Morales y García ‘quisieran ser
burgueses’
-Rolando
Carvajal, especial para Erbol
LA PAZ,
BOLIVIA (ANB / Erbol).- El excedente monetario de la nacionalización permitió
al régimen financiar a una nueva
burocracia política que además de las dirigencias sindicales proviene del
reciclaje de los neoliberales y la
incorporación de las nuevas élites económicas –y las viejas también–, sostiene
el coordinador del Doctorado en Ciencias del Desarrollo (CIDES), de La Paz,
Luis Tapia Mealla.
Este conglomerado, que en el decenio
del presidente Evo Morales ya pactó con fracciones de la antigua oligarquía
agro-empresarial una profundización del extractivismo y la no reforma agraria,
conforma, distante del proletariado rural, el proyecto capitalista más agresivo
y anti-indígena de la historia boliviana, señala el investigador en su análisis
sobre la composición de clase del Estado boliviano actual.
“Son sujetos capitalistas con un
proyecto capitalista anti comunitario”, precisó Tapia al clausurar el seminario
internacional sobre el fin de los gobiernos “progresistas” de Sudamérica,
realizado este octubre.
El encuentro llamó la atención sobre
el “consumismo como herramienta política oficialista”, en alusión a
distorsiones del mercado interno y la democracia, las prácticas corruptas, el
autoritarismo y la no independencia de poderes, junto a la estigmatización de
la protesta, la espiral extractivista, la desindustrialización en general o no
industrialización petrolera y desigualdades en la distribución de los recursos,
para el caso de Bolivia, por ejemplo, donde un 93 % del valor de las cuentas
mayores a 10 mil dólares es detentado por el 10 % de los depositantes.
Pero Tapia esbozó en especial dos
“coyunturas reveladoras” del contenido económico y de clase del Estado actual, detectadas el
2011 y el 2015, tras nacionalizar los hidrocarburos el 2006, que desnudan la
opción preferencial de régimen por el extractivismo y la cancelación de la
reforma agraria.
El investigador alertó también sobre
el desgaste que va erosionando la identificación de muchos bolivianos con
Morales, el presidente cocalero de procedencia indígena que ha sido criticado
por ribetes de despotismo, soberbia, despilfarro y fomento al clientelismo y al
culto a la personalidad, y quien a su vez
niega que su continuidad hasta el 2025 sea “dictadura ni autoritarismo”
Según Tapia, tal adhesión es
producto de décadas de discriminación,
sistemática subordinación y discurso racista, lo que junto a una
historia de gobiernos mas o menos racistas, hace que “con este Presidente haya
habido identificación de clase y
cultural”, aunque encuentra que el gobernante MAS está usufructuando y abusando
de ello.
¿REDISTRIBUCIÓN?
Cifras oficiales y extraoficiales
señalan que, proporcionalmente, de cada 200 dólares administrados desde el
2006, únicamente 25 han sido destinados a la inversión productiva y social, y
menos de tres dólares –quizá 1.5 %– a la redistribución condicionada de bonos
entre escolares, mujeres y la tercera edad.
Del resto, unos 70 habrían percibido
los gobiernos subnacionales y el grueso, casi el 50 %, unos 100.000 millones de
dólares (MM/$us) en la década que concluye, resultantes del excedente que creó
el proceso de nacionalizaciones, fueron probablemente al gasto corriente o
quedaron en manos de la frondosa burocracia y dirigencia del partido en el
gobierno, el MAS.
Tan sólo para esta última gestión el
presupuesto general del Estado, consolidado, suma 31.500 MM$us (13% superior al
2014) con una inversión prevista de 6.180 MM$us (4.507 millones el 2014
remontando la del 2006, de 629 millones con promedio decenal de 2.500 MM/$us),
en un paradójico contexto de reducción de los ingresos, que al 2015 afectaba
sobremanera al gasto en gobernaciones regionales, municipios y universidades.
