Erdogan
dice que sobrevivió ataque aéreo
ESPAÑA (ANB / Texto: El País).- Un golpe de Estado ha sumido esta noche en una situación
caótica a Turquía, un aliado estratégico para Europa y miembro de la OTAN.
Sectores de las fuerzas armadas turcas se sublevaron para tratar de hacerse con
el poder en el país y decretaron la ley marcial. Casi siete horas después el
presidente Recep Tayyip Erdogan ha aparecido ante los medios de comunicación
para dar por sofocado el golpe y ha advertido de que "los involucrados
pagarán un alto precio". Sin embargo, la inestabilidad permanece en las
principales ciudades del país, la capital, Ankara, y Estambul.
A
través de la televisión se pudo ver cómo los golpistas comenzaban a ser
detenidos y los militares eran expulsados del canal de televisión estatal desde
el que estaban controlando la información.
Durante
su intervención, Erdogan dijo que habían tratado de derriba su avión con los
F-16 del ejército y que bombardearon su hotel justo cuando ya había salido.
Sin
embargo, el mandatario insistió en que "esto terminará bien" e hizo
un llamado a los golpistas: "sois nuestros hijos. Es inaceptable que
dirijáis vuestras armas contra padres, madres e hijos. Si apuntáis las armas al
pueblo que os las dio, pagaréis las consecuencias", señaló.
El
presidente turco exigió que "todos aquellos que estén conduciendo tanques
en la calle que regresen a sus cuarteles" y dijo que "ya han
comenzado las detenciones y llegaremos hasta lo más alto", señaló en tono
sereno y vestido con corbata, acompañado de varios funcionarios y frente a una
imagen de Atatürk, el padre de la Turquía moderna.
Paralelamente,
el llamado de Erdogan a la población a defender el poder
"democrático" derivó en enfrentamientos a tiros en Ankara y Estambul.
La agencia progubernamental Anadolu informó de que 17 policías de las fuerzas
especiales fueron asesinados en una academia de policía en la capital. En esa
misma ciudad varios tanques dispararon en las inmediaciones del Parlamento
turco y un avión de combate utilizado por los golpistas fue derribado. También
se escucharon bombas lanzadas desde los aviones de combate que sobrevolaron
Ankara.
En el
centro de Estambul seguía el descontrol mientras los tanques recorrían las
calles y los simpatizantes del presidente se echaban a las calles y tomaban las
principales plazas agitando banderas nacionales.
Los
movimientos comenzaron en torno a las diez de la noche cuando camiones de
transportes de tropas se estacionaron a la entrada de los puentes que cruzan el
estrecho del Bósforo en Estambul y los cerraron al tráfico. Poco después, en
Ankara, los blindados y los tanques tomaron posiciones en las calles y varios
cazas pasaron en vuelo rasante sobre la capital. Un pelotón de soldados
golpistas se dirigió al Estado Mayor de Turquía y con el apoyo del fuego aéreo
de un helicóptero de guerra Sikorski penetró en el edificio y tomó como rehén
al jefe del Estado Mayor, el general Hulusi Akar.
Todo
se desarrollaba con gran rapidez y en medio de una gran confusión, pero en
general de acuerdo a lo planificado con los golpistas, que, como en anteriores
asonadas, rodearon varios edificios importantes en la estructura del Estado e
instalaciones como el Aeropuerto de Estambul y se hicieron con el control de la
radiotelevisión pública TRT donde, tras cortar la emisión, hicieron a una
presentadora leer un comunicado en el que afirmaban haber tomado el poder ante
las “amenazas” a las que se enfrenta Turquía y que el Gobierno es “incapaz” de
atajar, así como a la deriva “autocrática” del presidente Erdogan, al que
acusaron de “traidor”. Asimismo anunciaron un toque de queda en todo el país, que
pasaría de forma temporal a ser dirigido por el llamado Consejo de Paz en Casa.
Tampoco
contaban los militares sublevados con que el presidente Erdogan, considerado un
islamista moderado, además de un fuerte rechazo, concita igualmente un enorme
apoyo popular en Turquía. Solo hay que ver cómo fue recibido de madrugada en el
aeropuerto. El levantamiento militar le pilló fuera de Ankara, pero “desde un
lugar seguro” –según una fuente de su entorno, que no quiso revelar la
localización- lanzó un llamamiento mediante una intervención telefónica en la
cadena CNN-Türk: “Salid a la calle, tomad las plazas, id al aeropuerto (de
Estambul). ¿Qué van a hacer? ¿Van a disparar al pueblo? Esto es un ataque
contra la democracia”. Como en otras ocasiones en que el mandatario turco ha
apostado al todo o nada, esta vez también triunfó.
Miles
de personas comenzaron entonces a llenar las plazas enarbolando banderas de
Turquía, mientras desde las mezquitas se hacían llamadas a defender al Gobierno
democráticamente electo. La gente tomó las plazas y se subió sobre los
blindados del Ejército sin que apenas se registraran disturbios, excepto en el
puente del Bósforo, donde los militares abrieron fuego contra los
manifestantes.
A
medida que transcurría la noche, los generales al mando de la Marina, el Primer
y el Tercer Ejército de Tierra, la Gendarmería y otros destacamentos militares
hacían llamamientos a que los militares volviesen a sus cuarteles. Poco a poco
y pese a algunos combates –y varias explosiones registradas en el Parlamento,
donde murió uno de los diputados que desafiantes se habían reunido allí- el
golpe se fue desinflando. En torno a las 2.30 de la mañana, una hora menos en
España, el jefe de los servicios secretos, Nuh Yilmaz, anunciaba que el jefe
del Estado Mayor había sido rescatado y se encontraba “al mando de la
situación”. El centro nacional de inteligencia llegó a decir que el golpe había
fracasado.
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