El sensor de huella dactilar de Apple ha sido imitado en otros muchos dispositivos. / APPLE |
ESPAÑA(ANB / tomada de: elpais).- "La contraseña debe tener al menos un carácter en
mayúscula y un número", "su contraseña deberá tener al menos 6
caracteres"... Enfrentarse a diario con el galimatías de recordar toda la
colección de contraseñas de los múltiples servicios que se gestionan en la web
es una tarea muy compleja. Es más que probable que el usuario no recuerde todas
las credenciales.
Al
final es fácil que nos veamos pulsando el link "recuperar contraseña"
tras varios intentos fallidos por acceder a un servicio.
Sin
embargo, usar la misma contraseña para todos los servicios ya no es una opción:
no solo es una práctica muy poco segura, sino que, además, cada web tiene sus
propias exigencias a la hora de establecer la contraseña. Que nadie piense que
la elección y gestión de contraseñas es un asunto baladí: está en juego la
integridad de nuestra información más sensible e incluso nuestra economía.
Ahora bien, ¿existe alguna manera de gestionar las contraseñas de una manera
cómoda, pero sobre todo segura? Aunque no hay un sistema perfecto, podemos
empezar a seguir estos consejos:
1.
Activar la verificación en dos pasos
Según
los expertos, a día de hoy se trata del sistema más seguro para mantener a buen
recaudo el acceso a nuestras cuentas. Con este sistema activado, no bastará con
introducir correctamente la contraseña para acceder a un área privada de la web
o el correo electrónico, sino que además deberemos introducir un código que llegará
mediante SMS (o aplicaciones del tipo de Google Authenticator), de forma que el
sistema se asegure que, en efecto, el dueño de la cuenta es el que pretende
acceder a ella. Son cada vez más los servicios que ponen a disposición del
usuario esta segunda capa de seguridad, ya presente en los servicios en la nube
de Google, Microsoft, Apple y en productos tan populares como Dropbox o
Evernote.
2.
Evitar repetir las contraseñas
Puede
resultar descorazonador, pero utilizar la misma contraseña para todas nuestras
cuentas es, cuando menos, temerario. Y tiene su lógica: si un hacker consigue
descifrar una contraseña, a buen seguro que intentará utilizarla en otros
servicios a los que accedamos. El ser humano ama las costumbres y la sencillez
y, en esta comodidad, el asaltante encontrará en ellas un flanco por el que
atacar sin piedad. Lo ideal es emplear una contraseña específica para cada
usuario o cuenta, pero ¿cómo lo logramos? La respuesta, en el consejo
siguiente.
3.
Utilizar un gestor de contraseñas
Pese
a que confiemos ciegamente en nuestra capacidad de recordar las múltiples
contraseñas (se estima que un usuario medio emplea no menos de 19 contraseñas),
lo cierto es que el cerebro humano es más limitado de lo que pensamos, y al
final es fácil que nos veamos pulsando repetidamente el link "recuperar
contraseña" tras varios intentos fallidos por acceder a un servicio. Por
fortuna, los gestores de contraseñas no solo nos ahorran el trago de memorizar
todos los accesos, sino que, lo que es más importante, generan códigos que son
muy difíciles de hackear. Servicios como Lastpass o 1Password, entre otros, no
solo nos ahorran el engorro de tener que recordar los diferentes accesos, sino
que también nos sugieren contraseñas que dificultan mucho el acceso a los
amigos de lo ajeno.
4.
Emplear la mnemotecnia
Si
hemos aplicado todo lo anterior, queda todavía algo muy importante por hacer:
blindar el acceso del gestor de contraseñas. Y la justificación es evidente: el
hacker que consiga acceder al gestor de contraseñas, tendrá vía libre a todas
nuestras cuentas. ¿Cómo conseguirlo? Sophos sugiere en un didáctico vídeo
emplear contraseñas lo más largas posibles y combinando mayúsculas, minúsculas
e incluso signos de admiración o puntuación. Y que nadie desespere, pues que
empleando la mnemotecnia podremos guardar en nuestra memoria esta llave maestra
(por ejemplo, empleando el segundo carácter de cada palabra de una frase que
sea especial para nosotros).
5.
Confiar en la biometría
Los
expertos parecen estar de acuerdo que las contraseñas, en un futuro, tendrán
los días contados, y que el acceso a cuentas y perfiles se hará mediante la
biometría, o lo que es lo mismo, emplear patrones de nuestro físico para
desbloquear los accesos. Apple ha universalizado de alguna manera el uso de la
huella dactilar con su sistema TouchID, pero otros gigantes, como Microsoft,
van más allá aprovechando el iris o el rostro para identificar de forma
inequívoca al usuario con Windows Hello. La gran ventaja de los sistemas
biométricos es que son, en la práctica, imposibles de hackear, pero el
inconveniente es que todavía no se ha universalizado su uso en el grueso de los
dispositivos.
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