Hace tan sólo tres días, el
presidente Morales reportó que la renta petrolera bajará a 3.500 MM/$us este año
(de 5.400 millones el 2014) debido a las bajas cotizaciones.
¿CRECE LA IDENTIFICACION CON EVO?
“Mucha gente le acepta al Presidente
cosas con las que no está de acuerdo debido a que tiene menos identificación
con los otros sujetos políticos y sociales. En ese sentido está abusando de esa
identificación para incluso hacer medidas anti campesinas y anti indígenas”.
La identificación con el mandatario,
explicó el coordinador del CIDES, un importante centro de Postgrado de la
Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), “es resultado de una larga acumulación,
pero que se va desgastando en la medida que afecte directamente a territorios
campesinos e indígenas”
Otro elemento que va disolviéndola,
tiene que ver “con cómo se identifican o producen identidad los gobernantes”:
“Evo, hace rato que dijo que no es
indígena. Pese a eso, tiene grado de adhesión e identificación. Tanto el
Presidente como el Vicepresidente, por
lo que podemos ver cada vez de manera más evidente, quisieran ser terratenientes
y burgueses, señores con hacienda y empresarios con acciones en el capital
financiero. Probablemente ya lo son. En ese sentido hay deterioro”.
“Es decir los gobernantes quieren
ser burgueses con toque señorial bien explicitado en el video donde Evo ordena
a su pongo atienda sus necesidades”, enfatizó Tapia.
Insistió sin embargo en que ese
proceso va erosionándose, lo mismo que el apego relacionado con la cooptación,
y que en otros casos es negociación o acoplamiento político por intereses comunes.
DIRIGENTES AGRARIOS RICOS Y
PROLETARIADO RURAL
“Un ejemplo es que con el grupo
dirigente campesino hay coincidencia de intereses de clase: los que están
dirigiendo no son asalariados rurales sino propietarios rurales que ya han
pasado por acumulación capitalista más o menos importante”, dijo en referencia
a un dirigente agrario de origen cruceño, que “ya es un capitalista
considerado”.
Para Tapia Mealla, doctor en Ciencia
Política y filósofo, la Confederación campesina (CSUTCB) no está dirigida por
proletariado rural sino por campesinos burgueses de origen quechua y aymara,
que tienen como proyecto el desarrollo
capitalista.
“Efectivamente, tanto a campesinos
propietarios prósperos como a la burguesía agroindustrial les sirve más un
gobierno con grado nacionalista de protección de sus intereses, que uno
neoliberal que los desprotegía respecto de la competencia internacional; aunque
eso también se esta haciendo contradictorio”, dice.
Aunque otros campesinos se han
rebelado a tener un proyecto capitalista como lo tiene el MAS, añade, “se trata
de una nueva burocracia política que pretende mantener su proyecto mediante
fracciones burguesas y de capital agrario de raíz aymara y quechua, y capital
comercial del mismo origen, con fracciones de capital agroindustrial y
transnacional”.
“Para tener ese poder necesita
controlar un margen de excedente estatal que le esta dando la nacionalización
de hidrocarburos. No es tanto cooptación sino convergencia de intereses y el
aprovecharse de esta larga memoria de discriminación que hace que todavía este presidente les
parece mejor que otro que implique la vuelta al pasado”.
DISCURSO, PODER Y NEGOCIOS:
DOMINACIÓN
En torno a los frutos de la
nacionalización (el triple de administraciones anteriores), su goce o
enajenación hacia la nueva élite, Tapia sostiene que una parte del
excedente recuperado –que debió haber
sustentado diversificación económica y transición de una economía extractivista
a otra del tipo ‘vivir bien’–, está hoy orientada a financiar el
extractivismo ampliado y la nueva forma
de dominación política y de control de la sociedad civil”.
