Por Coco Cuba
LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- Bolivia celebrará el domingo el cuarto
referendo más importante de su historia, en que 6,5 millones de ciudadanos
definirán si el presidente Evo Morales y el vicepresidente Alvaro García Linera
pueden o no postularse en las elecciones generales de finales de 2019, parte de
una historia de decisiones populares sobre hidrocarburos, familia, estudios
superiores, economía, mar, Chile y justicia.
El que se verificará el domingo en 339
municipios del país parece entrañar tanta o más importancia que el verificado
en julio de 2004, cuando el expresidente Carlos Mesa consultó al pueblo qué
hacer con el gas y el petróleo que bajo tierra pertenecía al Estado y sobre
ella, a 21 firmas transnacionales.
En el referendo dominical para la reforma
constitucional que habilitaría por única vez a Morales y García Linera
postularse a sus cargos en 2019 y eventualmente gobernar entre 2020 y 2025, se
juega el futuro del proceso de cambio que ha colocado a Bolivia en las rieles
del desarrollo, muy lejos de la depresión en que se desenvolvió entre 1825 y
2005, señala el Gobierno, cuya gestión no ha podido observar la oposición para
adversarle, dicen los analistas.
La historia de este tipo de consultas
comenzó en Bolivia en 1931 cuando el presidente Daniel Salamanca mandó a
aprobar o rechazar una cartilla de 10 preguntas a un electorado no lego.
A principios de años "30 Bolivia, de
tradición unitarista y afincada fuertemente en un poder central, se conmovía
por una serie de pedidos para su descentralización administrativa, no política.
También por un latente conflicto con
Paraguay.
Salamanca, que desde su curul de diputado
alentó la descentralización administrativa del país, que recién fraguó a
finales del siglo XX, consultó con los letrados y hombres -no mujeres- con
renta si Bolivia debía adoptar el divorcio, si debía concretarse la autonomía
universitaria, si la Constitución debía proteger a los ilegalmente detenidos o
perseguidos y a colocar al frente de la autoridad del "cuerpo presente
(habeas corpus), obtuvo una resonante victoria.
Todas sus preguntas, incluida aquellas sobre la creación del
Consejo de Economía Nacional, la
fijación de los límites, del estado de sitio, el pago de dietas a senadores y
diputados, la limitación de una nueva elección del presidente y el
vicepresidente hasta pasados dos períodos constitucionales, la normativa a la
Contraloría y algunas modificaciones al sistema judicial, recibieron, ese 11 de
enero de 1931, un firme respaldo del selecto electorado. El Sí ganó en las 10
preguntas.
Mas cuando iba a promulgar a la ley de
descentralización, estallaron las primeras escaramuzas con Paraguay en el
preámbulo de la guerra que enfrentó a los países más pobres de la región y que
segó la vida de 100. 000 hombres de ambos bandos.
La inminente guerra por una porción de territorio en el
Chaco, la más sangrienta de la historia de Sudamérica, le obligó a vetar su
propia ley.
Sesenta y tres años más tarde, Bolivia, en
el escalabro económico y que venía de estremecerse por una insurrección popular
que se cobró la vida de 70 de sus ciudadanos y trisó su sistema de partidos,
Mesa debió llamar a un referendo para consultar qué hacer con los
hidrocarburos, materia, junto a la pobreza y la exclusión social y política, de
violentos tumultos desde amanecer de siglo.
En medio, el latente desencuentro con Chile
que en 1879 invadió en Bolivia y adicionó a su soberanía toda la costa
boliviana y 120.000 km2 de territorios que desembocan en el mar Pacífico.
Mesa consultó entonces a la ciudadanía si
debía o no abrogar la Ley de Hidrocarburos promulgada por su predecesor Gonzalo
Sánchez de Lozada que franqueaba el paso a los consorcios multinacionales.
En momentos en que la clase política
criolla y los poderes económicos nacionales debatían si Bolivia debía exportar
su gas a los voraces mercados de Estados Unidos y México, por un puerto de
Chile, lo que implicaba también, de refilón, satisfacer la demanda chilena de
energía, Mesa consultó también si había o no de recuperar "todos los
hidrocarburos en boca de pozo para el Estado boliviano?".
También la posibilidad de refundar
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, en ese momento en estado residual
y de apoyar su política de "utilizar el gas como un recurso estratégico
para recuperar una salida útil y soberana al Océano Pacífico"?
Por
último, sondeó la posibilidad de establecer un acuerdo para que Bolivia exporte
gas; para que cubra el consumo de gas para su población que a la sazón cocía
sus alimentos a leña o con caca de acémila; para que fomente la
industrialización del gas en el territorio nacional; cobre impuestos y/o
regalías a las empresas petroleras, llegando al 50% del valor del gas,
principalmente para la educación, salud, caminos y empleos.
Mesa se salió con la suya, básicamente.
Sentó la convicción que Bolivia podía presionar a Chile una salida al mar a
cambio de gas.
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