LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- Carla Bellot, de 25 años, que ha debido vivir el más
indecible de los martirios entre el 1 y 11 de enero que en obscuras
circunstancias permaneció viva en manos de la peor de las vilezas hecha carne
humana, antes de ser ultimada a golpes de barreno, era el sostén de su madre
enferma.
Carla, cuyo asesinato ha lacerado hasta
infundir el terror a la población boliviana, no conoció a su padre, que a
mediados de los "90 fue a rendir la vida y a dejar en la orfandad a sus 5
hijos. Carla, que se dio modos para estudiar contabilidad pública, era la
primogénita.
Mientras las autoridades trataban de
establecer el paradero de Eliot León Fernández, "el monstruo", como
le designan las autoridades y agentes de la investigación para establecer el
paradero de Carla y su novio, Jesús Cañisaire, que desaparecieron como si la
tierra se los hubiere tragado las primeras horas de 2018, después de libar con
unos desconocidos o no tanto en un tugurio que funge de discoteca, La Planta
Baja, encastrado en un calle mustia y degradada en el Casco Viejo de La Paz,
los amigos de infancia y juventud y los compañeros de la agencia de banco donde
trabajaba se preguntaban qué pasó entre el 1 y 11 de enero en que permaneció
con vida.
Los certificados de defunción firmados el
viernes por 3 peritos del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF)
dependiente de la Fiscalía boliviana, revelan que Cañisaire murió el 4 de
enero, es decir fue mantenido en cautiverio, se desconoce en qué estado,
durante 4 días por los hermanos León Fernández, Micaela, Eliot e Israel y el
marido de la mujer, un tal Renzo Cáceres.
La suerte que corrió Bellot es, este
domingo, un enigma de terror.
Lo más probable es que los León Fernández
connividos con otros elementos del hampa, hayan conformado un clan dedicado a
la trata de personas que se mueve en tugurios con fachada de discotecas, además
de lupanares y cantinas de mala muerte que infestan principalmente el centro de
La Paz, donde los asesinatos a punta de puñal o con revólver se han convertido
en una cotidianidad en el último lustro.
La investigación previa al hallazgo de los
cuerpos, el viernes en una bóveda de río, estableció que Micalea abordó a la
pareja --que planeaba casarse-- en el tugurio donde la convenció de compartir
la mesa la noche del domingo 31 de diciembre al lunes 1 de enero pasados, con
sus hermanos y Cáceres. Se escuchan versiones de Carla conocía antes de esa
noche fatídica a Micaela.
Amigos de la pareja sostienen que Bellot y
Cañisaire fueron drogados en el tugurio y que al despuntar el alba, ese día de
Año Nuevo, fueron a dar, con la voluntad reblandecida por los estupefacientes,
a la casa de Micaela y Cáceres.
Según la Policía boliviana, la libación
terminó el momento en que Cañisaire dijo que no bebía más, lo que encendió una
disputa de manos con Eliot.
Tras esto, la borrachera se trasladó a otro
cuarto. Bellot quedó dormida en otra de las habitaciones y fue donde el desbocado
Eliot trató de vejarla.
Cuando Cañisaire trató de defenderla fue
atacado brutalmente con golpe de puño, pie y botella.
Nadie sabe explicar qué le pasó entre ese
lunes y el jueves siguiente en que los León Fernández, posesos, le dieron muerte y, peor aún, a Bellot que
sobrevivió 7 días más a merced del "monstruo", y sus rufianes
familiares, Israel, Cáceres y la misma Micaela. No se descarta la concurrencia
a esa escena dantesca de otros individuos proscritos miembros del clan.
Esto se desprende de la cantidad de
individuos que una noche de entre el 11 y 18 de enero, mientras la Policía
agotaba todos sus recursos para hallarlos con vida y la población seguía el
caso por los medios convencionales y las redes sociales, despejaron el camino
de testigos para llevar los cuerpos de ambos metidos en bolsas de plástico,
amarrados con alambre, hasta dejarlos en la boca superior del embovedado del
Río Orkojahuira, seguros que se desharían fácilmente del cuerpo de su horrendo
crimen.
"Por los datos de ambos certificados
se puede inferir que Carla habría estado con vida tras ser vejada y agredida en
la cabeza. La Policía aún estableció qué hicieron los autores de la muerte
durante casi una semana que la tenían viva", despachó la agencia Erbol.
"El certificado Nº 6375 identifica a Jesús Miguel Cañisaire
Calatayud (25), estableciendo como causa de la muerte hemorragia cerebral,
fractura de huesos craneales y traumatismo cráneo encefálico abierto y un
cuadro general policontuso", "igualmente el Nº 6376 de Carla Bellot
Rodríguez (25), precisa que la fecha de la muerte es de 11 de enero de 2018 por
edema cerebral, hemorragia cerebral, traumatismo cráneo encefálico y un cuatro
policontuso", agregó.
Mientras los servicios de inteligencia bolivianos
rastreaban el paradero de Eliot --lo más
probable un sicópata que tuvo hasta una semana para escaparse-- en colaboración
con la Policía Federal de Brasil, los deudos y amigos de los infortunados
jóvenes fueron a darles sepultura el sábado en el cementerio general de La Paz.
El fiscal departamental de La Paz, Edwin
Blanco, reveló el sábado sin abundar en detalles ni precisar la fuente de su
convicción, que Eliot se fugó a Brasil.
"En este caso hay un prófugo que
aparentemente huyó al Brasil por información de la Policía", manifestó.
Aseguró que los fiscales coordinan las órdenes de aprehensión, tramitando lo
que sería una posible extradición de Eliot", siempre según Blanco.
"Todo eso está en proceso de
ejecución", explicó al hacer conocer esta nueva referencia del prófugo
acusado de asesinato seguido del feminicidio.
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