Desplegando una doble faceta de
seducción y sometimiento, el MAS
incorpora a sectores de la
sociedad civil, “dirigentes y representantes de grupos ‘duros’ corporativos,
campesinos y mineros”, a través de cuotas de poder:
“Los vuelve ministros, parlamentarios, vocales de Cortes
y ejecutivos… a cambio de una total subordinación una vez que entran a
instancias de autoridad. Eso se ha vuelto reparto prebendal para financiar
apoyo político, que no es gasto productivo ni de trasformación estructural
mucho menos de sustitución de tipo de economía y sociedad”
La nacionalización tuvo la
connotación de recuperar soberanía al principio, recordó el investigador, “pero
tiene otra faceta que, de manera perversa, sirve para financiar la nuevas
formas de subordinación del país como decisión política de los actuales
gobernantes”.
Adicionalmente, financia la
geopolítica del Brasil y su infraestructura vial, previene Tapia, de manera que
el ahorro interno de los bolivianos servirá para sustentar la geopolítica
vecina de conexión con el Pacífico
abriendo los territorios indígenas amazónicos como el del Isiboro y Sécure
(TIPNIS) a la explotación intensificada de recursos naturales
“Lo paradójico y perverso es que la
nacionalización va a servir para financiar la subordinación de Bolivia a
Brasil, a capitales estatales y transnacionales que operan en el; las obras se
harán con préstamos de bancos brasileños y otros capitales extranjeros:
con el excedente interno estamos
trabajando para aumentar el poder y la potencia vecina”.
COMPOSICIÓN DE CLASE Y PROYECTO
Tapia rememoró que el 2005 para dar
mandato presidencial a Morales se dio una victoria clasista de trabajadores,
campesinos, empleados estatales y sectores terciarios, que significó el primer
cambio importante en la composición de clase del Estado, es decir, la
sustitución de los sujetos gobernantes en los poderes Ejecutivo, Judicial,
Electoral y en los municipios de manera especial.
Sin embargo las oligarquías
regionales siguieron manteniendo control político en el nivel departamental y
municipal, dando por resultado una condición de Estado dividido entre dos
bloques clasistas enfrentados, aunque con diverso grado de antagonismo:
Por una parte el MAS, en alianza
heterogénea de nivel corporativo, campesinos
y de otro tipo que paulatinamente copa los poderes. Por otra, el bloque
de terratenientes y agroempresaios con mando en sus territorios.
Entre los hitos significativos, Tapia
destacó que la señal del proyecto de clase del nuevo partido gobernante se
entrevió en la Asamblea Constituyente y la
Constitución que se aprobó el 2009 (pactada el 2008) donde el MAS “evitó
una reforma agraria, es decir un cambio en el régimen de propiedad de la tierra
y punto de acumulación de movilizaciones indígena-campesinas y de la
resistencia al neoliberalismo de los años 80-90”.
Otro suceso clave fue la reacción de
la derecha en el 2008 con la llamada “media luna” y la contra-reacción masista que cercó Santa
Cruz.
“Después de ese momento el viejo
bloque se divide en autonómicos y fracciones que empiezan a hacer negocios con
el gobierno, movimientos de acercamiento entre el partido gobernante y
fracciones de clase dominante terratenientes, agro industriales y empresarios
mineros para establecer statu quo aceptando la nueva correlación: Ejecutivo en
manos de partido de origen campesino, pero que contenido de la política
económica siga siendo resguardo y desarrollo capitalista”.
En consecuencia, desde el 2009 se
esforzó con llevar como principales candidatos oficialistas a agroempresarios,
empresarios diversos y otros miembros del viejo bloque neoliberal,
“despreciando la incorporación de organizaciones de trabajadores, subordinando
a obreros, empleados y campesinos a la presencia de miembros del viejo bloque
dominante como cabeza de autoridad en niveles subnacionales, con lo que el MAS
llevó de candidatos a gente que hizo campaña contra el MAS por largos años”.
