la
agricultura sostenible en las zonas rurales y la producción de alimentos en la
propia ciudad.
Como ejemplo, se menciona el Huerto Romita, un espacio
comunitario situado en el corazón de la ciudad para la producción de hortalizas
orgánicas.
También menciona el informe diversas iniciativas públicas
y privadas para crear "azoteas verdes".
Entre ellas, un programa de la Secretaría de Medio
Ambiente ha ayudado a instalar camas de plantas suculentas en más de 12.300m2
de azoteas, en escuelas, hospitales y museos.
Antigua y Barbudas
Aunque este país formado por dos islas, Antigua y
Barbuda, se clasifica como de "ingreso alto no perteneciente a la
OCDE", un estudio de 2007 reveló que el 28% de la población del país vivía
en condiciones de indigencia o pobreza o se encontraba en riesgo de caer en
ella.
Siete años más tarde, el programa nacional de horticultura
doméstica produce 280 toneladas de hortalizas anualmente y se considera un
factor clave para alcanzar el objetivo Hambre Cero en el país caribeño.
Gracias a este programa, el 10% de la población consume
alimentos producidos en casa. La meta es cultivar 1.800 toneladas anuales de
hortalizas en los patios de los ciudadanos.
Tegucigalpa
En Tegucigalpa se promueve el cultivo de hortalizas en
botellas plásticas usadas.
Honduras está entre los países más pobres del mundo y
tiene una de las tasas más elevadas de pobreza urbana de la región de América
Latina y el Caribe.
En la capital Tegucigalpa, con 1,2 millones de
habitantes, casi la mitad del área urbana consiste en asentamientos informales.
En 2009, se seleccionaron cuatro de estos asentamientos
para un proyecto pionero para crear huertos familiares en los patios.
El impacto del proyecto, dice el informe, ha permitido
mejorar la nutrición familiar a las comunidades.
Como resultado, hay abundantes cosechas de rábano,
cilantro, lechuga y pepino y grandes ahorros en los gastos alimentarios de las
familias.
Managua
En Managua hay centros de capacitación como este de
Ciudad Sandino.
Nicaragua ha demostrado el compromiso más firme con la
agricultura urbana y periurbana entre los países centroamericanos, dice el
texto de la FAO.
Un programa del gobierno pretende establecer 250.000
huertos domésticos en las ciudades de todo el país.
El plan es crear huertos familiares y bancos comunitarios
de semillas, brindar a los productores urbanos pobres capacitación, acceso a
insumos y asistencia, y desarrollar tecnologías de riego para superar la
escasez estacional de agua.
Las bases de este programa se iniciaron en 2010 en dos de
las áreas más pobres y más densamente pobladas de Managua.
Allí, los participantes aprendieron buenas prácticas
hortícolas en centros de capacitación, que luego aplicaron en sus patios, como
el enriquecimiento del suelo con fertilizantes obtenidos con la fermentación
anaeróbica de desechos domésticos.
Muchas familias duplicaron el consumo de hortalizas
gracias a la producción sostenida.
Quito
En El Panecillo, en Quito, los vecinos cosechan lechuga.
Huerto comunitario en El Chillo, al este de Quito.
En la capital ecuatoriana se acordó en el año 2000 la
primera declaración que llama a las ciudades de la región a "comprometerse
decididamente con la agricultura urbana".
Aunque la producción de alimentos estaba extendida
entonces en Quito gracias a las sucesivas oleadas de migrantes indígenas
andinos, no estaba contemplada por las autoridades municipales.
En barrios de la ciudad y en asentamientos de laderas y
barrancos, muchos de los nuevos habitantes de la ciudad recurrían a la
agricultura a pequeña escala para alimentar a sus familias.
Pero tras 14 años y gracias a un proyecto de agricultura
urbana participativo en toda la ciudad, Quito es una de las capitales más
verdes de la región: según el último recuento tiene 140 huertos comunitarios,
800 huertos familiares y 128 huertos escolares.
El proyecto piloto se inició en el barrio El Panecillo,
una colina en pleno centro de la ciudad, según recoge la investigación de la
FAO.
Ahora, el programa municipal proporciona a los vecinos de
32 parroquias de la ciudad semillas y plántulas, insumos, materiales y
formación.
Lima
De acuerdo al informe, la capital de Perú se enfrenta a
varios desafíos.
