Argentina
ARGENTINA
(ANB / EL PAÍS).- Una semana después de que se confirmara la muerte del
fiscal Alberto Nisman, la presidenta de Argentina compareció durante casi una
hora en cadena nacional, es decir, ante todos los canales de radio y
televisión, para anunciar un proyecto de ley que contempla la disolución de la
Secretaría de Inteligencia. La presidenta achaca a este organismo la denuncia
que Nisman planteó contra ella, así como buena parte de las denuncias que
también se ha planteado contra su Gobierno en los últimos años. Y el origen de
esos planteos judiciales que sufrió Fernández tuvo su origen, según la
presidenta, en el acuerdo que su Gobierno firmó con Irán en 2013 sobre los
atentados de la AMIA.
Fernández aseguró que la disolución de la Secretaría de
Inteligencia), más conocida por los argentinos por su antiguo nombre de SIDE
(Secretaría de Inteligencia del Estado) es una deuda que tenía la democracia
desde 1983. La presidenta pretende iniciar el trámite legislativo del proyecto
esta misma semana, antes del viaje que emprenderá el próximo sábado a China. La
reforma concluirá “en un plazo no prorrogable de 90 días” con la creación de la
Agencia Federal de Inteligencia.
Esta nueva Agencia estará a cargo de un director y un
subdirector general, que serán nombrados por el Ejecutivo, pero con acuerdo del
Senado. Con la entrada en vigor del proyecto, el sistema judicial de escuchas
-es decir el de los pinchazos de teléfono- ya no dependerá del Ejecutivo sino
del ministerio público fiscal. Y los agentes solo podrán tener contacto con
jueces y fiscales a través del director del organismo.
La presidenta volvió a insistir sobre la idea, ya
avanzada en las dos cartas que publicó en Facebook la semana pasada, de que a
Nisman le escribieron su denuncia contra ella agentes de los servicios
secretos. “No hay un solo abogado”, señaló, “un solo doctrinario, un solo
magistrado que, una vez que se conoció la denuncia, pueda creer que eso haya
sido escrito por un abogado, mucho menos por un fiscal. No puede caber en la
cabeza de nadie”.
Fernández informó de que se enteró de la confirmación de
la muerte de Alberto Nisman a las dos y media o las tres de la mañana del
lunes. A esa hora supo que la persona que yacía en el baño de la casa de Nisman
en un charco de sangre era el propio Nisman. "Yo me enteré de que algo
estaba sucediendo el lunes a las 00.30 cuando se comunica conmigo la ministra
de seguridad María Cecilia Rodríguez y me dijo que ocurrió 'un incidente en el
departamento del fiscal Nisman'. Yo pensé que era un chiste de mal gusto",
indicó Fernández. "Me pregunté cómo nadie entraba. Recién me confirman a
las 2.30 que era el cuerpo del doctor Nisman. A esa hora se enteró la
presidenta de la República de este desgraciado suceso", añadió.
En cuanto terminó de hablar, varios diputados de la
oposición criticaron el proyecto de Fernández. Uno de los principales
argumentos esgrimidos en su contra es que el proyecto porque delega el sistema
de escuchas en el ministerio fiscal, al frente del cual se encuentra Alejandra
Gils Carbó, a quien la oposición critica por su aparente obediencia
incondicional a la Casa Rosada.
“La presidenta no puede victimizarse porque todo lo que
ha pasado es de la exclusiva responsabilidad de su Gobierno” indicó en el canal
TN el senador de la Unión Cívica Radical Ernesto Sanz. “Esta cadena [nacional
tuvo un gran ausente: la autocrítica. No puede ser que ante cualquier cosa que
ocurre en la Argentina siempre hay un tercero que tiene la culpa”, añadió Sanz.
Por otra parte, el día trajo una pequeña novedad en el
caso Nisman. Diego Lagomarsino, el colaborador que le prestó la pistola que
finalmente provocaría la muerte del fiscal, ha sido imputado en el caso, ya que
prestar un arma propia está penado con hasta seis años de cárcel.
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