SIN TIPNIS NI REFORMA AGRARIA
Entre las coyunturas que él llama
reveladoras, Luis Tapia subraya la represión en el TIPNIS que desde hace cuatro
años da cuenta “del núcleo principal de proyecto económico de este gobierno
revelando su contradicción más fuerte, de carácter anti comunitario y anti
indígena pese a su discurso de ser gobierno indígena, y de represión y negación
de derechos defendidos por las marchas indígenas”.
Pasó entonces inadvertido, sostiene
el miembro del casi disuelto Grupo Comuna (integrado hace muchos años por el
vicepresidente García Linera), que en las elecciones el MAS expusiera un
discurso anticolonialista y antiimperialista, en favor de Pachamama, mientras
en su propuesta electoral su lista de
obras proyectaba intensificar el
extractivismo y infraestructura orientada al plan brasileño.
La segunda coyuntura de revelación
de clase del Estado, se dejo ver a mediados de este año, durante la Cumbre
Agropecuaria en Santa Cruz, cuando se ofreció a los agroempresarios “todas la
leyes para garantizar la expansión y demorar un poco los transgénicos”,
negociando el gobierno “que no habrá Reforma Agraria”.
En términos de composición de clase,
ello implica, según Tapia que un partido de origen campesino “se acopla y alía
con los principales sectores empresariales del país usando la central campesina
para favorecer los intereses de la vieja clase dominante contra sus propios
intereses, ya que la expansión de transgénicos a otras áreas va flagelara
pequeños productores ya asediados por importaciones”.
Así, la Confederación campesina está
subordinada a la estrategia económica de la vieja clase dominante. “Y esto lo
ha operado el partido, el MAS”.
Respecto de la heterogénea
composición de clase masista, el coordinador del CIDES halla presentes a la
nueva burocracia sindical y a la “dirigencia de campesinos del 52, ya
capitalistas, que han expandido su control de la propiedad de la tierra y hoy
quieren controlar más tierras ocupando
territorios comunitarios porque el gobierno ha negociado con los
terratenientes que no habrá reforma agraria”.
“Se trata de explotación capitalista
de los campesinos de origen aymara-quechua
como proyecto capitalista paralelo a la expansión de frontera agrícola
transnacional. Sus componentes han chocado y van a chocar más pero por el
momento son parte del bloque social que
sostiene el proyecto de expansión capitalista contemporáneo”.
COLONIALISMO INTERNO Y EL “ENEMIGO INTERNO”
Por esas dos vías “el gobierno está
reproduciendo el momento constitutivo del colonialismo interno en Bolivia, que
es la transformación de pueblos agrarios en pueblos extractivistas”. Salvando
distancias, afirma, “es lo que hicieron los españoles en los Andes y no se
logró superar ni con la República ni con la Revolución nacional”.
Siendo la perspectiva de un Estado
plurinacional empezar a revertirlo, repara Tapia, “de manera contradictoria hoy
estamos viviendo más bien la recreación intensificada de este colonialismo
interno con un agravante: no es la burguesía criolla, plebeya o moderna quien dirige esto sino un partido
de origen campesino”.
Es decir, “de sujetos que vienen de
matrices culturales aymara y quechua sobre todo, que fueron conquistados, han
pasado por procesos de modernización y hoy tienen el proyecto capitalista más
agresivo de toda nuestra historia que ha
implicado el desconocimiento de las organizaciones indígenas y el reciclaje de
algunos elementos del tiempo de la dictadura, como la idea del enemigo interno
que formó parte de la Doctrina de Seguridad Nacional”, aplicada por Estados
Unidos y las dictaduras militares de los años 60-80, con la guerrilla del Ché
Guevara en Bolivia.
“Hoy el gobierno caracteriza las
Confederaciones indígenas de Oriente y Occidente (CIDOB y Conamaq) como enemigo interno: eso implica
un fuerte componente de geopolítica imperialista interiorizado por el MAS,
aparte de un componente racista” (fin) rcarvajal@gmail.com
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