El río Rímac es la base de suministro de agua para sus
9,6 millones de habitantes y se usa para irrigar gran parte de sus 12.500
hectáreas de tierras agrícolas periurbanas.
Pero también es el principal destino de eliminación de
residuos. Además, con una población que aumenta en casi 200.000 personas por
año, hay más demanda de alimentos y más presión de la expansión urbana sobre
las tierras productivas.
Un proyecto propone reducir la presión sobre los recursos
hídricos y aumentar la producción de alimentos depurando y reutilizando 300
millones de aguas residuales al año para irrigar zonas verdes y áreas
agrícolas.
En 2013, el gobierno peruano inauguró la mayor planta de
tratamiento de aguas de América del Sur, con capacidad para tratar el 75% de
los efluentes generados en el área municipal y está construyendo otra planta
para aunmentar la cobertura al 100 %, resalta la FAO.
Reutilizando la mitad de sus aguas residuales, Lima
podría regar 28.000 hectáreas de parques y áreas verdes y cerca de 10.800
hectáreas de terrenos agrícolas, según un estudio de la Comisión Europea.
Además, el gobierno de Lima Metropolitana puso en marcha
un programa para promocionar la agricultura urbana en los 43 distritos de la
ciudad.
El Alto
A principios de los años 2000, más del 70% de la
población de esta ciudad boliviana vivía en situación de pobreza y alrededor
del 40% de los niños menores de 5 años estaban malnutridos debido a un consumo
extremamente bajo de proteínas animales, frutas y verduras.
La FAO y el gobierno municipal de El Alto desarrollaron
un proyecto para promover la producción de verduras durante todo el año en
huertos familiares.
Este plan de agricultura urbana ha tenido un impacto
duradero y positivo en los barrios más pobres de la ciudad de 890.000
habitantes, asegura el organismo.
En un año, dice el informe, un típico invernadero de
adobe de El Alto produce seis cosechas de acelga y rabanito y casi una tonelada
de tomates.
Los horticultores ahorran U$60 al mes en la compra de
comida y tienen una ganancia de U$15 por la venta de excedentes.
Belo Horizonte
Este es uno de los 126 huertos escolares de Belo
Horizonte.
Muchos de los planes ejecutados como parte del Programa
Hambre Cero se iniciaron en la década de 1990 en Belo Horizonte, la tercera
aglomeración urbana más poblada de Brasil tras Sao Paulo y Río de Janeiro.
Entre ellos se incluyen los proyectos de apoyo a la
agricultura doméstica. Según la FAO, estas iniciativas han logrado en los
últimos seis años que baje de 50 a 30 millones el número de personas que sufren
inseguridad alimentaria en el país.
En Belo Horizonte, el programa de agricultura urbana y
periurbana de la Secretaría Municipal Adjunta de Seguridad Alimentaria y
Nutricional (SMASAN), en vigor desde 1998, ha creado 185 huertos de hortalizas
y 48 huertos frutícolas.
Hay huertos instalados en escuelas y en centros
preescolares, tres huertos totalmente comerciales y huertos no comerciales
establecidos en centros de salud y de servicios sociales, residencias de
ancianos, centros de acogida y otros servicios públicos, según recoge el
estudio de FAO.
Rosario
Con 1,35 millones de habitantes, el área metropolitana de
Rosario, junto al río Paraná, es la tercera ciudad de Argentina y una de las
más prósperas.
En 2002, y tras la debacle económica de 2001, el gobierno
municipal inició un programa de agricultura urbana.
Desde entonces, esta práctica en Rosario ha evolucionado
paralelamente a la recuperación económica de Argentina.
Hoy en día, el número de ciudadanos que practican la
horticultura es de alrededor de 1.800, de los cuales 250 son productores a
tiempo completo organizados en la Red de Huerteras y Huerteros.
La hortalizas que producen son 100% orgánicas y los
horticultores cultivan sobre sustratos de compost de alto rendimiento.
Desde 2004, la ciudad celebra anualmente la Semana de la
Agricultura Urbana y ha sido reconocida internacionalmente como un ejemplo de
la buena integración de la agricultura en el desarrollo urbano.
Según el documento elaborado por los expertos de Naciones
Unidas, Rosario es una de las pocas grandes ciudades de América del Sur que han
incorporado plenamente la agricultura en su planificación del uso del suelo y
en las estrategias de desarrollo urbano.
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