Se
llama Adlène Hicheur
Adlène Hicheur. Foto tomada de El País. |
ESPAÑA (ANB / Fuente: El País).- Adlène Hicheur, de 39 años, tiene un currículum brillante en
el estudio de la aceleración de partículas en Europa y una enorme mancha en su
historial que le persigue hasta hoy, en Brasil.
Hicheur fue detenido en 2009 y
condenado en mayo de 2012 a cinco años de prisión por “asociación criminal con
la intención de planear atentados terroristas”. Su sentencia se basó en 35
e-mails codificados que intercambió con un supuesto miembro del brazo argelino
de Al Qaeda en foros de internet favorables a la causa yihadista. En ellos
mostraba su disponibilidad para formar parte de una célula en Francia y
“trabajar en el seno de la casa del enemigo central y vaciar la sangre de sus
fuerzas”. El prematuro y supuesto plan incluía transferencias de dinero,
ataques a autoridades y a una base militar y el boicot a grandes empresas
europeas, como Total, British Petroleum, Suez, en plena recesión económica.
El
físico cumplió dos años y medio de pena desde que fue detenido hasta salir en
libertad condicional. Una vez en la calle quiso reincorporase al equipo de la
prestigiosa Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN, en sus siglas
en francés) con sede en Ginebra, donde trabajaba, pero no pudo. La policía
suiza, en una decisión administrativa y no judicial, le prohibió la entrada en
el país hasta 2018. Fue entonces cuando, en 2013, se mudó a Río de Janeiro con
una beca de investigación sufragada por el Gobierno de Brasil para convertirse
después en profesor visitante del departamento de física de la Universidad
Federal de Río con un salario mensual de cerca de 11.000 reales (2.500 euros).
Seis
años después de su detención y posterior condena, su pasado ha sido revelado el
pasado sábado en un reportaje de la revista Época en el que se afirma que la
Policía Federal brasileña, que en octubre registró su casa y su laboratorio, lo
tiene bajo vigilancia. La historia del físico ha causado un gran revuelo y
despierta la amenaza yihadista en un país que aún no tiene leyes para juzgar el
terrorismo y que enfrenta el desafío de la seguridad a escala planetaria en los
Juegos Olímpicos de Río, que se celebrarán en agosto. El ministro de Educación
y brazo derecho durante mucho tiempo de la presidenta Dilma Rousseff, Aloizio
Mercadante, se ha manifestado sobre el caso afirmando que el científico no
tendría que haber entrado en Brasil. "Es lógico pensar que a [Hicheur] no
se ledebería haber dejado cruzar la frontera. Una persona condenada por
práctica de terrorismo no nos interesa como profesor en Brasil. No tenemos
ningún interés en ese tipo de persona", afirmó el ministro.
Hicheur,
de nacionalidad franco-argelina, entró legalmente en Brasil y su visado de
trabajo, tramitado por la Universidad, está en regla y tiene validez hasta
julio. Brasil, como muchos otros países, exige un certificado de antecedentes
penales para conceder sus visados, por lo que su paso por la prisión francesa
no era un secreto. Por su parte, el investigador, indignado con el reportaje,
ha escrito una carta que ha divulgado esta semana el Centro Brasileiro de
Pesquisas Físicas en la que defiende que está siendo incriminado de forma
injusta. Hicheur afirma que “el caso fue fabricado” y que la acusación no
consiguió presentar “ninguna prueba material para sustentar sus argumentos” ni
tampoco pruebas que demostrasen la identidad de su interlocutor, escondido bajo
el pseudónimo “Phenix Shadow”. En su carta, sin embargo, no explica el porqué
de su participación en ese tipo de foros ni condena el terrorismo. Sus colegas
brasileños, que firmaron una carta en su defensa afirmando que “no había
pruebas para asegurar su asociación al grupo terrorista”, han afirmado al
diario O Globo que Hicheur dejará próximamente el país a fin de reunirse con su
familia en Lyon y evitar así complicaciones que “mancharía aún más su
historial”.
Tras
su detención en Francia, Hicheur también contó con el apoyo de parte de la
comunidad científica, entre los que se contaban muchos de los colegas con los
que trabajó en el CERN. El investigador recuerda en su carta que los físicos
Jean Pierre Lees, Monica Pepe-Altarelli y Jean Pierre Melo crearon un comité de
apoyo internacional que contó “con la adhesión de centenares de personas”,
incluido el Nobel de Física Jack Steinberger. En diciembre de 2010, más de cien
científicos firmaron una carta dirigida al entonces presidente francés Nicolás
Sarkozy en la que consideraban que la detención de su colega [que aún no había
sido juzgado] carecía de justificación. “Personalmente, no creo que haya hecho
nada malo”, defendió Lees en 2011 en The New York Times. “Chateó en un foro. La
policía intentó construir una imagen de un potencial terrorista, pero conversar
no te convierte en terrorista”, dijo. La acusación, de hecho, no fue capaz de
demostrar en el juicio su verdadera participación en una cédula terrorista. “La
ambigüedad envuelve todo el proceso: se juzga la tentación de volverse
yijadista, una simpatía ideológica evidente, pero sin hechos. Una ambigüedad
con la que juega la acusación”, recogía en 2012 un artículo sobre el caso el
diario francés Le Monde“, que continuaba: “Adlhene Hicheur recuerda que él
nunca ha dicho sí [a las propuestas de su interlocutor]. El fiscal le reprocha
no haber dicho no”.
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