Semana
de depreciación del peso
ARGENTINA (ANB / TOMADO DEL PAIS).- "Sube el dólar y aumenta todo"; "No salimos
más del pozo"; "Esto se va a la mierda". Como un mantra, los
argentinos repiten hoy las frases que anteceden a esos estallidos cíclicos de
su economía, como si los tiempos de bonanza fueran la incubadora de un gran
crisis, la antesala de irreductibles cataclismos. El desánimo se respira en Buenos
Aires. La semana que pasó, con una depreciación del peso que llegó casi a 12% y
tres subas consecutivas de los tipos de interés, que del 27,25% llegaron al
40%, activó en la memoria recuerdos de los peores años. Así está Argentina:
acosada por sus peores fantasmas.
Esta
fue una semana complicada no sólo en Argentina. La subida de los tipos de
interés en EEUU aspiró el dinero de los mercados emergentes y las monedas de la
región se depreciaron rápidamente.
Pero
ninguna tanto como el peso argentino. Y cuando el dólar sube, la calle se
preocupa, mucho.
Aunque
"nada haya cambiado tanto en el último mes para semejante cambio de las
expectativas", dice el exministro de Economía José Luis Machinea, el
hombre que intentó contener, hasta su reemplazo por Ricardo López Murphy, la
debacle de 2001. ¿Dónde está entonces el problema?
Para
el politólogo Juan Germano, director de la consultora Isonomía, es una cuestión
de percepción. "En Argentina hay tres palabras prohibidas: inflación,
dólar y desempleo. Cualquier argentino puede entrar en pánico con estos temas.
El desempleo es el tema más tabú, porque da mucho miedo. En dos años de
[Mauricio] Macri esa variable no fue un factor de pánico y no lo es ahora. Pero
de los tres temas tabú, hay dos que esta semana estuvieron en todos los
diarios", dice.
Desde
la puerta de su local de venta de golosinas, Oscar tiene el termómetro de Villa
Urquiza, un barrio de clase media de Buenos Aires. "La gente no habla de
otra cosa: 'El dólar sube, todo aumenta, el gas, la luz, la nafta'. Yo vendo
cada vez menos", se queja. Tiene la sensación, dice, de que el país está
cerca de que pase "algo muy grave".
Miguel
tiene 52 años y ha vivido muchas crisis. Sale de una verdulería con algunas
frutas en una bolsa de tela naranja y tiene en la boca comentarios lapidarios:
"Otra vez lo mismo, siempre lo mismo. Sube el dólar y se pudre todo. Todo
aumenta".
Para
Jorge, el dueño de una liberaría, los problemas empezarán la semana próxima,
cuando tenga que reponer mercadería. "Antes venían con aumentos de a
centavos, pero ahora son de a dos o tres pesos. ¿Las ventas? Como siempre,
aguantando. La gente guarda el dinero cuando tiene miedo", dice. Dólar e
inflación, los dos temas tabú, los de siempre.
"Los
argentinos piensan en verde", dice una vieja máxima que sobrevivió a todos
los modelos con que los Gobiernos intentaron dominar a la economía argentina.
Liberales, neoliberales, keynesianos, populistas, nacionalistas,
desarrollistas, industrialistas: la historia del país sudamericano tuvo espacio
para todas las recetas posibles.
Pero
el dólar siempre estuvo ahí, sobrevolando como una parca sobre las cabezas.
"Los argentinos pensamos en dólares debido a una historia de inflación que
comenzó en nuestro país en la década de 1940 y, en el transcurso de los años,
generó por lo menos dos hiperinflaciones y grandes impactos en la distribución
del ingreso.
Cambiar
esa manera de pensar va a llevar años en la medida en que logremos tasas de
inflación menores a un dígito", advierte Machinea. En 1981, uno de los
últimos ministros de Economía de la dictadura militar argentina, Lorenzo
Sigaut, lanzó una frase que lo hizo célebre. "El que apuesta al dólar
pierde", dijo, y días después devaluó el peso un 30%. Es sólo un ejemplo
que explica la sobrevida de los fantasmas del pasado.
"Esta
cosa que parece tan misteriosa, por qué los argentinos miran al dólar, tiene
que ver con que mucha gente ha perdido dinero. Es difícil que un país funcione
sin tener una forma de ahorro legítima", dice Alejando Grimson, doctorado
en antropología en la Universidad de Brasilia. Para ahorrar está, entonces, el
dólar, y cuando sube el dólar aumentan los precios, sobre todo de los
alimentos, commodities atados a valores internacionales. "El Gobierno bajó
impuestos a las exportaciones y entonces tendió a reenganchar el precio de las
materias primas al valor internacional.
La
gasolina también está dolarizada. El gobierno liberó el precio y desde entonces
nunca bajó", dice Grimson. Como los problemas perduran, la tradición del
ahorro en dólares se pasa de padres a hijos. "Los argentinos saben cuánto
vale un dólar. Está en la radio, en los noticieros cada hora, en los diarios. Y
todos saben perfectamente cuánto ganan y cuánto gastan en dólares y entonces
nadie quiere ganar menos en dólares", explica.
El
viernes, media hora antes de la apertura de los mercados, el Gobierno decidió
neutralizar una nueva corrida cambiaria con un aumento de casi 700 puntos de
los tipos de interés y el anuncio de una nueva meta de déficit fiscal, que pasó
del 3,2% al 2,7% del PIB. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo que el
Estado ahorrará 3.200 millones de dólares en las finanzas públicas, con
recortes, sobre todo, en la obra pública. La reacción del mercado fue inmediata
y al final del día el dólar había vuelto a valores previos a la escalada
alcista.
En el
corto plazo, el Gobierno enfrenta el desafío de controlar la histeria
cambiaria, desviando la agenda hacia asuntos menos conflictivos, sacar de las
conversaciones del café y las portadas de los diarios el dólar y las subidas de
los precios. "Son temas que activan paranoias automáticas, aunque el
contexto es el de una crisis pequeña. Pero hay que controlarlos rápido, porque
si se extienden en el tiempo serán un problema mucho más grave", dice
Germano. El desafío es enorme, porque una vez que cunde el desánimo es difícil
recuperar el optimismo, sobre todo para un Gobierno que llegó al poder con la
promesa de una "revolución de la alegría".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ANBOLIVIA te invita a ser el quinto poder, opina...con respeto
DEJA TU OPINIÓN EN:
TW: @ANBOLIVIA
TW: @ANBdigital
F: https://www.facebook.com/anboliviadigital